Llevan sobre sí el peso de una carrera sólida que ha dado al mundo de las letras cubanas hijos ilustres. Imposible que pasen desapercibidos con su aire desenfadado, su manera de vestir, la mente abierta, los debates intelectuales, su gusto por la cultura y la buena lectura.
Los filólogos de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas tienen un toque distintivo y una historia que se siente desde los pasillos de la Facultad de Humanidades. Alumnos de otros tiempos y contextos, profesores de disímiles generaciones, todos una combinación perfecta para hacer crecer y mantener el orgullo de las letras cubanas.
Explica Magda Céspedes, jefa del departamento de Literatura y Lingüística en la UCLV, que “la actual carrera tiene una tradición, incluso, desde la etapa Republicana. Es fundadora desde 1952 de nuestra universidad, primero como carrera de Filosofía y Letras y luego de la Reforma Universitaria, en 1962, comienza a llamarse Licenciatura en Filología con tres perfiles: lingüística hispánica, literatura cubana y letras clásicas”.
En la actualidad, luego de modificaciones en los planes de estudio, la carrera Licenciatura en Letras brinda una formación humanística de espectro amplio que atienden tres áreas: la lingüística, la literatura y la filología, tres partes indispensables para la correcta comprensión de la cultura cubana, uno de los objetivos de la carrera.
En sus aulas estudian 52 estudiantes y posee un claustro de 25 profesores con 11 doctores que prestigian con sus conocimientos y accionar el ámbito cultural del territorio, tanto provincial como cubano, con el orgullo de recibir las enseñanzas de Juan Virgilio López Palacio, Doctor Honoris Causa en Pedagogía, maestro de varias generaciones.
Sobre los retos de la carrera en Villa Clara, asevera Magda Céspedes: “estamos hablando de un colectivo de profesores que son filólogos y su tarea fundamental es formar un profesional consciente de su alta responsabilidad social y el desarrollo sociocultural del país. Tenemos el reto de formar un intelectual que no puede tener un papel pasivo en la construcción y perfeccionamiento de un país. Formar un filólogo con una labor transformadora, crítica y ética, ese el reto hoy”.
Con información de Telecubanacán