“Si vas a un desierto, escucharás esta voz misteriosa: ¡Sé sabio, protege tus bosques!” ( Mehemet Murat, escritor turco)

El 22 de junio se celebra el Día internacional de los bosques tropicales, efeméride proclamada en el año 1999 por el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, para llamar la atención de los gobiernos sobre la tala indiscriminada de bosques y la reducción de áreas protegidas.

Los bosques tropicales cubren solo el 2% de la superficie total del planeta pero albergan más del 50% de la flora y fauna terrestre. Un quinto de las aguas dulces se encuentra en la cuenca Amazónica, y contienen entre 90 y 140 billones de toneladas de dióxido de carbono, que equivalen a 9-14 décadas de emisiones creadas por la humanidad.

Cada hectárea de bosque amazónico perdido resulta una lesión de biodiversidad mucho más alta que la de cualquier otro ecosistema terrestre, según Varun Swamy, ecólogo de la selva tropical de Perú.

Dichos ecosistemas se han visto reducidos debido a labores tales como la minería, que si bien provee una fuente de recursos necesaria para la industria pesada, afecta deliberadamente la vida de los bosques; la construcción de carreteras que los abren a otras actividades como la agricultura y la extracción de madera.

Anualmente, se genera más contaminación por la pérdida de bosques que por el transporte mundial – aviones, trenes, automóviles y barcos en conjunto.

El desequilibrio en la actividad humana trae como consecuencia la pérdida de especies tanto vegetales como animales, la erosión y desertificación del suelo impidiendo la plantación; el aumento de la temperatura caliente y la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

En medio de este panorama que sigue siendo preocupante para los bosques tropicales hay varias iniciativas en Latinoamérica que buscan formas más rápidas y eficientes de restaurar las zonas deforestadas y conservar las que aún permanecen vírgenes.

Desde la UCLV impulsamos plantaciones de árboles nativos y frutales, contribuyendo a capturar CO2, de igual manera siempre  respetando las plantas originarias del lugar.

Cuidemos nuestros bosques, los árboles podrán oírnos si hablamos con ellos.

Por Laura Cardoso Suárez, estudiante de Licenciatura en Letras