El 15 de enero de 1871 José Martí reveló, en breve carta a Rafael María de Mendive, el sufrimiento que albergara, con solo 18 años, ante la separación de su patria y sus afectos:
“De aquí a dos horas parto desterrado para España. Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir. Y si he tenido fuerzas para tanto y si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, solo a Ud. lo debo y de Ud. y solo para Ud. es cuanto de bueno y cariñoso tengo.”
Luego de haber sido condenado a seis años de prisión por infidencia, el 4 de abril de 1870 José Martí comenzó a cumplir su condena en el Presidio Departamental de La Habana, pena que le es conmutada cinco meses después por el destierro a la Metrópoli. Viajaría a bordo del vapor Guipúzcoa para encontrar, varios días después, a un Madrid “desabrido y gris”, describe Jorge Mañach, y acota, a seguidas: “A aquel jovencito flaco que, en paletó muy ceñido, paseaba con aire de convaleciente las calles ateridas, embargábanle cosas más íntimas y más lejanas, Madrid… Aquel era Madrid, la ciudad que los criollos querían de balde (…)”