Humanidades presenta Diez razones para leer una novela policiaca, segura de que los lectores sabrán apreciar divertimento en un género que también ha sido diseñado para reflexionar. 

El periodista Rafael Grillo, en el artículo Se buscan detectives para el policial cubano, asegura que el estilo hard boiled de Raymond Chandler y Dashiell Hammett ha sido superado por el género negro de la posmodernidad, donde los investigadores asimilan las más variopintas formas: abogados, periodistas, médicos forenses, criminales, ciudadanos comunes en apuros, testigos en el lugar equivocado, entre otras. No obstante, resulta válido echar una mirada a los clásicos del género; más hoy, cuando los años gloriosos de la novela policial cubana se miran con nostalgia.

1-Chandler, padre fundador de la novela negra junto a Hammett, posee en su haber una vasta colección de títulos de renombre, casi todos publicados en las editoriales de nuestro país. Entre ellos: El largo adiós (1953), El sueño eterno (1939) y Adiós, muñeca (1940); obra sobre la cual pretendemos detenernos en esta ocasión.

2-Como en las entregas anteriores, la narración se logra a través de la mirada del detective Philip Marlowe, quien tendrá que utilizar toda clase de artimañas, ya sean legales o ilegales, para desenrollar cada zancadilla que le va poniendo una sociedad corrompida e inescrupulosa.

3-Una de las caracterizaciones más completas de Marlowe la hace el propio detective en El largo adiós: «Soy un investigador privado con licencia y llevo algún tiempo en este trabajo. Tengo algo de lobo solitario, no estoy casado, ya no soy un jovencito y carezco de dinero. He estado en la cárcel más de una vez y no me ocupo de casos de divorcio. Me gustan el whisky y las mujeres, el ajedrez y algunas cosas más. Los policías no me aprecian demasiado, pero hay un par con los que me llevo bien. Soy de California, nacido en Santa Rosa, padres muertos, ni hermanos ni hermanas y cuando acaben conmigo en un callejón oscuro, si es que sucede, como le puede ocurrir a cualquiera en mi oficio, y a otras muchas personas en cualquier oficio, o en ninguno, en los días que corren, nadie tendrá la sensación de que a su vida le falta de pronto el suelo.»

4-Muchos fueron los actores que representaron a Marlowe en la gran pantalla: Humphrey Bogart, George Montgomery, Robert Mitchum, Elliot Gould, James Caan y James Garner. Sin embargo, el creador del personaje aseguró que, para él, Cary Grant hubiera sido el mejor representante de la imagen del investigador.

5-El recurso del narrador explícito permite al lector adentrarse en la subjetividad del protagonista de Adiós, muñeca y descubrir el contraste entre el Philip Marlowe que cuenta y el Philip Marlowe que cuida cada palabra para obtener de sus entrevistados las informaciones pertinentes.

6-Existe en el texto un empleo casi abusivo del símil. No obstante, para nada resulta un problema en la lectura de la obra, sino todo lo contrario. De esta forma, el autor hace gala de su creatividad.

7-La trama comienza cuando Marlowe conoce a Moose Malloy, un hombre alto y grande pero que no mide «más de dos metros ni es más ancho que un camión de cerveza, que se viste de una manera que lo hace pasar tan desapercibido como una tarántula sobre un pastel de merengue y que siempre necesitará una afeitada

8-Malloy busca insistentemente a Velma, motivo por el cual Marlowe termina presenciando un asesinato en el bar Florian. A partir de este hecho se desarrolla la historia de Adiós, muñeca.

9-«El crimen, en sí, no es nada. Con solucionar el crimen no se logra nada», parece decirnos el escritor norteamericano. Chandler expone, a través del conflicto policial, la crisis moral y económica del Estados Unidos de América de la primera mitad del siglo XX.

10-En Adiós, muñeca, como en la vida misma, los buenos no son los polis ni los malos, los criminales. Y es que así es la novela negra: un istmo entre lo intelectual y lo mundano; el género que convirtió al policiaco en literatura.

Miguel Ángel Castiñeira García, estudiante de Periodismo