Este 3 de octubre el Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas celebra su 62 aniversario. Más de seis décadas en las que el conocimiento científico se ha puesto al servicio de la agricultura cubana, con un sello que lo distingue: la unión entre generaciones y el empeño por alcanzar resultados útiles para el país.

La historia del CIAP está hecha de rostros y de ciencia. En los años ochenta, la biotecnología vegetal abrió un camino decisivo con la micropropagación in vitro de plátanos, bananos y caña de azúcar, avances que dieron lugar a biofábricas en Villa Clara y luego en todo el país. «Ese salto en la biotecnología vegetal transformó para siempre la historia del CIAP», recuerda Víctor Daniel Gil Díaz, jefe del Grupo de Recursos Fitogenéticos y Semillas, con cuatro décadas en la institución.

Profesor del CIAP muestra parte de la colección de geroplasma.

Sin embargo, la identidad del centro no se sostiene solo en los resultados científicos, sino también en la fidelidad de quienes lo han acompañado durante toda una vida. «El CIAP es mi segunda casa», asegura Oralia Rodríguez López, técnica con 54 años de servicio y premio ACTAF por la obra de la vida. Para ella, permanecer en la institución ha sido mucho más que un trabajo: un compromiso que le ha permitido contribuir a la formación de generaciones de estudiantes e investigadores. 

Técnica del CIAP se acerca a la meseta del laboratorio.

Hoy los desafíos se viven de otro modo. Las limitaciones materiales son una constante, pero también lo es la capacidad de innovar desde lo que se tiene. «En aquellos años se trabajaba con mejores condiciones, hoy el reto es hacer ciencia con limitaciones, pero con creatividad», resume Ángel Mollineda, técnico de laboratorio. En la misma línea, Alexander Bernal, jefe del Grupo de Sanidad Vegetal, subraya que el trabajo actual se sostiene en el legado de figuras que marcaron pautas en el país, y que hoy inspira la investigación de nuevas generaciones.

«Hoy el reto es hacer ciencia, con limitaciones, pero con creatividad», comentó Ángel Mollineda, técnico B de laboratorio con más de 40 años en el CIAP.
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El Dr. C. Alexander Bernal Cabrera es profesor del Departamento de Agronomía y jefe del Grupo de Sanidad Vegetal del CIAP.

El relevo es parte esencial de la estrategia. Cuatro jóvenes mujeres se han incorporado como reservas científicas, tres de ellas en maestría y una a las puertas del doctorado.

«Nunca me he sentido sola, siempre he tenido apoyo para publicar, investigar y crecer. El CIAP es una gran oportunidad para superarse, desde la licenciatura hasta el doctorado», confiesa Lisamary Tejeda, ingeniera agrónoma recién graduada. Sus palabras confirman que el centro sigue siendo un espacio de crecimiento para las nuevas generaciones.

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Bajo la dirección del doctor Orelvis Portal Villafaña, el CIAP coordina cerca de medio centenar de proyectos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y participa en iniciativas de alcance nacional y territorial. «La prioridad es preparar a los jóvenes para que asuman el relevo científico», asegura el director, quien también impulsa la revitalización productiva dentro de la universidad, con acciones como la creación de un área para la obtención de compost.

El aniversario 62 se celebra junto al 51 de la revista Centro Agrícola, publicación que ha acompañado la trayectoria investigativa del centro y se mantiene como referente para la divulgación científica del sector. Y como resume Alexander Bernal: «62 años ya es una historia acumulada a través de varias generaciones».

Más allá de laboratorios, biofábricas o publicaciones, el CIAP es memoria viva de trabajo colectivo. Un puente entre generaciones que demuestra que sembrar ciencia es también sembrar futuro.

CIAP: 62 años de historia a través de generaciones
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