Hoy conmemoramos el Día Mundial de la Tuberculosis en reconocimiento al Dr. Robert Koch que un 24 de marzo de 1882 dio a conocer al mundo el descubrimiento del agente causal de la enfermedad el “bacilo de la tuberculosis”. Han pasado desde entonces 135 años, sin embargo, la tuberculosis sigue causando dolor y muerte en el mundo entero y en las Américas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto para el 2017 el esperanzado lema: “Unidos para poner fin a la tuberculosis. Juntos lo lograremos”.

¿Qué debemos saber sobre la TB?

La tuberculosis (TB) es una enfermedad que se transmite por vía aérea, al igual que el catarro común. Sólo transmiten la infección las personas que padecen tuberculosis pulmonar (TBp), ya que al toser, estornudar, hablar, reír, cantar o escupir, expulsan al aire los gérmenes de la enfermedad, conocidos como bacilos tuberculosos. Basta inhalar una pequeña cantidad de bacilos para contraer la infección. Afecta por lo general a los pulmones, pero puede comprometer otras partes del cuerpo, como el cerebro, los riñones o la columna vertebral. Si la enfermedad no es tratada puede causar la muerte.

¿Cuál es la diferencia entre la enfermedad y la infección de TB?

Las personas enfermas por la TB, presentan gran número de bacilos tuberculosos que se encuentran activos en su cuerpo. Por lo general, presentan uno o más síntomas de la enfermedad. Estas personas pueden transmitir los bacilos a otros. La enfermedad puede causar daños permanentes en el cuerpo y hasta la muerte. Se administran medicamentos que pueden curar la enfermedad a esas personas.

Las personas infectadas por la TB también tienen los bacilos tuberculosos que causan la enfermedad en su cuerpo. Sin embargo, no están enfermas porque no tienen tantos bacilos o los mismos permanecen latentes (dormidos) en su cuerpo o tiene capacidad inmunitaria para controlar su multiplicación y no desarrolla la enfermedad. Estas personas no pueden transmitir los bacilos a otros. Aún así, estas personas pueden contraer la enfermedad en el futuro, especialmente si pertenecen a uno de los grupos de alto riesgo. Las personas que presentan la infección de la TB pueden tomar medicamentos para prevenir esta enfermedad.

De acuerdo con un artículo publicado en el periódico Granma en el año 2015, estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ubican a la tuberculosis (TB) como la segunda infección más letal en la población adulta en el mundo, después del Sida. Más mujeres mueren cada año debido a este padecimiento que por causas maternas, y solo en el 2013 más de medio millón de niños contrajeron TB, y cerca de 80 000 fallecieron.

Las capacidades de diagnóstico de los países no se corresponden en su mayoría con el alto número de infestados, una de las razones por las que la OMS coloca entre las prioridades de su agenda el llamado a los sistemas de salud y gobiernos a concatenar esfuerzos para eliminar este flagelo hacia el 2035.

En Cuba, de acuerdo con el doctor Antonio Marrero Figueroa, coordinador del Programa Nacional de Tuberculosis y de las Infecciones Respiratorias Agudas del Ministerio de Salud Pública, la tasa de infección por TB en Cuba es de 6,9 por cada cien mil habitantes, unos 700 casos nuevos por año; “cifra que si bien sigue siendo baja teniendo en cuenta los riesgos potenciales de infección de esta enfermedad, aún muestra cuánto resta por avanzar en educación de salud y percepción de riesgo en los individuos, la familia y la comunidad”.

La Tuberculosis es una enfermedad evitable y curable si es detectada y tratada temprano. La mayor incidencia se ubica en las personas mayores de 40 años y en los niños es poco frecuente. Se considera que puede llegar a ser curable, aunque todavía quedan rezagos de estigma y discriminación hacia estas personas. Asimismo, el hábito de fumar, la inmunosupresión  y en especial la asociada al VIH, constituyen importantes factores de riesgo para su aparición.

En ese orden, la adherencia al tratamiento y el cumplimiento de las medidas de tratamiento prescritas por los doctores son esenciales. Aunque tal y como señala el Dr. Edilberto González Ochoa, profesor e investigador del Instituto Pedro Kourí, y presidente de la Sociedad cubana de Higiene y Epidemiología, insistió en la necesidad de evolucionar desde una percepción de riesgo “hacia un cambio de conducta o conciencia de riesgo, del deber social que tenemos ante conocer el problema, ayudar a la gente y evitar el contagio”.

Hoy cuando se acerca otra jornada de enfrentamiento a la TB, es preciso reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos todos de evitar que las personas enfermen, por lo que en todos los esfuerzos por controlar la enfermedad debemos participar todos.