«Lo pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es».

José Martí

Hablar de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV) implica una referencia obligada a los medios de comunicación estudiantiles que la han acompañado desde su génesis, surgidos por la iniciativa de las diversas generaciones de ucelevianos.

Criollito, ese espacio que hoy vemos renacer desde las plataformas digitales, emergió, como otros, del interés por contar las realidades de la casa de altos estudios desde la perspectiva joven; con la valentía característica de los universitarios reflejada en páginas de amor a su campus.

Desde el 1966 se fundó la revista Criollo, caracterizada por el rescate de las costumbres y ser fiel defensora de las luchas de los estudiantes en cada período histórico. Debió su nombre a uno de las denominaciones que tuvieron los estudiantes de las tres universidades más grandes del país, Caribes, Mambises y Criollos, esta última correspondiente a la alma mater de la región central de Cuba.

La revista utilizó el gallo como elemento identitario principal, y el campesino en caso de suplementos adicionales. Durante los primeros momentos fungió como Órgano Oficial de la FEU de Las Villas, y llegó a representar, incluso, a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Discursos de los directivos de la UCLV, editoriales, secciones dedicadas a eventos científicos, a la defensa y al intercambio con países del entonces campo socialista aparecían en las tiradas de una publicación juvenil que pronto extendió sus ventas a la ciudad de Santa Clara, y pasó a conocerse entre su público como El Criollito.

Generaciones criollas

La hoy profesora titular y consultante del Departamento de Lingüística y Literatura de la UCLV, Dr. C. Gema del Carmén Valdés Acosta, rememora de las décadas del 60 y el 70, sus años de estudiante de Letras y redactora de este boletín universitario, experiencia que le sirvió como parte de su crecimiento profesional.

Dr. C. Gema del Carmén Valdés Acosta, profesora titular y consultante del Departamento de Lingüística y Literatura de la UCLV.

«El Criollito de mis tiempos estaba dirigido, exclusivamente, por el Secretariado de la FEU de la UCLV a las diferentes instancias, con un desempeño preponderante de los responsables de la esfera cultural. Solo los miembros de la organización podían asistir a los encuentros donde se planificaban los contenidos a publicar, entre otras precisiones.

«Cuando nos reuníamos para elaborarlo se suscitaban enriquecedores debates y discusiones, y aunque no existía un consejo editorial definido, cada cual aportaba su conocimiento y talento. De ahí que contáramos con espacios destinados a la literatura, el arte, la ciencia, entre otras ramas del saber. Incluso, algunos estudiantes de Ingeniería hacían dibujos y caricaturas para las ediciones».

La profesora recuerda que «en aquellos años, todas las reuniones de la FEU debían realizarse sin afectar el horario de clases. Por tanto, los redactores del boletín nos concentrábamos en el Rectorado durante varias horas de la noche y la madrugada. Fueron muchas las ocasiones en que caminamos descalzos por encima de la hermosa alfombra roja que allí había».

En la actualidad, «este medio de prensa universitario, ahora con diferente formato, debe fomentar el diálogo y el intercambio sanos entre los estudiantes, a través de secciones deportivas, que tanto gustan a los jóvenes de hoy, así como otros contenidos de interés; pues la creatividad tiene que ser constante».

Si al Criollito de la década del 80 en adelante nos referimos, siempre habrá que acudir al testimonio de la hoy profesora auxiliar del Departamento de Comunicación Social, MSc. Mayra Arias Pérez, quien estuvo muy vinculada a este medio.

MSc. Mayra Arias Pérez, profesora auxiliar del Departamento de Comunicación Social.

«Los corresponsales de la FEU en las facultades preparaban notas, crónicas u otros géneros periodísticos para cada edición; que contaba, además, con secciones de deporte, cultura, ciencia, entretenimiento y sueltas universitarias.

«En 1985, con la aparición del Divulgador de la UCLV, se coordinó el trabajo con la FEU y la UJC. El periódico —hasta ese momento llamado boletín— se publicaba con una frecuencia mensual, con tiradas de 2000 ejemplares.

«Se distribuían en las facultades, residencias estudiantiles, comedores, bibliotecas, así como a transportistas, encargados de la alimentación, núcleos del Partido y departamentos docentes. Por supuesto, ya existía un listado con la cantidad a entregar en cada sitio.

«Cuando apareció la carrera de Periodismo en la UCLV, se facilitó una computadora para la confección del periódico. Luego de esa fecha se mantuvo el mismo formato hasta que las condiciones objetivas lo permitieron».

Aun en estos años de glorias, de tantas tiradas, Criollito atesora más anécdotas que palabras escritas. «En varias ocasiones ya estaba lista la edición, y había que reestructurarla de pronto porque aparecía una noticia urgente de la FEU que se necesitaba publicar.

«Tampoco olvido que, cuando una gran cantidad de ejemplares llegaba al comedor, los estudiantes corrían hasta los repartidores para poder adquirir el periódico.

«Durante los eventos nacionales con sede en nuestra Universidad, los redactores permanecían despiertos en horas de la madrugada, pues se confeccionaba una edición cada día. Se quedaban dormidos encima de las computadoras. Muchos captaron esas inolvidables imágenes, que luego eran utilizadas en las publicaciones; ya que habían poses con la boca abierta, en forma de caracol o con el cuerpo bien estirado».

En años más recientes, el Lic. Giovany Peñate Cruz, actual profesor instructor de la Dirección de Comunicación Institucional de la UCLV, se incorporó al Criollito tras asumir las responsabilidades en el Secretariado de la FEU.

Lic. Giovany Peñate Cruz, actual profesor instructor de la Dirección de Comunicación Institucional de la UCLV

«Éramos un grupo de estudiantes de Periodismo, un equipo de trabajo pequeño. Llegamos al periódico en un momento en que no había iniciativa de elaborarlo debido a las dificultades para imprimirlo.

«Incluso, durante las reuniones de carrera, el entonces rector de la UCLV, Dr. C. Andres Castro, nos decía: ‹tráiganme una versión del Criollito, aunque sea en la impresora de mi oficina lo haremos›.

«Logramos mantener una frecuencia de publicación estable alrededor de seis meses. Cuando se desarrollaban eventos científicos importantes y festivales nacionales salía un boletín diario destinado a los participantes».

El periódico mantuvo un formato pequeño. «Constaba de una hoja carta doblada a la mitad. La primera parte se usaba para las informaciones más relevantes; en las caras centrales se publicaban entrevistas no muy extensas a estudiantes y profesores; y la página final mostraba temas de interés universitario, además de los créditos correspondientes.

«La fotografía siempre constituyó una dificultad, pues la técnica de impresión —a través de duplicadores— distorsionaba las imágenes. Este fue un aspecto muy criticado por las audiencias; pero, lamentablemente, carecíamos de recursos tecnológicos para solucionarlo.

«En aquel momento, la conectividad en el país era mucho menor, por lo que resultaba más difícil tener una visibilidad en las redes sociales y otras plataformas. No obstante, publicábamos la edición en PDF en la página web de la FEU (hoy insertada en el Portal Web Universitario)».

Los propios estudiantes eran responsables de la corrección de las ediciones. «Recuerdo que revisábamos hasta el cansancio cada página del periódico antes de imprimirlo, en busca del más mínimo error; sin embargo, muchas veces quedaron lapsus».

Giovany ha recibido con satisfacción el renacimiento del Criollito. «Es una muestra de cómo reinventarse en el mundo digital. A los medios tradicionales les ha costado convivir en ese entorno; por el contrario, este espacio lo ha logrado de la mejor manera».

Nuevos formatos, mismas esencias

Miguel Denis Duardo cursa el segundo año de la carrera de Periodismo, además de desempeñarse como secretario de Comunicación de la FEU en la UCLV. Desde esa responsabilidad ha impulsado el rescate del proyecto Criollito, ahora convertido en un canal en Telegram que ya supera los 700 suscriptores.

Miguel Denis Duardo, secretario de Comunicación de la FEU en la UCLV.

Para este joven, «aunque la historia del medio se corta en el tiempo por dificultades, su presencia a lo largo de los años nos legó lo más importante: el sentimiento de que la comunidad universitaria de la UCLV necesita de Criollito, de lo que representa ese nombre en el espíritu colectivo del estudiantado».

Con un equipo de trabajo de más de 30 integrantes, «hoy los retos no son los mismos: no nos tenemos que preocupar por obtener una gran tirada ni en una distribución equitativa por facultad, sino porque los contenidos lleguen a través de las distintas redes sociales y formatos periodísticos a nuestra comunidad dispersa en tantas provincias. Las redes han sido la solución, pero la brecha tecnológica otro problema a superar.

«De momento, aunque tengamos una nueva visualidad, un lenguaje y contenidos atemperados a nuestra generación y nuestra época, la esencia de Criollito sigue siendo la de informar, educar y entretener al uceleviano con los contenidos y las noticias que él mismo produce o le interesa conocer del entorno social.

«El compromiso es con los universitarios, para darles un espacio de diálogo, de integración, de reconocimiento. ‹Tu voz es la nuestra› reza nuestro eslogan y será la máxima de la membresía FEU para promover y difundir el talento artístico, deportivo, científico y filosófico de los jóvenes, para que retomen el debido protagonismo en la vida del país».

Aun cuando carece de páginas impresas, el Criollito de nuestro tiempo, guiado por su historia y sus principios, sigue transitando por el sendero de la continuidad con esa máxima de amar y contar siempre la UCLV.

Por Lisvany Martín Rodríguez, estudiante de Periodismo

Tomado de Criollito