Quienes la conocen la consideran una profesora consagrada al magisterio, de esas que disfrutan el espacio del aula, la interacción con sus estudiantes y el amor por tizas y el pizarrón, por el  arte de educar.

La Ms. C. Bárbara Tristá Álvarez es una pedagoga reconocida dentro del claustro y los esudiantes de la Facultad de Educación Infantil de la Universidad Central “Marta Abeu” de Las Villas. Una profesora que se considera ante todo maestra.

Una madre que ha sabido sobrellevar los obstáculos de la vida y ha crecido ante las dificultades profesionales y familiares. Madre trabajadora, profesora integral, activista del trabajo con los jóvenes y la familia vanguardia en la actividad sindical, una mujer que después de 45 años siente la misma energía en su trabajo.

Usted posee 45 años de experiencia en la educación ¿Cómo inició en esta carrera?

Yo me gradué como maestra primaria y ejercí como tal tres años. Luego me traslado hacia la Escuela Pedagógica, donde me mantuve durante 18 años, hasta que desaparece esta escuela. En ese entonces me incorporo al Pre Pedagógico hasta el 2008 cuando llego a la entonces universidad de Ciencias Pedagógicas, hoy facultades de educación de la UCLV.

Aquí paso unos años, me jubilo y luego regreso como profesora reincorporada. Siempre me atrajo la formación del personal docente.

¿Quiénes influyeron en la vocación pedagógica de Bárbara?

Mi papá tuvo un noveno grado después del truinfo de la Revolución y él siempre tuvo ese deseo que su hijas fueran maestras. Esa máxima de mi padre la he tenido presente durante toda mi vida y es la que me alimenta las energías de trabajo.

Asimismo, el ejemplo de mis maestros primarios resultó determinante, así como los de las enseñanzas posteriores. Yo me formé como psicopedagoga por mi profesora de Psicología. Siempre aspiraba a ser como ella, pues uno se va ensayando patrones y paradigmas.

Usted es una profesra reconocida por la relación con sus estudiantes y la FEU. Una relación que a veces rompe cánones tradicionales…

La juventud me atrae mucho, en la facultad, la FEU me ha declarado una de sus asesoras, me otrogaron la distinción Alma Mater. Yo comparto con ellos y participo en todas las actividades que ellos realizan. Si hay que visitar un alumno lo visito, si hay que ayudar lo hago sin ningún problema. Cuando usted ve a los muchachos creando y construyendo uno se crece.

La relación con mis estudiantes es muy dinámica para uno sentirse joven tiene que estar a su lado; y los muchachos de la facultad mueven a uno. En el afecto, el respeto y el cariño se puede fomentar buenas relaciones alumno – profesor; yo me formé bajo esta visión, y la mantengo.

Nunca me he imagniado una relación distante de los profesores con sus estudiantes. Sí te digo, siempre bajo las normas del respeto. Y esa relación tan estrecha me sirve para saber que piensan, cuáles son sus aspiraciones, cómo ven determinados fenómenos, y eso me sirve de retroalimentación para después saber hacia donde dirigirlos contenidos.

Usted es vista como una profesora muy entusiasta dentro del claustro de su facultad ¿se considera Bárbara así?

Yo no tengo límites de llegar temprano o irme tarde, mientras la salud nos acompañe hay que hacer todo lo que sea posible. Toda mi vida me he caracterizado por ese activismo. Mi mayor estímulo por la mañana es cuando sunea el reloj y me levento y voy para el trabajo bien temprano. Por eso siempre estoy en todas las actividades de la facultad, ya sea de la FEU, el sindicato, lo que sea. Yo soy ante todo maestra.

Cuando yo me jubilé estuve solo 6 meses en la casa y tuve que reincorporarme porque sentía la necesidad de ese ajetreo diaro, constante.

¿Cuántos retos entraña ser una mujer profesional?

Eso resulta un reto fuerte, y más aún cuando he tenido que cumplir las funciones de mamá y papá, en la crianza de mi único hijo. Fue una tarea difícil, pues nunca descuidé mi vida profesional y viví momentos duros; pero mi hijo ha recibido en gran medida la influencia de esa disciplina pedagógica.

Sin dudas, la pedagogía me ayudó mucho en la formación de mi hijo a la hora de tomar decisiones, de analizar los problemas, de comunicarse; me ayudó a formar a mi hijo como un hombre de bien  que aporta a la sociedad desde su posición.

Hoy me siento orgullosa, porque mi hijo aprendió de la responsabilidad, hizo su carrera, ha constriudo su familia y me ha premiado hasta con una nieta, a la que ahora de alguna manera también ayudo a formar.

¿Qué importancia le concede a la formación de profesores y maestros  en la Cuba de hoy?

Es determinante, para seguir con nuestro proyecto social cubano tenemos que garantizar esos docentes que respondan a las exigencias de los momentos actuales. Sin educación no hay Revolución porque todo pare de la enseñanza, todos tenemos que pasar por las manos de un maestro antes de ser alguien en la vida.

Para seguir creciendo y hacer obras de infinita bondad para Cuba y la humanidad se necesitan maestros capaces de preparar, educar e instriur a los cubanos en los ideales de nuestro proyecto.

¿Cuánto impactó la Revolución desde su punto de vista en la inserción de las mujeres y las madres en la vida social del país?

Las mujeres han estado presentes en todos los procesos que ha desarrollado la Revolución desde sus inicios, dando el paso al frente ante todos los llamados y convocatorias. En la pedagogía específicamente siempre han existido más mujeres que hombres por ejemplo.

Nadie puede negar que la Revolución transformó la realiad social de las mujeres, dándole el papel protagónico que se merecen. Y creo también, que la mujer cubana ha sabido esquivar todo tipo de obstáculos y dificultades durante la construcción de nuestro proyecto y eso la ha fortalecido y exaltado mucho más.

¿Cuáles considera sean los retos actuales de la educación cubana?

El trabajo educativo es esencial para lograr todo lo que se aspira en esa formación integral de las nuevas generaciones. Hay que trabajar en el aspecto moral, en lo político ideológico, en la cualidades que deben caracterizar a nuestro jóvenes a nuestro pueblo.

Esto constituye un reto importante a continuar desarrollando y perfeccionarlo en todas sus airstas. También, hay que mejorar el trabajo metodológico, la superación y la investigación que son los que ofrecen las herramientas para la formación de los profesionales.

Seguramente en su carrera han existido momentos dificiles ¿Verdad?

El momento más dificil resultó cuando se desintegra la Escuela Pedagógica porque allí estaba todos mis amestros el claustro era la escuela donde pasé varios años de mi vida. En el país existia una situación compleja con el período especial que conllevó al cierre de este escuela, pero fue un cambio muy duro.

Otro aspecto muy duro para mi lo constituye el hecho que jóvenes que se gradúen del magisterio no quieran ejercer y pidan la baja y vayan a trabajar a otros sectores, con la gran necesidad de maestros que posee nuestro país.

La mayor satisfacción para usted debe ser cuando sus ex alumnos la ven en cualquier parte y la reconocen ¿Esa sin dudas es la mayor satisfación de un educador?

Los otros días una persona me dijo: yo tengo que agradecerle que mi hijo se haya formando como maestro gracias a usted, y de eso han pasado ya 40 años. Las palabas son pocas para describir la emoción cuando una recibe este tipo de gratificaciones de esos que fueron su alumnos.

Esos muchachos me los encuentro todos los días en la calle , el barrio y el trabajo; y cuando te dicen profe cuantos años, profe yo fui su alumno, eso se convierte en una medicina para el alma.

Por ejemplo en Corralillo tengo un grupo de muchachos y muchachas que fueron mis estudiantes; ellos me invitan a sus casas y cuando se enteran que Bérbara está por allá pues todos me van a ver y son momentos geniales para mí.