Caracterización de la Carrera:

La formación de profesores de Español de nivel superior para la escuela media se inició en el año 1964 bajo la dirección de las entonces facultades de humanidades de las universidades de La Habana, Las Villas y Oriente. Un año después se determinó que los institutos pedagógicos se constituyeran en facultades de cada universidad, hasta su posterior creación como centros de educación superior independientes en la década de los setenta y en esta etapa la carrera se caracterizó por el tránsito de una variedad de planes de estudio, muchos de ellos con adecuaciones regionales, y programas cuya concepción dependieron más del nivel cultural y de los puntos de vista personales de los autores, que de las necesidades y exigencias de la escuela media.

Desde su surgimiento, la carrera de Profesor de Español y Literatura ha formado un profesional, cuyo campo de actuación es su futuro trabajo en la Educación General (Media Básica y Media Superior.

A partir de 1970, se delimitaron dos planes de estudio para la formación regular de profesores de Español: uno, para cursos  regulares diurnos con egresados del nivel preuniversitario con 12mo grado vencido; y otro, para cursos por encuentros con profesores en ejercicio que no estuvieran titulados.

En 1972, con el surgimiento del Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, egresan los primeros estudiantes que alcanzaron posteriormente el título de Licenciados en Educación, a partir de un plan de completamiento con dos años de estudios desde su puesto de trabajo.

La creación de los institutos superiores pedagógicos en 1976, como universidades independientes adscriptas al Ministerio de Educación, fue un momento muy importante en la formación de profesionales de educación por la amplitud que esto posibilitó en cada provincia. En 1977 se pasa a la Licenciatura en Educación como modalidad de formación de los profesores  con los planes de estudio A, de 4 años de duración. Una de estas especialidades fue la de Español y Literatura.

Hasta este año, algunas regularidades que pueden mencionarse son:

  • En el área de lengua: la permanencia de la Gramática Española, la Redacción y Composición –en algunos planes, sobre todo en sus inicios-; de la Práctica del Idioma Español dedicada a la expresión oral, la ortografía, la lectura y la expresión escrita; y de la Lingüística General en los últimos años de la carrera.
  • En el área de literatura, la presencia de cuatro literaturas: General, Española, Hispanoamericana y Cubana, en la mayoría de los casos acompañadas por Seminarios de Historia, para favorecer la contextualización histórica, social y cultural de los movimientos artístico-literarios y del estudio de los autores y de sus En algunos planes de estudio, se incluyó la Historia del Arte, la Literatura infantil y juvenil y un curso monográfico sobre la obra de José Martí.
  • En el área del ciclo político-social, la presencia de la Filosofía marxista-leninista que constituye fundamento de los contenidos de lengua y literatura al vincularse los fundamentos filosóficos marxistas-leninistas alrededor del lenguaje (surgimiento y concepción), y de las nociones del arte y la literatura como formas de la conciencia social.
  • En el área del ciclo pedagógico-psicológico, se mantiene ininterrumpidamente desde el primer año hasta el último; las asignaturas que lo conforman se han caracterizado por ser las de mayor peso, tanto en el número de horas como en el número de asignaturas.
  • En el área del componente laboral-investigativo: se observa que históricamente han existido tres variantes fundamentales: la de estudio-trabajo con estudiantes egresados de preuniversitario; la variante del Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, con estudiantes egresados de 10mo grado y la variante de 1 año en la Práctica docente con estudiantes egresados de 12mo grado. En los últimos años, dada la situación con la fuerza laboral sobre todo en la capital, la formación ha sido intensiva en el primer año y, a partir del segundo, se ha intensificado la actividad de la práctica docente en las escuelas. En cuanto a lo investigativo, también existían variantes fundamentales dadas en trabajos referativos en los primeros años; de curso,  en el cuarto y de diploma en el quinto. Se propiciaba este tipo de trabajo desde lo laboral.

Las mayores ventajas de estos planes se reconocen en la definición del sistema de objetivos en la formación del especialista, el mayor equilibrio entre la formación en lengua y en literatura, el perfeccionamiento de la precedencia en los estudios literarios, la elaboración de la bibliografía básica por autores cubanos y la publicación de obras que han permitido la profundización y la  actualización en los contenidos de las ciencias de la educación, así como en los del área de lengua española  y literatura en particular.

El Plan de estudios C comenzó en 1990, aunque desde el 1992, se producen adecuaciones que respondieron a la preparación de los docentes, y a la situación de profesores en el país. Su concepción de disciplinas con carácter integrador, la atención a la relación interdisciplinaria dentro del plan de estudio, y el vínculo sistemático del estudiante desde el primer año a la escuela y al nivel de educación en el que se insertaría, fueron sus logros, a pesar que las múltiples adecuaciones que sufrió, lo llevaron a la pérdida de un número responsable de horas en virtud de una formación rápida y necesaria de los profesores en el país.

En el marco de la Batalla de Ideas,  la aplicación del nuevo modelo de secundaria básica llevó a la creación de la carrera de Profesor General Integral de Secundaria Básica (2001), con el objetivo de formar un docente que respondiera integralmente a los requerimientos de este nivel. Progresivamente, se tendió a la búsqueda de cierto grado de especialización para asignaturas agrupadas bajo un área curricular (Ciencias Exactas, Naturales o Humanísticas). En el caso de Español-Literatura, se mantuvieron unidas en la formación y en la docencia.

La necesidad de modificación, en el 2003, de los planes de estudio de todas las Licenciaturas en Educación, definió  una nueva estructura de carreras pedagógicas. Si bien se reconoce que la formación docente ha dado respuesta en cada momento a las transformaciones introducidas en los diferentes niveles de educación, una valoración objetiva de la situación indicó que no siempre la preparación para impartir los contenidos había resultado suficiente.

A partir de esa realidad, y con el objetivo de mejorar la preparación de los docentes en formación, en el curso escolar 2009-2010 se comenzaron a aplicar medidas dirigidas a ese fin. En 2010, se aplica el Plan de estudios D, el cual introdujo nuevas transformaciones dando flexibilidad y descentralizando a la concepción del currículo. Esto permitió a la carrera incluir contenidos en las disciplinas o asignaturas como Literatura infantil y juvenil o Historia de la lengua como currículo base; pero también en el propio o el optativo/electivo, completar la formación del estudiante desde sus necesidades vistas incluso por él mismo.

La labor de perfeccionamiento de los planes actualmente vigentes que se realizan,   a partir de investigaciones, del trabajo metodológico colectivo a nivel de carrera, disciplina y año, cuyo nivel científico y profesional ha estado  vinculado a las necesidades territoriales y del país y  han alertado sobre la necesidad de nuevos cambios en la formación de los profesionales de la educación.

La experiencia de estos años, sobre todo desde las últimas transformaciones, unida a las necesidades y demandas que ha planteado la sociedad en las nuevas condiciones históricas, conduce a un nuevo perfeccionamiento del proceso de formación inicial y posgraduada de los educadores.

La formación del profesional de la educación, como la del resto de los egresados de carreras universitarias, constituye un sistema de formación continua que se inicia en el pregrado con la finalidad de que el graduado de la carrera pueda ejercer la profesión en el eslabón de base de la profesión. La formación de pregrado se complementa con el desarrollo profesional por medio de la preparación para el empleo en las instituciones educativas donde se inicie su vida laboral y con la formación posgraduada. Esta concepción sistémica de la formación profesional continua en estas tres etapas garantiza una mayor articulación entre el pregrado y el posgrado.

El educador tiene que estar preparado para atender las nuevas necesidades personales y sociales, y saber enfrentar y promover iniciativas ante las nuevas contradicciones. Por estas razones, la carrera debe desarrollar en los estudiantes, futuros educadores, un alto sentido de la responsabilidad individual y social; lograr que encuentren en el proceso de formación inicial, en su propio trabajo estudiantil cotidiano, los mecanismos que estimulen la motivación intrínseca por la labor educativa. Corresponde a los profesores de la universidad y de los centros escolares, formar un educador que ame su profesión y tenga una jerarquía de valores en correspondencia con los priorizados por la sociedad, a partir de un proceso formativo con un enfoque profesional pedagógico que le permita interiorizar su modo de actuación.

Una valoración integral del problema actual determina la necesidad de introducir modificaciones sustanciales en el sistema de formación docente para los diferentes niveles de enseñanza, teniendo en cuenta la experiencia histórica y las nuevas condiciones en que se desarrolla la educación en nuestro país, lo que ha conducido a la elaboración de los planes de estudio E.

El Modelo del profesional de la educación de la Carrera Licenciatura en Educación  Español-Literatura se sustenta en presupuestos que parten del modelo general del profesional de la educación. Estos presupuestos constituyen sus bases y fundamentos teóricos, a saber:

  • La política trazada en los Congresos del Partido Comunista de Cuba

La sociedad socialista cubana actual transita por un proceso de transformaciones revolucionarias que viene gestándose desde los años 90 y que se asienta en  los profundos cambios revolucionarios iniciados con el triunfo de la Revolución Cubana de enero de 1959.

Los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución orientan este proceso hacia un socialismo próspero y sostenible, en el que: “La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social”.[Castro Cruz, R. (2010) Clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, 4 de abril ]

  • La política educativa

Continuar avanzando en la elevación de la calidad y rigor del proceso de enseñanza-aprendizaje, revelado en las diferentes formas de perfeccionamiento del subsistema nacional de educación, para lo cual se necesita formar educadores que den respuesta a las necesidades de las instituciones educativas en los diferentes niveles de enseñanza.  Asimismo, fortalecer el papel del profesor frente al aula, de modo que pueda contribuir al desarrollo integral de adolescentes y jóvenes que la sociedad les confía. (Lineamientos 133,134 y 135)

Los objetivos aprobados en la Primera Conferencia Nacional en enero del 2012 enfatizan en que el trabajo político-ideológico se sustenta en la ética y los valores de la Revolución. Se orienta la atención a las instituciones educativas como centros de formación de valores, donde el ejemplo y la ética del personal docente, su idoneidad y preparación integral resultan decisivos. (Ver objetivos 62,63 y 64)

La calidad de la educación está sustentada en gran medida, en la profesionalidad de los maestros y profesores. Solo así se garantiza la formación de los futuros ciudadanos y ciudadanas patriotas y revolucionarios que den continuidad a la obra de la Revolución Cubana. De ahí que, tanto la labor de los  educadores como la de las universidades donde se forman profesionalmente, se consideren tareas estratégicas para el desarrollo de la sociedad socialista cubana.

  • Eslabón de base de la profesión de educador

El proceso educativo escolar supone una integralidad entre el proceso pedagógico y su expresión en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el que se tienen en cuenta las vivencias del educando y las expresiones de la vida práctica, dentro del contexto social en que viven educandos y educadores. Las contradicciones que surgen en ese proceso se expresarán en los planos cognitivo, afectivo y conductual del educando y en los planos docentes y extradocentes del proceso educativo. A la integralidad se llega por la solución desarrolladora de las contradicciones generadas en este proceso.

Desde el punto de vista del proceso de enseñanza – aprendizaje la educación integral necesita de la interdisciplinariedad. Esto hace evidente la necesidad de la aplicación del principio de la educación para la vida y desde la vida, que con tanta claridad proclamó José Martí.

Por ello el profesional de la educación debe estar preparado para la creación de proyectos educativos, cuya mirada más global permite la creación de acciones que rebasan el marco disciplinar, para orientar metas más integradoras que requieren de la implicación de los propios estudiantes, de todos los docentes, y de los directivos y trabajadores en general, junto a las familias y las organizaciones comunitarias.

El perfeccionamiento continuo de la educación requiere hoy de un profesional de la educación bien preparado en lo político, lo pedagógico y lo didáctico, con dominio del contenido de enseñanza y aprendizaje, capaz de una labor educativa flexible e innovadora que vincule los objetivos generales en la formación de los estudiantes con las singularidades de cada uno, incluyendo las particularidades de la escuela y de su entorno.