Cada 9 de julio el mundo celebra el Día Internacional De La Destrucción De Armas De Fuego, una fecha que se vio impulsada a raíz de la Conferencia General sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, que se realizó en el año 2001 en la sede de Naciones Unidas.
Desde entonces son muchas las armas de fuego que los ciudadanos han entregado para su destrucción y sin embargo, hoy en día el número de rifles, revólveres y pistolas parecen haber aumentado en gran cuantía.
Esta terrible realidad la ha explicado una y otra vez la Confederación Internacional Oxfam, quién ha dicho que el Día Internacional De La Destrucción De Armas De Fuego es una fecha en que todos los ciudadanos del mundo suman sus esfuerzos para sacar de circulación una gran cantidad de armas.
En promedio se estima que cada año el 9 de julio se logran destruir ochocientas mil armas de fuego, pero, cada vez que se destruye una, se fabrican diez que vienen a ocupar su lugar.
La industria armamentista es un negocio global que abarca la fabricación de armas, de tecnología y equipos militares. Incluye la industria comercial dedicada a la investigación, desarrollo, producción y servicio de material equipos e instalaciones militares. Las empresas productoras de armas, también conocidas como contratistas de defensa o de la industria militar, producen armas principalmente para las fuerzas armadas. Uno de los países mayores fabricantes es los EE UU, el mismo abastece de armas a más de 100 países del mundo.
Departamentos de gobierno también operan en la industria de las armas, la compra y venta de armas, municiones y otros artículos militares. Los productos incluyen armas de guerra, municiones, misiles, aviones y vehículos militares, barcos, sistemas electrónicos, entre otros. La industria de armas también lleva a cabo proyectos de investigación y desarrollo. El punto mayor radica en una industria que se fortalece sobre la base de uno de los negocios más sólidos para las naciones que promueven los enfrentamientos bélicos.
El problema de fondo es que son las naciones y los gobiernos quienes deberían plantearse el reducir o detener la fabricación de armas, ya que mientras esta industria perviva, nunca se podrá eliminar la violencia y las muertes que acarrean consigo las armas ilícitas.
La principal actividad que llevan a cabo las organizaciones no gubernamentales como Oxfam, Amnistía Internacional y la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas, por nombrar algunas, es la de instalar centros de recolección y destrucción de armas de fuego.
Aunque también realizan charlas, conferencias y simposios, donde buscan concientizar a los ciudadanos sobre el terrible mal que representan las armas de fuego para la buena y segura convivencia social.
No obstante, estas organizaciones también afirman que mientras los gobiernos no sumen esfuerzos con la sociedad civil para lograr disminuir el número de armas de fuego disponibles, toda acción llevada a cabo se diluirá, porque es el clásico ejemplo de un paso adelante y diez atrás. Esto haciendo referencia al hecho que tras destruir un arma se crean diez en su lugar.
Cuba muestra otra realidad, es un país seguro, pacífico y saludable para los cubanos, para los extranjeros, para los diplomáticos acreditados y para los millones de personas que la visitan cada año, incluyendo los estadounidenses.
La vocación de paz del pueblo cubano y su Gobierno la demuestran en el accionar de la Isla a lo largo de estos más de 60 años. El 19 de marzo de 1962, Fidel Castro Ruz, al serle conferido el Premio Lenin de la Paz, calificó la paz como una «milenaria aspiración de la humanidad» por la que habría que luchar con todas las fuerzas.