Hace hoy diez años, un caballero andante, de los tantos que atesora esta Nación, llegó hasta estos predios para recibir el título de Doctor Honoris Causa en Historia que nuestra universidad, complacida y generosa, le entregara en un día muy especial: el día del natalicio de Marta Abreu de Estévez.

¿Cómo no recordarle? a él debemos la materialización de esta obra monumental, aún inacabada. Fue el artífice de nuestra Alma Mater, que hoy abraza a estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad. Con su encendida palabra, Eusebio Leal Spengler, entonces historiador de La Habana, nos daba una clase magistral de Historia, y con las pinceladas que casi nunca los libros atrapan, fue dibujando la grandeza de esta mujer inmensa que Santa Clara dio a luz hace hoy 177 años.

Eusebio, esa especie de Argos de mirada honda, Rey Midas para algunos, ángel bienhechor para muchos, fue un hombre con una conciencia de lo humano, de lo culto y lo identitario profundamente revolucionaria. Valladar frente a la destrucción, el abandono y la desidia, siempre decía: “hay que inventar y crear, responder a las incógnitas con cosas perdurables”. Incitaba así a tomar un espacio, poner en práctica la restauración y la creación, pero también la participación comunitaria. “La vida nos llevó a considerar, – recordaba Eusebio – que en nuestros países, poseedores de un vasto legado patrimonial, es imposible actuar en los campos de la preservación si ello no conlleva una  vocación de desarrollo social y comunitario”[1]

Defender la belleza fue otro de los principios en la obra de Eusebio Leal. “Solamente ese sentido de la belleza, esa fuerza salvadora, esa efusión amorosa, es la que regenerará y abrirá las puertas que queremos para el futuro de nuestro país”. [2]  Inspiró de esta forma la política de sembrar, una y otra vez, hasta que finalmente “el árbol fuera amado y respetado”.

Y así nació la escultura de Marta, por ese espíritu de creación trascendente, para ser amada y respetada por la comunidad universitaria. Nuestra Marta, la patriota, la benefactora, que nos acompaña en tantos sueños y nos conmina a caminar tras ellos, quedó eternizada con toda la fuerza del amor siempre fundante. Su vida, enaltecida por múltiples actos hermosos, puede recogerse en su famosa frase: “mi última peseta es para la Revolución”. Y desde allí la entrega, el servicio y el compromiso que legara a Cuba y a Santa Clara.

Dr. C. Mely del Rosario González Aróstegui

Palabras en el natalicio de Marta Abreu.

13 de noviembre 2022

[1] Eusebio Leal. “Diálogo del Tercer Milenio”. En: Fundada esperanza. Ediciones Boloña, La Habana, 2003, p. 121

[2] Eusebio Leal, “Andar la Habana Vieja”. En: Fundada esperanza. Ediciones Boloña, La Habana, 2003. p. 118