Amanece este 4 de abril y Cuba celebra dos aniversarios que enorgullecen. De un lado, la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) cumple 57 años entre pañoletas, acampadas y distintivos de secundaria básica. Del otro, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) recibe el día de su cumpleaños 56 envuelta en grandes compromisos y en la preparación de necesarias festividades.

Son dos organizaciones imprescindibles en la historia de Cuba, dos agrupaciones políticas que se dan la mano y en cierto punto se integran en una carrera de relevos. Ambas tienen sus objetivos y sus intereses, pero al final se mezclan para enfocarse en el proceso de crecimiento humano de sus miembros, que no es más que proyectarse hacia la consolidación de un proyecto de país.

La OPJM tiene también el reto de parecerse a los jóvenes de este tiempo

El surgimiento de ambas tiene el sello de histórico. En medio del complejo proceso de ruptura y reestructuración social que sobrevino luego del triunfo de la Revolución Cubana, la OPJM y la UJC llegaron como expresión de la necesidad de defender la Patria desde todos los espacios posibles. En ellas, la educación y la política forman parte también de la formación del hombre nuevo. Así lo decía Fidel hace más de 40 años:

“En la organización de pioneros se empieza a formar el hombre revolucionario, se empieza a formar el hombre comunista. Toda la atención que le presten el Partido y la Juventud a la organización de pioneros nunca será excesiva. La Revolución ha prestado, presta y prestará el máximo apoyo a la educación y a la formación de nuestros niños, porque ellos son el futuro del país”.

Una idea similar giró en torno a la creación de la UJC. Ante un sector que promovía el anticomunismo en el país, era necesario crear una organización de vanguardia que agrupara al amplio grupo de jóvenes dispuestos a sustentar el futuro de la Isla. Desde aquel 4 de abril de 1962, ese ha sido su gran objetivo.

Como tantas otras organizaciones cubanas, la UJC está presente en los más importantes sucesos de la vida política, económica y cultural de la nación. A veces como una de sus metas, pero otras porque son tantos sus miembros que resulta difícil no encontrarlos casi de manera espontánea en un teatro, en una empresa, sobre un terreno deportivo o en alguna plaza de la Isla. En ella, la juventud y la fuerza invaden cada espacio.

La participación en los espacios de debate es otra de las ventajas de los jóvenes cubanos

Con ese ímpetu llegan la OPJM y la UJC a sus cumpleaños. La primera, envuelta en el desafío de apoyar el Tercer Proceso de Perfeccionamiento de la Educación Cubana. La segunda, con el reto mayor de continuar a la vanguardia en la construcción del Socialismo y enfrentar los peligros impuestos por las injerencias externas y los olvidos de dentro.

Muchas son las exigencias del futuro. Trabajar en la actualización del modelo económico y social del país, evitar el inmovilismo, la apatía y la ineficiencia resultan primordiales. Sin embargo, tomar parte activa en la batalla cultural de estos tiempos —contienda ideológica al final—, no ceder ante falsos paradigmas y trabajar con inteligencia y sin dogmatismos son también imprescindibles para mantener el rumbo.