Superar la homofobia y la transfobia en nuestra sociedad cubana viene respaldado por una educación integral de la sexualidad por más de una década de activismo ciudadano. Gracias a la voluntad y esfuerzo de muchos, los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) se han ido haciendo más visibles en Cuba.

Cada 17 de mayo desde 1990 se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.  Esta conmemoración surge con la pronunciación por primera vez por la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud a favor de la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales.

A pesar del tiempo transcurrido y del avance en los derechos y la igualdad de la Comunidad LGBTI en el ámbito internacional aún persisten manifestaciones de discriminación por estos motivos. Todavía queda mucho que hacer para que la libertad sexual se respete y se coloque en el justo sitio, sin importar religión, costumbres culturales, postura política, prácticas retrógradas; todo ello impulsado en su mayoría por una insensibilidad que no pone al ser humano y su dignidad como centro de la vida.

Si bien todas las personas nacen libres e iguales en derechos, hoy el mundo muestra disímiles ejemplos de actos discriminatorios hacia la comunidad LGBTI. Es por ello que esta fecha y todo lo que ella estimula debe tomarse como una oportunidad para incrementar la sensibilización respecto a los derechos humanos de estas personas. Celebrar esta diversidad también puede constituir el regocijo de los múltiples colores que forman el arcoíris, que, sin la presencia de solo uno, dejaría de resultar el fenómeno poli-cromático.

Todavía 72 países y territorios criminalizan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo; solo hay 63 países que ofrecen algún tipo de protección contra la discriminación de las personas LGBTI; solo dos países prohíben las intervenciones médicas innecesarias en niños intersexuales. Además, varias naciones restringen la libertad de expresión y asociación en relación con el género y la diversidad sexual.

Por lo tanto, urge en estos momentos llevar a cabo reformas legales y políticas encaminadas a garantizar la justicia y la protección para todas las personas LGBTI. Es de todos la responsabilidad y obligación de alzar sus voces en pos de garantizar la justicia y defensa de los derechos de la Comunidad LGBTI.

Cuba, desde abril de 2019, cuenta en su Constitución por primera vez en su historia con varios artículos que sustentan la base sobre la cual debe edificarse e interpretarse el ordenamiento jurídico en lo adelante y que por ende influyen de alguna manera en la lucha por garantizar los derechos sexuales.

Por primera vez, hay una alusión muy concreta a los derechos y garantías de las personas LGBTI. La incorporación de nuevos términos relacionados con la sexualidad en la Constitución, contribuye positivamente en el impacto que deben tener en la legislación que a partir de estos artículos se estructure. Es por ello que la revisión detallada de cada uno de estos textos que puedan implicar los derechos de la Comunidad LGBTI resulta de vital importancia dentro de nuestro contexto político–social.

Algunos puntos significativos en el texto constitucional son: hay pocos países que proscriben la discriminación sexual e identidad de género en su Constitución; derecho a formar una familia sin importar la disposición de estas; define al matrimonio de manera condensada, es decir, de uniones en términos generales.

Esta nueva Carta Magna es el resultado de un trabajo sistemático de activistas e instituciones en unión a una progresiva labor política y gubernamental.

Las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia han impactado, sin lugar a duda, en la visión del país en los últimos diez años en mayor cuantía. Ha sido una tarea compleja colocar la atención como objeto de política hacia la comprensión y necesidades de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales.

Nuestra Revolución resulta esencialmente humanista, no por ello en sus primeros años estuvo ajena a las influencias exteriores, ya fueran médicas o jurídicas, las cuales consideraban la homosexualidad una desviación de las normas sociales o enfermedad.

Hasta hoy hemos avanzado considerablemente con el propósito de desterrar de nuestra sociedad el más mínimo pensamiento de estigmatizar este tipo de libertad y el derecho a la sexualidad, cualquiera de sus manifestaciones.

Y es que no hay mayor muestra del espíritu humanista dentro de esta Revolución que la libre orientación sexual e identidades de género, como ejercicio de justicia y equidad social. Nuestro presidente Miguel Díaz Canel nos convoca a todos a Pensar como País, concepto que es esencialmente emancipador porque aboga por la tarea colectiva donde todos somos vitales en la construcción de esta nación.

Entonces, más allá de prejuicios sexuales aprendamos a convivir y a respetar a aquellos que también apuestan y lideran en la edificación de este proceso socialista, martiano y fidelista; desterrando todo tipo de discriminación, motivados por la orientación sexual e identidad de género también nos acerca a Pensar como País.