«En el corto tiempo que (Zenea) estuvo cerca del Gobierno, no hizo más que acreditarnos su decisión e interés por la independencia de Cuba» Carlos Manuel de Céspedes

Juan Clemente Zenea y Fornaris. Bayamo, 24 de febrero de 1832-La Habana, 1871. Poeta y patriota cubano. Es el más alto representante del romanticismo cubano.

En 1852 se estableció en Nueva York; a su regreso a Cuba (1854) colaboró en la Revista de La Habana y en Brisas de Cuba. Desde 1855 publicó en pliegos sus Cantos de la tarde, que aparecieron completos en 1860, y dirigió la Revista Habanera (1861-1862).

Emigró de nuevo a Nueva York (1865), desde donde pasó a México. Ante la noticia del alzamiento de Céspedes, intentó desembarcar en Cuba, pero fracasó y regresó a Nueva York (1868), donde colaboró en La Revolución. Militó entre los opositores al general Quesada, aceptando la misión de trasladarse a Cuba para entrevistarse con Céspedes. Fue capturado por fuerzas españolas en el ingenio Santa Rosa cuando se dirigía de regreso a EE UU en compañía de la esposa de Céspedes.

Las autoridades españolas no respetaron su salvoconducto, y, tras varios meses de cárcel en la prisión de la Cabaña -tiempo en el que escribió el poemario Diario de un mártir -, fue fusilado en el foso de los Laureles. Póstumamente aparecieron Poesías póstumas (1871) y Poesías completas (1872).

La raigambre patriótica y el sentido de identidad con Cuba, lustran la continua captación de su tierra, con imágenes conmovedoras y profundas. En su Soneto, prácticamente es un aullido de dolor el reclamo del poeta.

Soneto

Dichoso el hombre que sensible y tierno
en la heredad de su familia espera,
poder sembrar el grano en primavera
y recoger el fruto en el invierno.

Dichoso aquel que con placer interno
celebrando una boda placentera,
elige por esposa y compañera
una vecina del hogar paterno.

Mas ¡ay!

del triste a quien la fiebre abrasa
y en tierra extraña suspirando siente
que muere el alma en eternal desmayo!

¡Oh!

trasportadme a mi paterna casa,
y allí dejadme calentar la frente
del sol de Cuba al abrasante rayo!

Nuestro nacionalismo con poetas como Zenea, creció, y nos ha perfilado la impronta de la mejor poética cubana, no solo del diecinueve, sino de nuestra esencia literaria cubana de todos los tiempos.