El sacerdote Félix Francisco José María de la Concepción Varela y Morales es conocido en la historia de Cuba como intelectual de prestigio, político de altos quilates que supo enarbolar el concepto emancipador de Hispanoamérica y, especialmente, la cubanía frente al poderío de la Corona hispana de la primera mitad del siglo XIX, antiesclavista convencido y profesor emérito de su creencia cristiana.
Los cubanos solemos referirnos al Padre Varela, fundamentalmente, como forjador de nuestra nación y “el primero que nos enseñó a pensar” según palabras del también insigne maestro José de la Luz y Caballero, su alumno junto a Rafael María de Mendive, quien sería años después profesor de José Martí y le inculcaría al joven estudiante el amor a la tierra donde se nace.
De interés para nuestra cultura artística es recordar que Varela fundó la primera Sociedad Filarmónica de La Habana y escribió obras de teatro.
Pero, en el siglo de la mayor revolución científico-técnica que ha conocido la Humanidad, no se debe olvidar el pensamiento y conocimientos científicos del preclaro sacerdote que, a los 24 años de edad, se convirtió en el primer profesor de Física de nuestro país, exactamente en el habanero Seminario de San Carlos, donde construyó el laboratorio cubano que dio inicio a esta especialidad. Y algo muy importante: implantó en sus clases, por vez primera en la docencia cubana, el método de la experimentación como forma única para llegar a la verdad en el estudio de las ciencias. Fue así el iniciador de la enseñanza experimental de la Física en Cuba, siendo un fervoroso defensor del experimento en la actividad docente y se le reconoce como el primer autor de un Libro de Física en la nación cubana. También tradujo del inglés la obra titulada Elementos de Química aplicada a la agricultura del autor Humphrey Davy.
Muy poco se habla de los inventos que el Padre Félix Varela desarrolló a partir de sus amplios y profundos conocimientos científicos.
En 1831 patentó una rueda que facilitaba el movimiento, preservaba el pavimento y no producía ruido, ya que sus elementos constitutivos, además de no estar soldados, interiormente estaban recubiertos.
También patentó un aparato para tratar el asma capaz de eliminar la contaminación ambiental y mantener el aire para el enfermo a temperatura uniforme. En 1841 el “Repertorio Médico de La Habana” dio a conocer la descripción del sistema así como la historia del interesante equipo patentado en Estados Unidos de América donde el Padre Félix Varela vivió 31 años como exiliado pues fue condenado a muerte en la España de la Restauración del rey Fernando VII. Varela fue elegido diputado a las Cortes en 1822 y allí defendió de manera firme el derecho a la libertad de los pueblos colonizados y a elegir estos sus propios gobernantes. La reimplantación del Absolutismo en España lo convirtió en errante cubano que nunca olvidó ni abjuró de sus ideas cristianas, libertarias y científicas.
Por Alexis Schlachter (Tomado de Cubadebate)