Las mil y una noches universitarias

Diana llegó a la Universidad y alguien con poca imaginación le dijo: “Ahora conoces a un muchacho, seguro, y te casas cuando termines la carrera, eso le pasa a casi todo el mundo”. Pero resultó que Probabilidades era la materia preferida de Diana, y decidió que mientras menos duraba un príncipe, más legendaria la aventura. Descubrió que lo mejor era siempre tener “armas” en la cartera, vio el universo, amó sin fronteras y se encontró a ella misma, por encima de las sabidurías externas.

Para Arnaldo las cosas no pintaban tan bien al principio, mató siete u ocho primeras citas con el comentario de los anillos de casados. Demoraba como 12 minutos para explicar que se ponen en el dedo anular porque los griegos creían que la vena del amor pasaba por ahí. A saber, por qué Daniel sentía como sus niveles de dopamina se elevaban cuando el recién llegado trataba de enredar a alguna de sus compañeras de clases. Con razón lo de “el amor es ciego” estaba científicamente comprobado, se te apagan las áreas del cerebro que atienden el juicio y el razonamiento crítico. (Leer más)