Por Betsabé Torres Marrero; y Lisvany Martín Rodríguez, estudiante de Periodismo

A diario la encontramos en el campus de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV), el sitio que la cautiva con la misma pasión del primer día. Afable, siempre dispuesta a dialogar con los estudiantes, hoy alberga imborrables recuerdos de su etapa universitaria en la Facultad de Ciencias Sociales.

Profesora titular, vicerrectora de Extensión y Proyección Social y, desde hace algunas semanas, candidata a diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, la Dr. C. Anabel Díaz Hurtado aplica el pensamiento científico en cada una de sus responsabilidades. Motivada por su afán investigativo, encuentra en la sociología los recursos para desandar los caminos de la dirección universitaria.

Existe cierto prejuicio respecto al valor científico de las ciencias sociales. ¿Cuán importante resulta el desarrollo de las investigaciones en este campo?

«Hablar hoy de ese prejuicio con respecto a las ciencias sociales es estar montados en un discurso ya obsoleto o muy vinculado a inicios de siglo. Resulta incuestionable el valor de estas ciencias, pues todo lo que se hace tiene un referente social. Hay una gama amplísima que permite que los estudios se diversifiquen y alcancen disímiles campos del saber.

»Esto se ha sido superando, aunque no niego que quede como sesgo en algunas maneras de investigar. Cada vez se ha hecho más visible la importancia de las ciencias sociales como área de estudio, y se han incorporado resultados científicos en los aspectos tecnológico y productivo en todas las esferas sociales.

»En la UCLV también se ha superado, a pesar de ese entendimiento de institución tecnócrata que en algún momento existió. Las ciencias sociales marcan una dinámica en la Universidad y la hacen plural y multidisciplinaria. Nuestro reto consiste en ser capaces de trabajar y aportar resultados importantes a la sociedad».

¿Cuál es su conexión con el Centro de Estudios Comunitarios y con los proyectos científicos que allí se realizan?

«El Centro de Estudios Comunitarios (CEC) es mi vida en la Universidad. Cuando nació la carrera de Sociología en el año 2002, apareció vinculada a la Facultad de Ciencias Sociales, pero también al Grupo de Estudios de Desarrollo Comunitario, que luego se convirtió en el CEC.

»A partir de ahí, toda la investigación que se hacía vinculada a la formación sociológica de esa carrera se trabajó desde el CEC: intervenciones sociales, demandas de las asambleas municipal y provincial del Poder Popular y del Partido.

»Toda mi vida de formación en la Universidad la hice como estudiante vinculada al centro. Cuando me gradué, me quedé como integrante del colectivo de investigadores. Tuve la oportunidad de formarme como máster en la Maestría de desarrollo comunitario y de entrar en el programa curricular colaborativo.

»Asumí como directora del CEC cuando el Dr. C. Rivero Pino ocupó otras responsabilidades en la capital. Fueron años muy complejos, pero me hicieron crecer.

»Es un centro donde encuentras un compromiso profesional; que te permite aportar desde el conocimiento, la innovación y la ciencia al desarrollo de las transformaciones sociales, y te crea una visión holística de la realidad».

¿Cómo compagina la vida educativa y científica con su trabajo en la dirección universitaria?

«Compaginar la vida científica y académica con la dirección ha sido complejo. Recuerdo al Dr. C. José Luis García Cuevas, quien me decía que la dirección en una universidad nunca puede estar desligada de la ciencia.

»Hacer ciencia no es solo parte de mi vida profesional, sino también del compromiso que tengo con la Universidad, con el país y con el proyecto social en el cual creo; es mi manera de aportar. Llevo varios años en las diferentes direcciones. Llegar al Rectorado es también un reto, pues me corresponde articular, cumplir con la responsabilidad administrativa y avanzar en el proceso de conducción universitaria».

Usted es una mujer de ciencia, pero también de arte. ¿Cuánto le aporta su labor en la extensión universitaria?

«Llegar a la extensión universitaria ha sido un descubrimiento grato porque me permite estar conectada con mi profesión, con el vínculo directo que tiene la sociología en el ámbito práctico, con el proceso de proyección social.

Anabel Díaz

Compartiendo panel junto al politólogo argentino Atilio Boron. Foto: tomada del perfil de Facebook de la entrevistada

»Esta tarea me brinda la posibilidad de interactuar con los estudiantes y sus proyectos. La extensión va más allá del movimiento de artistas aficionados y el movimiento deportivo; también se centra en la búsqueda del impacto social y el aporte de cada carrera. Es un regalo del cual estoy aprendiendo».

Cuando se habla de ciencia siempre se asocia a los hombres científicos; pero cada vez son más las mujeres entregadas a la vida académica. ¿Cómo lograr un mayor empoderamiento de estas en tal escenario?

«Esto parte de esquemas de los diferentes contextos, así como del propio desarrollo de la vida social en torno al protagonismo de la ciencia.

»En estos tiempos son muchas las mujeres que participan en la vida académica. La Revolución cubana permitió que nosotras lográramos conquistas que hoy todavía son sueños y utopías para muchísimas otras en el continente.

»Ser mujer y hacer ciencia significa que tienes un compromiso con lo que haces. El éxito radica en la firmeza y la confianza de poder conquistar las metas de la vida profesional, en no dejarte vencer y no crear autoestigmas. Para avanzar no podemos ponernos límites, sino retos y sueños».

Guiada por las concepciones científicas que adquirió en su formación, la profe Anabel abandona los esquemas en el desempeño diario. Su rigor en el trabajo y su entrega a la UCLV hacen de ella una mujer coherente con su tiempo y sus principios.