Han pasado 41 años desde que decidieron unir sus vidas. Mucho en común mantiene esa pareja de 61 años ella, y 66 él, sobre todo, ese amor signado por los predios universitarios que fructificó para formar una bella familia, próxima a crecer en un ambiente fraternal y tranquilo.

«Nos conocimos precisamente por ser vecinos de la Universidad. Hay una diferencia de unos añitos entre los dos, no tan importante, pero la hay. Ella es más vieja (Risas). En realidad, yo le llevo cinco años. Cuando la conocí yo trabajaba en la Universidad y ella estaba en la Secundaria Básica, en 10mo grado. Nos casamos en el período en el que ella entraba a la UCLV. Hizo toda la carrera universitaria ya casada conmigo y posteriormente se quedó trabajando aquí igual que yo, pues nos mantuvimos viviendo en el Reparto, muy cerquita de aquí», manifestó Edildo Ortiz Santos con una sonrisa pícara en el rostro mientras recordaba sus inicios con María Maritza Guerra Llanes, quienes representan la viva estampa de una pareja que conserva la ternura a pesar de la dureza de los tiempos, y que mantiene la esencia de un amor que nació para demostrar que cada ser humano tiene su media naranja si la sabe encontrar.

¿Quién buscó la relación?

(Edildo) Yo. En ese tiempo ya era un poco más maduro. Vivíamos relativamente cerca, casi que en frente. Empezamos a chocar en el transporte y en diferentes espacios, independientemente de vernos en el barrio. A la familia de Maritza siempre le caí muy bien por mi forma de ser. Empezamos una relación muy natural y espontánea. Todo nos favorecía, incluso sus compañeras del pre que eran mis compañeras.

Además, lo más importante, Maritza siempre ha sido muy buena y muy bonita. En aquella época era una joven muy humilde, sencilla, sin egoísmos. Teníamos afinidad en ese sentido. Empezamos conversando un día, después otro, y luego sin darnos cuenta comenzamos a hablar de temas relacionados con el amor y las pasiones, nos hicimos novios por casi cuatro años. En aquella época el novio era una categoría para llegar al matrimonio. Por suerte a nosotros no nos apretaron tanto, pero siempre funcionamos sobre la base del respeto y de actuar correctamente.

(Maritza) Desde el inicio vivimos con mis padres. Mi mamá falleció y tuve que hacerme cargo de la casa empezando la carrera de Licenciatura en Economía, Especialidad de Contabilidad, en la Universidad. Vivíamos con mi papá, que se enfermó y lo atendimos durante 8 años, mi hermano, que después se casó, y Edildo. He vivido siempre en los alrededores de la UCLV y toda mi infancia la hice aquí dentro.

Su matrimonio a los siete años tuvo frutos…

(Edildo) Tuvimos un bebé, Erik, en 1984. Puedo decirte que es el orgullo de la familia, es nuestro único hijo, que siguió nuestros pasos pues estudió en la Universidad y se graduó de Telecomunicaciones. Es doctor en Ciencias en esa especialidad desde los 30 años y es profesor de la Facultad de Eléctrica y Vicedecano. A su vez se casó con una profesora de la Universidad, psicóloga y doctora también ya, ahora vamos a tener un nieto.

(Maritza) Desde que se casó con mi hijo comenzó a formar parte de la familia y en estos momentos es una hija. Ya tenemos dos hijos. Somos muy unidos y nos ha servido de mucho haber estado en la Universidad, estar vinculados a colectivos de trabajo muy buenos. En lo personal he tenido en la Facultad de Mecánica mis mejores compañeros, mis mejores amigos, somos una familia. Eso también ha contribuido a mi formación.

¿Cuánto le ayudó a su formación profesional y humana unirse a Maritza?

(Edildo) El hecho de haberme casado con Maritza me ayudó muchísimo en mi formación intelectual, pero sobre todo, en mi vida. Fue una relación seria de dos personas que sabíamos lo que queríamos y que teníamos cierto nivel intelectual en distintas especialidades. Ella, en la economía y la contabilidad y yo, en la Ingeniería Mecánica. En realidad, siempre nos complementamos. Maritza como auditora recurrió y todavía recurre a mí en muchas ocasiones para saber sobre aspectos relacionados con alguna actividad técnica. Igualmente yo recurro a Maritza para problemas económicos que se presentan y debo resolver.

La convivencia familiar…

(Edildo) Nos ha unido cada vez más. Ya somos más que marido y mujer, la familia más cercana. Podemos pensar el uno por el otro. Solamente de mirar a Maritza sé que está pensando, qué opina, si se siente mal, si está preocupada o enferma. El hecho de vivir juntos hace que uno se vaya compenetrando demasiado. Quizás en ese sentir también influya que nos hemos separado pocas veces en la vida y las veces que ha ocurrido ha sido por tiempos muy cortos, a lo sumo 4 o seis meses, por cuestiones de trabajo.

Hablando de trabajo…Maritza, usted se desempeña como auditora desde hace más de 30 años en la UCLV, y Edildo trabaja en la Comisión de Ingreso desde hace aproximadamente 8 años. ¿Cómo uno ha asimilado la actividad del otro?

(Maritza) Imagínate, la actividad de auditoría interna es una actividad preventiva, de apoyo a la dirección universitaria y es muy sacrificada. Es más importante que los auditores de dentro detecten alguna deficiencia a que lo detecten de fuera. He participado en más de 200 auditorías en los más de treinta años de trabajo. Muchas han sido aquí dentro de la UCLV, pero otras han sido en varias universidades del país. Yo me pasaba días fuera de mi casa. Tenía a mi papá enfermo y el niño pequeño, y Edildo tenía que asumir. Igual pasaba cuando tenía que asistir a los talleres de capacitación en La Habana.

(Edildo) Maritza, como trabajadora no dejaste de cumplir ninguna actividad por alguna dificultad en la casa. Eso va saliendo sin uno proponérselo, sin estar en algún lugar escrito, es un proceso natural. Funciona como un mecanismo normal, porque siempre que hay una oportunidad de crecimiento no negamos la superación ni de uno del otro. En eso influye la mentalidad de cada uno de ser profesionales, y mi hijo y su esposa son iguales a nosotros.

La UCLV ha sido el centro de trabajo de sus vidas…

(Maritza) Desde que me gradué en 1982 trabajo aquí, siempre en actividades relacionadas con la auditoría. El trabajo del grupo al que pertenezco ha contribuido a que la UCLV salga bien en las evaluaciones, las auditorías externas. Desde el 82 hasta la fecha he tenido cinco rectores, he estado subordinada directamente al rector, solo que cuando empecé en la dirección económica, que radicaba en Las Antillas, nos subordinábamos directamente al Director de Economía.

Me jubilé el 30 de enero del año pasado y me volví a contratar, pero continúo relacionada no como auditora, sino trabajando en el mismo grupo de auditoría interna de la UCLV. Ahora mismo estamos terminando una auditoría que se le hizo a la convención internacional. Es importante saber cuáles fueron los problemas que tuvieron, para que las malas experiencias no se repitan.

Tenemos un grupo prestigioso que ha sido siempre el más destacado del país, durante muchos años, hacíamos programas de auditoria para verificar determinadas actividades. Solo dos de los compañeros se jubilaron y hemos logrado mantener el grupo contra viento y marea, desde el 2008 empezamos con adiestrados de la Facultad de Economía y una de ellas está ahí, ahora tenemos dos incorporaciones nuevas de estudiantes que ya están inscritas en el registro de auditores de la República de Cuba llevamos casi 30 años con el grupo formado y un trabajo sistemático.

Hemos participado en muchas auditorias en muchas universidades en las diferentes provincias del país. Participamos como jefes de grupos de las auditorías a otras universidades. Siempre contamos con la confianza del ministerio y hemos tenido apoyo siempre también de esta universidad. Siempre hemos sido escuchados.

(Edildo) He vivido siempre en los entornos universitarios. Hice mi primaria, secundaria y universidad aquí dentro. Empecé a trabajar en la Universidad en el 1972. Estudié Técnico Medio en Mecánica y luego trabajé dos años en el Central Carlos Baliño. Aquí me incorpore al trabajo y estudio en la universidad en la Facultad de Mecánica donde he estado hasta hoy. Me gradué como ingeniero mecánico en esta Universidad, a la que he dedicado mi vida entera. Siempre he estado vinculado mediante la docencia a la Facultad de Mecánica, aun después del año pasado que me jubilé y volví al aula y a la Comisión de Ingreso.

Desde hace aproximadamente 8 años trabajo en la Comisión de Ingreso, pero anteriormente por cuestiones de necesidades y por determinadas misiones que asumí trabajé en la Dirección de Mantenimiento y luego en la Dirección de Transporte dentro de la institución. En todos los lugares di lo mejor de mí y disfruté mucho mi trabajo y mis compañeros.

Prácticamente nací dentro de la Universidad. Creo que aquí hay poca gente que ha tenido la dicha de haber cursado la primaria en la UCLV, que en aquel entonces estaba en el edificio de la U y el pedagógico realizaba sus prácticas con nosotros. Usábamos todas las instalaciones de la UCLV. Yo estoy jubilado y me mantengo en ingreso y Aun colaboro con la docencia en la facultad.

¿Cómo es un día normal en sus vidas entre el trabajo y la casa?

(Maritza) Yo vengo temprano en la mañana hacia la Universidad y en todo momento vengo disfrutándola. No tengo una cosa más linda que esta universidad, para mí es la más linda de Cuba. Quizás sea porque la vida universitaria para nosotros comenzó desde muy temprano. Después hago mis tareas en el U4 y por la tarde regreso a la casa.

(Edildo) En el trabajo cada cual se dedica a sus funciones y a su colectivo laboral, ni siquiera almorzamos juntos, pues ella trae el almuerzo de la casa por la delicadeza de su estómago y yo prefiero ir a almorzar al comedor, sin embargo, nos identifican a uno con el otro, son muchos años.

Por lo demás es un corre corre tremendo muchas veces, otras veces normal. Solo puedo decirte que a nosotros nos gusta sentarnos todos a la mesa a la hora de comer, nos esperamos los cuatro por tarde que sea.

También tenemos un espacio para hacer tertulia, conversar de determinados temas, de las peripecias del día en el trabajo. Los cuatro trabajamos en la universidad y cuando llegamos nos sentamos a conversar mientras hacemos café.

Las tareas de la casa son de todo el mundo, la limpieza también. Cuando tenemos que cocinar los hombres, lo hacemos sin problemas. Pero además limpiamos el patio y hacemos las tareas pesadas. Nos ayudamos entre los cuatro, tanto en la parte laboral como en la casa. Siempre estamos juntos.

Edildo, a sus 66 años es elegido por primera vez delegado a la circunscripción

(Edildo) A estas alturas estoy asumiendo el reto de ser delegado del Poder Popular, gracias a la solicitud de mis compañeros. Estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo. Ya DE HECHO soy delegado a la Asamblea Municipal del poder popular, las gestiones con el barrio comienzan ahora ya pasamos seminario de formación para prepararnos para la actividad, reuniones, se sacó el Presidente del Consejo Popular que agrupa ocho circunscripciones y ocho delegados. Pertenezco a una comisión de trabajo que atiende la parte de alimentaria.

¿Qué sienten como matrimonio a estas alturas?

(Edildo) Te puedo asegurar que nos queremos mucho, quizás no de la misma manera de antes. Pero nos queremos, nos preocupamos por el problema del otro, somos más que un matrimonio una familia consolidada. A veces hay escases y aun así cuando no hay algo resolvemos la situación con la comprensión para liberar tensiones, y eso demuestra cariño.

Se mantiene la relación, pero mucho más acabada y nos vamos a seguir queriendo porque vamos a durar 120 años. El cariño no se dice, se demuestra y nosotros nos demostramos a diario cariño y comprensión y respeto.

El matrimonio no puede estar separado del contexto donde se vive, hay cosas más íntimas, de momentos, pero un entorno en el que se desarrolla esa relación, sus conocidos, amistades son los míos y cada cual tiene sus relaciones sociales y las respetamos.

¿Cuál ha sido la fórmula para mantenerse juntos al cabo de tantos años?

(Edildo) Independientemente del amor que siempre nos hemos tenido, la familia. Los dos tenemos una familia que no es muy grande. Son pocos tíos, un poco más de primos en el caso mío. Maritza tiene una familia todavía más cortica que la mía. Pero han sido muy unidas y eso es lo más importante, hemos tenido el apoyo de todos y hemos sido una gran familia.

El hecho de contar con familiares tan buenos hace que uno quiera seguir reproduciendo ese cariño, no solo en las personas que queremos sino también en el ambiente que nos rodea. Por eso mi colectivo laboral también es mi familia y todos los compañeros de trabajo que he tenido, igual. Me ha ayudado mucho el ser cariñoso, cuidadoso con las personas, ayudar a todo el que lo necesite; son cosas que me vienen desde niño y a Maritza le pasa como a mí.

Nuestros padres no fueron profesionales, pero eran personas que tenían excelentes valores humanos, eran muy respetuosos, educados, revolucionarios, con prestigio. Por cierto, el padre de mi esposa y el mío trabajaron en la Universidad. El mío fue fundador prácticamente, pues comenzó a trabajar aquí en 1951.

Soy de los que piensa que esos factores contribuyen a mantener el matrimonio, porque se logra una formación de seriedad, responsabilidad, compromiso con el entorno. Ya llevamos más de 40 años juntos, en julio cumplimos 41.

Maritza, si tuviera que aplicar la función de auditora, ¿Cómo evaluaría a su esposo?

(Maritza) Como parte del trabajo universitario no puedo evaluarlo porque tenemos una relación de afinidad y las normas no permiten que lo evalúe. Pero si lo evalúo en la vida es un excelente esposo y maravilloso padre.

(Edildo) Yo me considero muy bueno hijo primero que todo. Ya no tengo a mis padres. Pero cuando los tenía yo era la confianza de la familia antes y después de casado, porque fui el primer profesional de mi generación. Hasta mis abuelos me consultaban algunas decisiones. Por eso tengo hoy el hijo que tengo, lo atendí como mi papá me atendió a mí, con respeto, seriedad y rigor. Fui un poco fuerte en momentos porque no tenía concesiones ni prebendas y salió muy buena persona e hijo, es muy querido por sus compañeros, por sus vecinos. Es lo mejor que me ha pasado.

Los momentos de alegría todos los compartimos, pero en los momentos de dificultad es donde nos hacemos fuertes si nos queremos. Hemos demostrado que hay experiencias y habilidades para resolver cualquier problema siempre que estemos juntos.

Después de jubilados Edildo y Maritza volvieron a sus filas laborales, pues se consideran aptos para seguir contribuyendo al desarrollo de la Universidad, de la misma forma que continúan alimentando ese sentimiento hasta que la muerte los separe a los 120 años de vida.