Nunca imaginaron inspirar tanto respeto antes de cumplir los sueños que nacen en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV). Ni la toga ni el silbato le hicieron falta a Jenny e Ian. Un pulóver malva fue suficiente para que ella, estudiante de quinto año en Derecho, y él de tercero en Cultura Física, se ganaran la gratitud del pueblo santaclareño.

Al igual que otros veinte estudiantes de la UCLV, ya no aprovechan las bondades del confinamiento para dormir la mañana. Sus alarmas rondan las siete, y a las ocho ya es costumbre encontrarlos frente a las tiendas que aún prestan servicios, organizando las colas, garantizando el metro y medio de distancia.

A ella podemos verla junto a otros cuatro jóvenes en las aceras de la TRD, Pescavilla y la placita del reparto José Martí. A él, con otro compañero en la céntrica Praga del boulevard. «Fuimos convocados por el Comité Municipal de la UJC y el Consejo de Defensa Municipal. Nos llamaron al Contingente Juvenil Marta Abreu y dimos el paso al frente, porque debemos ser útiles en momentos como este, donde cada aporte es importante» comenta Ian.

El riesgo existe. Pero no solo llevan esos distintivos pulóveres malvas con el #CUBASALVA y #QuédateEnCasa en la espalda, y el Pensar con TODOS en el pecho. Soluciones cloradas los acompañan siempre, y un nasobuco protege sus rostros, a la vez que esconden la identidad de quienes también merecen un aplauso.

Santa Clara lo sabe. Su gente reconoce el esfuerzo de estos muchachos. Pero Ian no deja de estar preocupado «La población es disciplinada y cumple con todas las medidas, pero sigue sorprendiéndonos cómo hay personas que hacen las colas sin saber para qué son. Si queremos volver a la normalidad debemos empezar por quedarnos en casa».

Mientras los estudiantes de Ciencias Médicas están vinculados a las pesquisas, futuros ingenieros y licenciados aportan su granito de arena en esta batalla para poder salir victoriosos en el menor tiempo posible y con el menor número de bajas.

Solucionar la paradoja de estar juntos pero distanciados es la clave para vencer al enemigo silencioso.

Sin embargo, para Jenny resulta falso decir que no sienten un poco de miedo. «Todos somos vulnerables, por eso debemos cuidarnos. Tomando las medidas pertinentes se puede prevenir el virus, y precisamente para eso estamos allí». Justo en cada fila, en esas líneas que se vuelven discontinuas cada casi dos metros, porque toda precaución es poca.

Ahí están los estudiantes del Contingente, quienes parecen más de 22, pues también hay docenas de jóvenes trabajadores del Destacamento Juvenil 60 Aniversario de los CDR que visten igual y cumplen la misma virtuosa labor. Todos por lo general hasta pasado el mediodía.

Cuando regresan de su faena cumplen un riguroso proceso de entada al hogar «porque con los medios de protección nos cuidamos nosotros, en nuestra tarea protegemos al pueblo, pero cuando llegamos a casa hay que cuidar a nuestra familia. Zapatos, bolso y manos ˗muy importante las manos˗ se limpian con preparados de cloro; y el nasobuco en remojo para después del baño dejarlo listo para el siguiente día», cuenta Jenny.

Hoy están un poquito más lejos de cumplirse esos sueños que los hicieron llegar a las aulas de UCLV; el de ser ella abogada y él profesor universitario. Pero Ian afirma que este humilde aporte ayudará a reducir el contagio, para así reanudar nuestros proyectos de vida.

Además «no es una obligación, sino un compromiso», asegura Jenny. «Mi compromiso es con mi pueblo, no me gusta escuchar la noticia de un nuevo enfermo o un fallecido. Desde pequeños nos enseñan la primacía que tiene la protección de la vida para la Revolución. Por eso nuestro principal estandarte es la humanidad y apoyamos allá donde haga falta. Nos lo enseñó Fidel y los jóvenes cubanos estamos dispuestos a cumplirlo».

Por: Miguel Denis Duardo