La presente entrega de Diez razones se aleja de su línea estrictamente literaria. El texto que más abajo comentaremos es de corte histórico: Los americanos en Cuba, de Enrique Collazo.
El volumen constituye una de las primeras obras que abordaron la presencia norteamericana en Cuba. Lo que sigue a continuación no es más que un compendio del ensayo que le sirve de prólogo, escrito por el destacado historiador cubano Julio Le Riverend.
1. Los americanos en Cuba constituye uno de los más importantes libros de historia escritos en Cuba. Es una obra de historia como denuncia, porque se fundamenta en hechos testimoniados y nos ayuda a pensar históricamente sobre nuestro pasado. Asimismo, con su lectura podemos precisar cómo y por qué pudo producirse la incorporación del pueblo cubano a la concepción del antimperialismo.
2. Es el primer emprendimiento de una crítica pormenorizada y consistente de la nueva dominación extranjera. Todo lo anterior a esta obra eran observaciones copiosas, fértiles, pero no formaban, ni lo pretendían, un conjunto de elementos articulados entre los hechos históricos y el pensamiento antimperialista.
3. La obra de Collazo es una réplica a otros muchos textos que el período se alzaron en defensa de la anexión.
4. En sus palabras “A los cubanos”, el autor llama a desconfiar, a partir de la historia pasada, de “nuestros humanitarios protectores”, y a buscar en la paz el desarrollo de la riqueza nacional y la fuerza con el fin de conservar “la independencia absoluta y la libertad, por las cuales hemos luchado medio siglo”.
5. La obra analiza los caracteres y objetivos de los dos movimientos que se enfrentaron entonces: anexionismo e independentismo. De los anexionistas dice que “lo sacrifican todo ante la seguridad de vivir tranquilos, aunque esclavos de un pueblo absorbente y codicioso”. Frente a estos, los independentistas “han venido a tener su desengaño con la intervención americana durante su duración en Cuba y su resolución final”.
6. Resalta el relato ceñido de lo que fue la política yanqui en relación con la independencia de Cuba desde principios del siglo XX. Aunque el autor no añade nada nuevo, dicho en aquel momento como parte del texto de denuncia, ese recuento es un arma poderosa de convicción.
7. Collazo pone al desnudo cómo, una vez desatada y decidida la guerra, los funcionarios y la prensa estadounidense cambian sus conceptos. Los cubanos que antes eran víctimas del colonialismo español, ahora serían vituperados como gente sin organización, saqueadores harapientos, punto menos que bandidos despreciables.
8. Los americanos en Cuba vino a cumplir una función polémica. Hasta entonces solamente se había publicado una obra anexionista acerca de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos; la de José Ignacio Rodríguez. Era necesario contemplar esas relaciones bajo otra luz y, además, incorporar al análisis los ricos resultados de la experiencia.
9. La obra de Enrique Collazo, aunque aparentemente no manifiesta compromiso político, siempre está vinculada a los más profundos sentimientos populares y nacionales. Y esto es posible porque defiende una tesis fundamental: afirma que Cuba no debe gratitud alguna al gobierno norteamericano.
10. Desde el punto de vista técnico, el libro es irreprochable por la solidez y la certitud de la información. Su expresión es digna, sobria y sin aquellos esfuerzos literarios o estilísticos en que con frecuencia las obras históricas pierden más que ganan. No hay palabra excesiva, ni frase destemplada; hay palabras como puños e ideas como relámpagos. Hay una altura de serenidad que solo puede darse en quien, como él, sufría en lo más íntimo de su herida dignidad, la dignidad dolida de su valeroso e infortunado pueblo de principios del siglo XX.