El Himno de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas fue descubierto, por casualidad, en la papelería del destacado compositor y arreglista remediano Agustín Jiménez Crespo. Tal como se describe en el artículo publicado por los investigadores Ana Hurtado de Mendoza Borges y Félix Julio Alfonso López, en la Revista Islas, correspondiente al período de abril – junio de 2001, el hallazgo, fue protagonizado por el propio Jiménez González y la musicóloga Ana Hurtado de Mendoza más de cuatro décadas después de ser cantado por vez primera en los predios de la entonces finca Santa Bárbara.
Conservación y orígenes
Se presume que el grado de conservación era bueno. Quizás el envejecimiento natural del papel, pero permitía la lectura íntegra de la música y letra de esta composición de la que se dice que es un himno de inusual sentido y belleza. Debe tenerse en cuenta que la letra del himno, es la creación de un poeta (Samuel Feijóo) de quien Cintio Vitier dijo que «pertenece por entero a la naturaleza», por lo que despliega toda su finura y sensibilidad estética en una obra que no solo es reflejo de la vida, el entusiasmo, el orgullo estudiantil y el sentido de pertenencia que ya existía, entonces, en la Casa de Altos Estudios recién abierta en el Centro de Cuba; sino de la belleza del campus y la naturaleza cubana en se sentido general.
La letra del himno fue responsabilidad de Samuel Feijóo (1914-1992), poeta, ensayista, novelista, crítico, dibujante y etnólogo de reconocida trayectoria intelectual. Es notoria su filiación con la Universidad Central desde los días aurorales de la revista Islas, y fue en esta casa de altos estudios donde editó en la década de los sesenta (al decir del propio Félix Julio Alfonso, primer historiador de la (UCLV) una de las más espléndidas y aportadoras colecciones de libros cubanos publicados en el país.
Por su parte la música que acompaña al texto pertenece a una de las principales figuras de la historia universitaria y villareña de los años cincuenta, el doctor Agustín Anido Artiles (1903-1965), miembro ilustre de una antigua familia cuyos aportes a la cultura local son visibles todavía.
El doctor Anido, médico pediatra, fue al mismo tiempo un músico de Academia que se destacó por su destreza en el teclado, al punto de haber acompañado al piano al genial Enrico Caruso durante su presentación en el Teatro La Caridad de Santa Clara en 1923.
Fue miembro destacado de la Comisión Pro Gestora Universitaria y del Consejo Universitario desde su creación, Anido Artiles ocupó diversos cargos relevantes, hasta que en 1954 pasó a desempeñarse como rector en funciones, en sustitución de Pedro Martín Camps i Camps, hasta el año 1957 en que la reforma de ese año eligió para el máximo cargo al doctor Mariano Rodríguez Solveira.
Durante sus años de rectorado, época convulsa para el país, de luchas estudiantiles y represión gubernamental que llevaría al cierre del recinto universitario a fines de 1956, el rector Anido se caracterizó por la sobriedad y limpieza de su mandato, al tiempo que era anfitrión de notables figuras de la cultura cubana y universal, tales como Ernesto Lecuona, Berta Singerman y Francisco García Lorca.
Bajo su égida se entregaron en la universidad los primeros títulos de Doctor Honoris Causa (a Fernando Ortiz, Ramiro Guerra y Medardo Vitier).
Luego de su relevo como rector, estuvo al frente del Departamento de Meteorología de la institución; de manera que en él se daba una singular pasión por las ciencias y el arte.
El arreglista del himno, Agustín Jiménez Crespo (1892-1976), remediano de nacimiento e hijo adoptivo de Santa Clara, es considerado el padre del sinfonismo en la ciudad de Marta, siendo fundador de la Orquesta Sinfónica de Las Villas y director de la Banda de Conciertos de la capital provincial desde 1952 hasta su jubilación.
Jiménez Crespo fue, además, director de la Academia de Música y de la Banda de Concierto de su ciudad natal, promotor de bandas infantiles y pionero en el desarrollo de bandas de ambos sexos. En su academia de Santa Clara se formaron numerosos músicos que recibieron el elogio de su amigo, el insigne maestro Gonzalo Roig.
En su variado repertorio como compositor y arreglista, se destacan sus Suites para Las Parrandas Remedianas, el Himno del Centro de Veteranos, pasodobles y el Himno del villaclareño ausente, otro hallazgo en sus archivos, que fuera estrenado el 15 de julio de 1955 en el Parque del Carmen.
Sobre las circunstancias específicas en que se crea el Himno no se ha escrito mucho pero no es difícil recomponer el contexto, de alguna manera. Corría 1959, el año del triunfo de la Revolución y todo era efervescencia en el país. Se vivía una etapa refundacional de la nación y la sociedad cubana que daba paso a la entronización de un proyecto social soportado en los más profundos valores humanistas. En medio de ello no solo se estaba repensando el rol del revolucionario, del hombre nuevo en Cuba, sino de las instituciones y de la propia educación superior. En medio de ello la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas reabre sus puertas que habían sido cerradas en 1957 luego de, a penas, 5 años de iniciado el primer curso escolar. En este sentido cantar a la Universidad no solo era un acto legítimo, sino que resumía todo lo que Cuba vivía entonces y que atravesaba todos los ámbitos de la vida poniendo un nuevo derrotero a la Educación Superior cubana.
Como cuentan los propios Félix Julio Alfonso y Ana Hurtado, era una época vertiginosa, donde todo ocurría y todo pasaba a la vez. Por ello tampoco es algo inusitado de que pasara desapercibido el estreno de himno. Refieren los investigadores que:
Diciembre de 1959 fue un mes de inusitada actividad en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, recién liberada por las tropas rebeldes apenas un año atrás. La revolución triunfante llevó un cúmulo de transformaciones a la joven institución, que se iniciaron en el mes de marzo con la visita de Fidel y su multitudinaria acogida en el campus universitario, y prosiguieron con la exitosa feria industrial de productos nacionales hasta culminar de manera grandiosa con el otorgamiento al comandante Ernesto Guevara de la Serna del título de Doctor Honoris Causa en Pedagogía. Dentro de semejante cúmulo de actividades, quizás pudo pasar inadvertido el estreno de una composición musical [letra de Samuel Feijóo y música de Agustín Anido Artiles] que, con aires de marcha, fue ejecutada por la Banda de Conciertos dirigida por el maestro Agustín Jiménez Crespo, el 24 de diciembre de 1959, vísperas de las fiestas de navidad. Este himno debería identificar a la universidad a partir de entonces como parte de sus símbolos, junto al escudo oval con la antorcha, la bandera y los estandartes blanco y verde mar, emblemas escogidos desde el inicio de sus actividades docentes en 1952.
Composición del Himno de la Universidad
La composición fue pensada y creada como Himno oficial de la Universidad. Una Institución que había nacido desde 1952 con un pensamiento integral y completo respecto a la heráldica que la representaba y su valor simbólico. Contaba con escudo, bandera, estandartes, símbolos y slogan para cada facultad… todo pensado, en materia de protocolos universitarios, hasta el más mínimo detalle. Ello ha quedado recogido en los libros de actas de los boletines oficiales de la UCLV, otra de nuestras joyas documentales que integran el acervo del patrimonio universitario. Lamentablemente no sobrevivió en la práctica cotidiana. Asumimos que en parte tuvo que ver con los tiempos, es decir con el cúmulo de acontecimientos que estaban sucediendo y su dinámica socio-político; y en gran medida debido a las limitaciones técnicas, pues ante la ausencia de una grabación y de medios de reproducción)
La obra posee un muy elevado valor patrimonial. Ello está dado por sus calores artísticos en tanto composición musical que refleja los valores y estética de un momento determinado de la cultura cubana y en particular de la cultura institucional; también por su valor histórico y testimonial al estar relacionado a personalidades históricas de tanta repercusión para la cultura local y nacional. No debiera dejar de tenerse en cuenta su valor comunitario en tanto debe ser una pieza capaz de representar y aglutinar a la comunidad universitaria como síntesis de los valores que la caracterizan.
En realidad el proceso de rescate del Himno de la Universidad está desligado del hallazgo, que como dijimos debió haber ocurrido alrededor del año 2000 o 2001. Luego de ello la partitura volvió a quedar dormida por prácticamente 20 años. Luego de la publicación volvió a quedar olvidada hasta que la Dirección de Patrimonio de la Universidad comienza, cercano a la campaña por el 70 aniversario de la fundación de la UCLV, una labor constante por hacerlo sonar. Se partió de de-construir la idea de que el himno era incantable. Una especie de leyenda universitaria que intentaba explicar por qué no se había vuelto a interpretar. Para ello se contactó con el Grupo de Investigación del patrimonio Musical de Las Villas, liderado por la Maestra Angélica María Solernau, quien además es la Directora del prestigioso conjunto de música antigua Ars Nova, de la ciudad. Ellos estudiaron minuciosamente los documentos hasta determinar que estábamos en presencia de una idea musical y no una partitura propiamente. En consecuencia, se encargó al oboísta y arreglista de Ars Nova, Oscar Cruz, en ese momento estudiante de la UCLV, el arreglo musical. La pieza, escrita en base a la idea musical de Agustín Anido y del maestro Agustín Jiménez Crespo, implicó un fuerte estudio de la época y de la música y su estética, producida entonces. Como resultado se tuvo una primera versión para el propio conjunto Ars Nova; y ya posteriormente una versión final, del propio Oscar Cruz, revisada y corregida para Orquesta Sinfónica y Coro. Fue re-estrenada en ocasión del acto por el 70 aniversario de la apertura del primer curso académico el 30 de noviembre de 2022. La interpretación estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Villa Clara dirigida por la Maestra Irina Toledo (dato interesante porque esta orquesta fue fundada por el propio Agustín Jiménez Crespo en 1926); y por el Coro Provincial de Villa Clara liderado por la Maestra Yolanda Martínez Ordoñez. Al momento se unió el propio Conjunto de Música Antigua Ars Nova. Fue, sin dudas, un momento verdaderamente emotivo.
Himno: símbolo patrimonial cubano
El himno es un ejemplo total de cubanía. Es una loa a la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, pero es también un canto a la belleza de la naturaleza y el alma cubana, y a sus principales valores. En él se sintetizan de forma natural los valores que deben caracterizar a todo egresado de la UCLV: ideal verdad, acción honesta, servicial bondad, aprendizaje hermoso, compañía sana, alegría, libertad, fraternidad… Es un canto optimista, a la vida y a la necesidad de aprender… al conocimiento y su valor social, y a la salud de las relaciones sociales comunitarias que se establecen desde él. Es una manera sencilla y hermosa de describir lo mejor del cubano; y también es una forma excepcional de contener la vocación de sombrilla como valor esencial que debe caracterizar a la UCLV inspirado en la praxis social y patriótica de Marta Abreu y de Ernesto Guevara.
No solo puede convertirse en un símbolo, sino que debemos trabajar muy fuertemente porque lo sea. No es solo un documento valioso del patrimonio y la cultura universitaria sino que nos representa. Ya se ha ido incorporando. Queda el reto enorme de que toda la comunidad universitaria (trabajadores, profesores y estudiantes) lo conozcan, lo identifiquen y lo puedan cantar con el orgullo y le sentido de pertenencia que nos suele caracterizar. Nuestro Himno es parte esencial de la identidad universitaria y como tal nos identifica.
Creo que, en síntesis, cualquier mensaje iría hacia la necesidad e importancia de valorar nuestro himno, tanto como el resto de los símbolos universitarios, y a asumir desde la práctica cotidiana los valores que estos símbolos entrañan. Todo ello habla del rol de un profesional de estos tiempos, comprometidos con sus valores y con la esencia de Cuba como proyecto social que tiene al pueblo como actor social fundamental, como principal beneficiario y como único protagonista. El Himno, como el escudo llaman a la verdad y a la eticidad; y llaman a la equidad y a la inclusión social en una Universidad que solo puede deberse al pueblo – concluyó Durán García.
Por Dr. C. Ginley Durán Castellón, director de Patrimonio Universitario