Diez razones para leer El libro uruguayo de los muertos de Mario Bellatin (Ciudad de México, 23 de julio de 1960)

Con el pretexto de promocionar los valores del texto nuestro latinoamericano

¿Por dónde comenzar a promocionar un libro con semejante título? ¡Qué no cunda el pánico!, El libro uruguayo de los muertos no es un drama ni nada semejante, se trata de un libro que pone a nuestra inteligencia en jaque mate.

  • Un modelo de escritura con el que el lector se puede identificar rápidamente, los límites entre ficción y realidad entran en juego y pareciera estarse leyendo el cuento raro de la vida de un autor que se hace personaje. De ahí que asistamos a la correspondencia íntima que Mario Bellatin, autor o personaje, da igual, sostiene con una amiga del otro lado del mundo, matiz que provoca en la lectura un tono de relato cotidiano.
  • Correspondencia, sí, pero no ha de pensarse en carta panfletaria decimonónica sino en breve y resumidos pasajes de correo electrónico, forma literaria que hace de cada cuento un fresco comentario a modo de boconada de aire.
  • ¿El estilo?, muy coloquial, Bellatin pareciera estar hablando con miles de lectores separados a millones de kilómetros y unidos a través de ordenadores electrónicos, como si se tratase de un ciudadano del mundo, «generación del milenio» prefieren nombrar otros.
  • Les doy un dato curioso, Mario Bellatin vivió en nuestra isla entre los años 1987 y 1989, debido a una beca para estudiar en la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de los Baños. De ahí que su interés por la realidad cubana, se encuentre magistralmente relatada en El libro uruguayo de los muertos. Uno de los relatos más interesantes narrados en el libro transcurre en nuestra capital de la mano con el escritor Sergio Pitol, quien acompaña a Bellatin en su peripecia por el malecón y otros circuitos de la ciudad donde pretenden negociar algunos precios a través de toallas.
  • La fotografía juega un papel importante dentro del método de creación de Mario Bellatin, la concreción de episodios dados a partir de la efímera concreción dramática de la instantánea, articula una obra literaria que es prácticamente un collage de muchas pequeñas ilustraciones que van construyendo una película con ricas historias de vida.

Y ahora ofrecemos algunos datos que nos permiten valorar a Mario Bellatin y a El libro uruguayo de los muertos entre lo más pegado dentro de la producción literaria latinoamericana actual:

  • El libro uruguayo de los muertos ganó en el 2015 el prestigioso Premio de Narrativa José María Arguedas de Casa de las Américas. De ahí que usted pueda adquirir el volumen en una edición fresquecita que venden en la librería ubicada en la Casa de Cultura del Parque Leoncio Vidal en nuestra ciudad de Santa Clara.
  • Mario Bellatin es una figura destacada por múltiples razones, su texto Salón de belleza es un éxito total de público y se encuentra ubicado en el número 19 de la lista de los mejores 100 libros en lengua castellana de los últimos 25 años. La misma ha sido seleccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles.
  • Bellatin sostiene un espacio para fomentar la enseñanza del ejercicio literario interesante por su enfoque y sistema de trabajo, se conoce como la Escuela Dinámica de Escritores y por ella han pasado figuras importantes de la literatura latinoamericana como Jorge Volpi, Alvaro Mutis, José Manuel Prieto y Carlos Monsiváis
  • El propio Bellatin, a quien podemos considerar una escuela o cátedra viva en lo que a formación de talentos literarios respecta ha declarado en una entrevista en qué consiste su método de enseñanza: En dos años vas a ver a 80 maestros, 80 creadores, los más importantes escritores mexicanos, artistas de otras áreas y un invitado de afuera todos los semestres. La Escuela tiene una dinámica muy libre dentro de un sistema a su vez muy riguroso, pues nosotros ponemos las reglas para conseguir ciertas cosas y los maestros ponen el contenido. Lo que buscamos es cómo se puede dar una plática literaria con Alvaro Mutis sobre su autor preferido, o Sergio Pitol hablando sobre un cuento que tradujo de Chejov. Con las otras artes enfatizamos la práctica para conocer cómo narra la fotografía, la danza o la escultura, descubriendo sus códigos. Es una suerte de anti-taller.[1]
  • No encontramos mejor razón para adentrarnos en El libro uruguayo de los muertos que la posibilidad de conocer en su justa medida a un autor, que tiende a escribirnos una historia prácticamente sin trama donde el texto ha de ser capaz de construir una realidad suficientemente autónoma y original. Asistimos, por tanto, a una experiencia que se torna en alternativa, que trae la vacua progresión de aparentes motivos vacíos: distintas razas de perro, la obsesión por una supuesta copia de Frida Kahlo, los muñecos del malecón, los masajes que da un ciego en las profundidades del metro y la apretada agenda de un literato.

Por: Alejandro Castro Rodríguez

[1] Entrevista al diario argentino Página 12, 19 de septiembre de 2004. https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-1235-2004-09-19.html