Un destacado poeta cubano Jesús Orta Ruíz, conocido como el Indio Naborí, resumió el simbolismo de una fecha que marcó el inicio de una etapa en la historia de Cuba: el triunfo de la Revolución.

El poeta aseguró en un poema que escribió pocos días después en la etapa inicial de mes del año 1959 y que tituló Marcha triunfal del Ejército Rebelde:

¡Primero de Enero!
Luminosamente surge la mañana
Las sombras se han ido. Fulgura el lucero
De la redimida bandera cubana.

Mientras en disímiles lugares del territorio cubano los combatientes rebeldes realizaban en forma exitosa la gran ofensiva final, en horas de la madrugada del primero de enero de 1959, en La Habana el dictador Fulgencio Batista y algunos de sus más connotados servidores se fugan de Cuba.

Acerca de lo ocurrido el primero de enero de 1959 y cuál fue su reacción en esos instantes, Fidel detalló algunos años después, al hablar en el acto efectuado en Santiago de Cuba, en esa fecha en 1989, en ocasión del aniversario 30 del triunfo de la Revolución:

“El primero de enero no solo era la culminación de un largo esfuerzo de lucha de nuestro pueblo a lo largo de muchos años, a lo largo de casi 100 años en aquel momento; no solo percibíamos la victoria ese día, no solo fue el día de la victoria, fue también un día de grandes decisiones, decisiones fundamentales, y un día de grandes definiciones, un día de grandes enseñanzas, un día de gran aprendizaje, porque el día primero de enero no solo se alcanza la victoria, sino que fue necesario también defender la victoria.”

Con particular sinceridad y firmeza Fidel alertó al pueblo que la Revolución empezaba ahora y que no sería una tarea fácil sino una empresa dura y llena de peligros, más adelante aseguró:

“Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder. No será como en el 95 que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto. Intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García que había peleado durante 30 años, no quisieron que entrara en Santiago de Cuba. No será como en el 33 que cuando el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba haciendo, vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró una dictadura por once años. No será como en el 44, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder, y los que llegaron al poder fueron los ladrones. Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución.”

E igualmente enfatizó: “Y esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho con tanto sacrificio, ¡nuestra Revolución!, ¡la Revolución del pueblo es ya hermosa e indestructible realidad! ¡Cuánto motivo de fundado orgullo! ¡Cuánto motivo de sincera alegría y esperanza para todo nuestro pueblo! Yo sé que no es aquí solo en Santiago de Cuba, es desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio.”