Hace 170 años (173, este 2018) de aquel noviembre en que Marta vio la luz por vez primera. No imaginaba Cuba la dicha enorme que le sobrevendría en esta mujer: patriota, benefactora, excelsa, generalísima dispuesta a dar la última peseta si fuera necesario por la independencia, por la obra revolucionaria.

Pensar en Marta es fácil. Es suficiente recorrer las calles de su Santa Clara, pues es de ella esta ciudad templo a “La Caridad”, culta, animada como pocas, a la que regaló numerosas obras, su alma, su nombre en anhelo permanente de justicia social. Son de ellas las calles, la plaza en que entronizada contempla el tiempo y nos recuerda un deber ser santaclareños, que es exigencia de buen ciudadano, de buen cubano.

Pensar en Marta es fácil. Es pensar en ella con su seño severo de madre; es hacernos conscientes de que nos define en términos de valores, de identidad, de cultura de esta tierra del centro de Cuba y que desde ella nos hace universales. Pensar en Marta es fácil, lo difícil es vivir en Marta, que es lo mismo que exigirnos cada día el mejor hombre y mujer que podemos ser.

Hicieron bien nuestros padres al hacerle ofrenda en sus monumentos. Desde la eternidad del bronce fiero en que se sienta, maridada con su ciudad, que también lo es de Ernesto; hasta la huerta en que se levanta la Casa de Altos Estudios más importante del centro de Cuba. Todo es Marta, pero primero es escuela.

Van a cumplirse 173 años de su natalicio y  66 de que la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas abriera sus puertas al primer curso académico el 30 de noviembre de 1952. La mujer, la patriota, la casa, la escuela se confunden. Una y otra son la misma: mambisas, telúricas, formadoras de hombres y mujeres nuevos. Hicieron bien nuestros padres en escoger para esta, nuestra universidad su nombre de mujer. Por derecho propio, todos, somos sus hijos; como hermanos esta universidad y su ejemplo nos une.

Palabras de homenaje expresadas por el MSc. Ginley Durán Castellón en el Acto de Conmemoración del natalicio de Marta Abreu de Estévez