Por: Anniel Hernández Villa

En sus 15 años de creada, la carrera de Periodismo de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas cuenta en sus filas docentes con uno de sus fundadores Doctor en Ciencias de la Comunicación Bárbaro Rafael Hernández Acosta, quien es una muestra fiel de lo que muchos conocemos como un evangelio vivo.

El otrora reportero durante dos décadas en la emisora CMHW, imparte clases de Comunicación y Sociedad, Historia de la Prensa en Cuba y Ética y deontología del Periodismo. Cuenta con un currículo envidiable, ha cumplido misión internacionalista en Venezuela y Nicaragua, integrante del equipo que dio cobertura cuando la visita del Papa Juan Pablo II a esta provincia. Fue Vanguardia Nacional del Sindicato de la Cultura y ostenta medallas por la producción y la defensa.

A pesar sus bríos, Rafael, como todos lo conocemos, tuvo que realizar un largo recorrido para llegar al ejercicio periodístico- “yo di una gran vuelta en mi vida para llegar al periodismo. No pude hacerlo directamente porque no tuve escalafón en su momento, y asignaban una o dos becas para la antigua provincia de Las Villas. Pero yo sabía que ese era mi fin y di vueltas y vueltas en mi superación hasta entrar en la Universidad de La Habana (UH).

¿En qué momento llega al periodismo y cómo fueron sus inicios?

-Llego al periodismo porque eso era lo que me gustaba. Inicié como periodista en los servicios informativos de la emisora CMHW donde trabajé 20 años como reportero aunque en algunos momentos fui redactor, y trabajé en dirección y edición. Mi experiencia básica siempre fue como reportero en el noticiero provincial de radio -enfatiza- me permitió atender sectores militares y económicos.

¿Cuánta historia referenciar durante sus años reporteriles?

– Mucha, si me pidieras que te contara una en específico no sabría cuál hacerte porque el hecho de ser reportero posibilitó que casi a diario me encontrara con distintas facetas de la vida, conocer a diversidad de personas desde obreros, campesinos hasta intelectuales y políticos.  Realicé coberturas donde me encontré con personalidades como nuestro eterno Comandante Fidel Castro o el papa Juan Pablo II cuando vino a Villa Clara. Alguna que otra entrevista a Raúl Castro, embajadores y muchísimos más. Son momentos inolvidables y los llevo siempre para compartirlos ya que en cada paso dado por un periodista siempre hay una historia para contar.

¿Por qué se aleja de la radio y decide venir a la Universidad a impartir docencia?

– Yo no lo decidí, el cambio no fue a partir de una decisión personal. Primeramente cuando decidieron abrir la carrera de periodismo en Villa Clara, la UPEC pidió a los periodistas su disposición para prestar servicios docentes y yo me comprometí. Siempre pensé que venía por un tiempo y que después regresaría a la W.

“Entonces cuando aprobaron la creación de la carrera vine en prestación de servicios, pero luego comenzamos a trabajar aquí un grupo de periodistas en la organización de la misma. Estuve con el primer grupo y cuando terminó ese año pensaba regresar a mi plaza normalmente. Éramos tres periodistas nada más en la carrera, y hablaron conmigo para que me mantuviera otro año, porque hacía falta y dije que sí. Luego una cosa lleva a la otra y cuando terminó segundo yo estaba ya muy imbuido en el trabajo con los muchachos. En esos momentos se abrieron las plazas oficiales para profesores de la cerrera y yo me sentía muy bien aquí y paralelo a eso estudiaba en la Universidad de La Habana.

“El hecho de venir a la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas me obligó y me permitió estudiar y conocer disciplinas como la sociología. Fortalecí la teoría de la comunicación, me sentí en otro mundo, el mundo de la academia y ese vínculo con la UH me llevó a tomar el paso de pedir la baja de la W y convertirme en profesor universitario.

¿No tiene pensado regresar a ejercer el periodismo?

– No, la idea que tengo es permanecer aquí. Además no tengo mucho tiempo disponible. La docencia y el cargo de secretario del partido de la Facultad de Humanidades ocupan mucho espacio en mi agenda y para trabajar en los medios si uno respeta el ejercicio de la profesión necesita dedicarse por completo a eso. No es ir un día a la W o escribir desde tu casa un artículo para el periódico, eso lleva trabajar con la fuente, documentarse y después redactar y recibir la retroalimentación de lo que uno realiza. Si no se hace así es trabajar a la ligera y yo mientras más estudio el periodismo más me percato de su seriedad y de la responsabilidad que tenemos.

“Pero sí, quisiera volver a hacerlo, esta profesión me gusta aunque el tiempo me impide ejercerla en estos momentos y además hay que buscar un lugar para uno porque no somos autómatas.

¿Qué tipo de profesor es usted?

– Bueno no sé, nunca le he preguntado a los alumnos como me ven, pero cada vez que termino una clase yo tengo un proceso de autorreflexión para ver lo que hice.  Me considero un profesor que trata que los alumnos aprendan. Si soy a veces fuerte es porque me molesta que algunos pierdan el tiempo, desaprovechen las posibilidades del conocimiento o cambien su sitio de preparación por el ocio y sin embargo cuando uno pregunta en el aula observa que hay una pobre preparación Humanística, no hay actualización política, ni un conocimiento de historia profundo, cosas importantísimas para un periodista-resalta.

“Y sí, soy exigente, por eso me levanto tan temprano en la mañana para llegar diez minutos antes al aula. Me gusta el aula limpia, que los estudiantes vengan correctamente vestidos y que participen. Aunque hago todo eso que parecen cosas de un profesor que es un ogro, trato por todos los medios de tender fuentes de comunicación con los estudiantes. Siempre estoy presente para la aclaración de una duda, o un punto de vista. Me gusta ser exigente porque si no hay exigencia, los alumnos no te dan mérito como profesor. El proceso docente lleva rigor y sistematicidad para poder aprender-enfatiza.

Desde Matanzas hasta Camagüey es el único Doctor en Ciencias de la Comunicación en la especialidad de periodismo, ¿qué opinión le merece el periodismo que se hace en estos momentos en Cuba?

-No se puede generalizar, hay casos deplorables y casos magníficos; periodistas que lo hacen muy bien en todos los sentidos, y algunos que no merecen ni leerlo, ni escucharlo, ni verlos. Sin embargo hay otros desde jóvenes hasta colegas mayores que lo hacen muy bien y es gratificante de leerlos. Cuando uno lee el periodismo que hacen tres o cuatro colegas por ejemplo en Sancti Spíritus, Ojito Linares, Borrego, o Grisel Morales graduada de nosotros -recalca-, ve que si se puede hacer.

“Sigue el periodismo cubano carente de cuestiones elementales como la diversidad y la contrastación de fuentes, usa mucho la fuente oficial, hay repetición de temas, una coincidencia enorme de las agendas de los medios a pesar de tener distintos perfiles.

“No sé qué pasa, sorprendentemente hasta en lugares o espacios abanderados de esa transformación en el periodismo hemos retrocedido. Me fue frustrante ver no hace mucho como en La Mesa Redonda se hacía un periodismo apologético sin ningún tipo de contrastación, de investigación, dándole los micrófonos a los funcionarios para que pintaran maravillas de sus provincias y esa es la antítesis de todo lo orientado”.

¿Tiene alguna responsabilidad la academia en esto?

-Yo creo que no, desde los planes de estudio hasta lo que imparten los profesores en clases, estamos en contra de esos vicios, de esas prácticas negativas de tantos años. Nuestros métodos de estudio están cimentados a partir de la consulta bibliográfica de lo último en teoría del periodismo. Lo que pasa es que cuando llegan a los medios, muchos estudiantes se sienten frustrados con esa forma de trabajar que a veces es conservadora y no permite cambio.

¿Existe algo que siempre quiso realizar y hasta la fecha no ha podido lograr?

-Yo hice el curso de corresponsal militar en la Academia de Guerra Máximo Gómez y como satisfacción en mi quehacer tengo la insatisfacción que nunca pude ejercer la profesión de corresponsal de guerra. Me hubiera gustado a pesar de la dureza de una guerra, con toda la responsabilidad que eso conlleva.

“De adolescente leí mucho sobre corresponsales, no solo de Hemingway sino de otros en la historia de Cuba. Me he leído cientos de libros relacionados con eso y sirven de estímulo a uno para poderlo hacer porque siempre ha sido el tema de las guerras un asunto de muchos valores noticias, de gran interés a pesar que ya hoy en nuestros medios esa temática afortunadamente no existe.

¿Cómo influyó el ambiente familiar en su formación?

– Lo que más influyó fue la obsesión de mis padres con sus hijos por estudiar, más que obsesión fue como algo impuesto que no se podía negociar, había que estudiar obligatoriamente porque esa era la meta más grande. También hubo cierta orientación que iba desde leernos los periódicos cuando niños hasta sugerirnos lectura. Mis padres siempre me ponían muchos ejemplos de jóvenes mayores, que terminaban la secundaria o el preuniversitario y nos decían que teníamos que llegar ahí. Así formé una personalidad donde el estudio y la superación era una práctica diaria.

Por eso es que de siete hermanos que somos seis nos graduamos en la universidad, no será record pero es un buen average -responde en tono jocoso- para una familia de pobres que no era universitaria.

¿Cuánto ha dado y cuánto ha recibido de esta carrera en sus quince años de fundada aquí, en la UCLV?

-De esta carrera lo que más recibí fue –piensa por un instante y responde- lo que me obligó a estudiar. Si yo no hubiera venido para la universidad aún fuera licenciado y no tuviera hoy tantos conocimientos, no mirara al mundo como lo veo ahora. Además me posibilitó interactuar con otras personas de un alto nivel científico-académico. Eso fue lo que más me dio la universidad: estudiar inglés, filosofía, metodología, arte… Recientemente realicé un posgrado de comunicación científica y cada vez que pueda seguir estudiando lo haré.

“Y lo que más he dado es mi convicción de hacer lo que me agrada.  Cuando yo sienta que no me gusta buscaré otro lugar donde trabajar pero hasta ahora entrego todo a ella. Siento y disfruto conscientemente mi trabajo, sin mucho reparo.

Un mensaje para sus estudiantes que día a día ponen en alto el nombre de la carrera de Periodismo en la UCLV.

-A mis alumnos, los que fueron y los que serán en un futuro quisiera transmitirle no mis palabras sino las de Martí: «El periodista tiene que conocer desde la nube hasta el microbio». Eso significa que hay que estudiar constantemente sin perder el tiempo, para construir un pensamiento crítico que permita discernir entre la banalidad, la ciencia y la cultura porque el periodista trabaja con el pensamiento y con las opiniones de los seres humanos y para asumir esa responsabilidad tienes que estar muy preparado.

“Si no tienen ese pensamiento como estilo de vida, como praxis del día a día, podrán graduarse pero serán personas con un pensamiento incompleto, por lo tanto, si se ama la profesión hay que estudiar y leer mucho que al final la vida le va a apremiar esos sacrificios”.

La sapiencia y la modestia de este profesor es muy grande, tanto que al terminar la entrevista refiriéndose a la pregunta sobre qué tipo de profesor era me dijo: “no me gustaría haber hablado tanto de mi pero me obligaste. Considero que los que deben de emitir esos criterios son mis alumnos, para bien o para mal”.

Rafael es de esas personas que me hacen recordar por qué decidí estudiar periodismo y como diría Oriana Fallaci en el prólogo de su libro Entrevista con la Historia: « ¿qué otro oficio permite a uno vivir la historia en el instante mismo de su devenir y también ser un testimonio directo?»