Por: María del Carmen Hernández Carús
Cuando ya se ha transitado por la vida una buena cantidad de años como para que clasifiques en la tercera edad, como es mi caso, se tiene la experiencia suficiente para diferenciar un conocido de un amigo.
En un periodo muy difícil de mi vida, cuando muy pocas personas se mantuvieron a mi lado y a mi alrededor casi todo era oscuridad, esa persona que ven en la imagen conmigo, puso un candil en mis pies para ayudarme a ver el camino que tenía que andar.
Miriam Nicado, a la que conocí hace muchos años cuando era profesora de la Facultad de Matemática de la UCLV, fue creciendo intelectual y políticamente, tuvo cargos relevantes en la UCLV y hoy es miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, del Consejo de Estado y Rectora de la Universidad de La Habana.
Pero sigue siendo mi amiga.
Hace años que no la veía, hoy estuvo de visita en la Facultad y nos dimos un abrazo fuerte, muy fuerte.
No importa cuán lejos estemos, no importa si no nos volvemos a ver, Miriam tiene un lugar de privilegio en mi corazón, donde uno coloca a esas personas a las cuales les estamos eternamente agradecidas.
No sé si tendré vida suficiente para retribuirle algún día, mi cariño, mi respeto y mi admiración los tiene seguro, ella lo sabe.
Gracias Miriam.
Gracias Dios por ponerla un día en mi camino, bendice cada paso que dé.