Pensar a José Martí entre dos generaciones

Ofrece un placer peculiar recibir la docencia en la llamada Aula 30, en compañía del busto de bronce, la luz que entra a torrentes y las cartulinas y telas que cuelgan de las paredes.

Es un sitio que guarda la memoria del más universal de los cubanos, del pensador que en el siglo XIX fue capaz de poner de acuerdo a los pinos nuevos y a los generales de la contienda del 68 y que, dejando una carreara periodística y literaria inconclusa, murió en la batalla por revindicar los valores que buscaba para una sociedad más justa, libre de colonialidad y más libre en el pensar.

Algunos lo recuerdan como una etiqueta aprendida de memoria en un aula de preescolar o primer grado, pero hemos de pensarlo y reivindicarlo como un patriota-poeta de mucho coraje, capaz de sensibilizarse como pocos ante los azotes o la muerte de un esclavo, capaz de soportar los más fieros golpes del Presidio Modelo por defender sus ideas y abarcador de esa visión ilustrada del hombre que busca derrocar los pensamientos más ortodoxos y conservadores.

Hoy proponemos un acercamiento a nuestro José Martí y a la labor de la Cátedra de Estudios Martianos ubicada en nuestra Facultad de Humanidades.

La Cátedra Martiana de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas

La universalidad del pensamiento martiano no admite la más remota posibilidad de atribuir su preservación y divulgación al trabajo de las pocas personas que a lo largo de estos años nos hemos encargado de dirigirlo y organizarlo.

Pienso que la notoriedad de nuestra Cátedra obedece, sobre todo, a la diversidad de modos en que el trabajo se concreta. La docencia es, indiscutiblemente una vía fundamental para el desarrollo de motivaciones de lectura e investigación en torno a esta figura, actividad no asociable únicamente a las carreras socio humanísticas, sino a la totalidad de las áreas del saber de nuestra Universidad.

Sin embargo, no podemos obviar la importancia que en este empeño adquieren los proyectos extensionistas, en su mayoría, de raíz y vocación martiana y que, dada su naturaleza involucran a una gran cantidad de estudiantes y trabajadores. Especialmente, el Proyecto: “Por la utilidad de la virtud” ha enriquecido y renovado los modos de acercarnos al pensamiento martiano, a su ética, a su concepción integradora de la cultura, la historia y el desarrollo social.

También la investigación de la obra martiana ha sido un logro de la Universidad y la Cátedra durante sus años de existencia, a través de la cual se han desarrollado trabajos de curso, diploma, tesis de maestría y doctorado, dirigidos y asesorados por miembros de la cátedra.

El interés creciente de nuestros jóvenes por profundizar en la obra del Maestro constituye una ganancia de la Cátedra y de nuestro claustro. A ello, fundamentalmente, debemos el orgullo de que durante los últimos seis años el estudiantado participa de manera activa en Jornadas científico-estudiantiles y eventos y concursos nacionales, fundamentalmente, con resultados relevantes.

Cuando pienso en la Cátedra, pienso en el espacio de creación y participación que ha sido y seguirá siendo.

Los pinos nuevos también piensan a Martí

Las nuevas generaciones se han encargado de poner bien alto el trabajo de la Cátedra de Estudios Martianos, al ganar por varios años consecutivos el Premio Leer a Martí en el nivel universitario.

Este premio, convocado por la Biblioteca Nacional, institución que lleva el nombre de nuestro héroe nacional y promueve estudios que sacan a la luz aristas poco conocidas de nuestro Apóstol, comprende varios nombres que son producto del trabajo exhaustivo de nuestra casa de altos estudios.

En el curso 2013-2014 obtienen el premio Daneisy del Castillo Gómez y Diana Ortega Rodríguez, en el 2014-2015 Arlen Núñez Lamar y Madisleidy Corredera Pérez, en 2015-2016 Ariadna Rodríguez del Rey-García, quien además obtuvo  la distinción especial Gonzalo de Quesada, y Alejandro Castro Rodríguez, en 2016-2017 Dailet Naila Pérez Soriano se destaca con la distinción especial Gonzalo de Quesada y obtienen también el premio Yinet Jiménez Hernández y Roxana Peña Olmo, mientras que más recientemente, Maité González Corcho, alumna graduada de la promoción 2017-2018 obtiene el premio y la distinción especial Gonzalo de Quesada.

Para Yinet Jiménez Hernández, quien estudió la representación de los sujetos asiáticos en La Edad de Oro, existen muchos puntos de vista no abordados para estudiar a Martí. Su aporte particular estuvo orientado hacia el reconocimiento de cómo Martí siendo parte de una cultura occidental “alaba la diferencia, en vez de fustigar esa diferencia y más que buscar aspectos que separan, él es la prueba de esa noción universal donde la diferencia no perjudica la Humanidad”.

Mientras que, para Maité González Corcho, quien estudió la visión martiana sobre América a partir de los textos que fue escribiendo el Apóstol durante su recorrido por el continente, “es interesante la visión de lo autóctono americano como la mezcla de las culturas originarias con las culturas foráneas como la española”.

Sin dudas, ambas visiones comienzan a anunciar el enfoque etnocéntrico que tendría el ensayo cubano del siglo XX y del cual no escapa esa visión tan amplia de nuestro Martí.

El próximo 19 de mayo, niños y jóvenes de nuestro país recibirán sus premios en los espaciosos salones de la Biblioteca Nacional, quien va acompañada en la difusión del pensamiento de nuestro Héroe Nacional por el Centro de Estudios Martianos y la Cátedra de Estudios Martianos perteneciente a nuestra Universidad Central.

Más cerca en el tiempo se encuentra un aniversario 166 del natalicio del más universal de los cubanos, este 28 de enero la Facultad de Humanidades recordará a su maestro desde la Cátedra que ha sentado la tradición de dos generaciones, los pinos viejos y los pinos nuevos, siempre ocupados en mantener vivo su pensamiento y su legado.

Ana Iris Díaz Martínez y Alejandro Castro Rodríguez, Facultad de Humanidades