Por: Xavier A. Carbonell

En una carta de José Lezama Lima a su hermana, el poeta habla con entusiasmo de «otro escritor joven, Miguel Barnet, que escribió La historia de un cimarrón» y dice también que «es de lo mejor entre los jóvenes. Esa obra que te cito de él, es la historia de un negro que tiene más de 100 años y a quien él le hace una larga entrevista». No podría describir mejor el contenido de Biografía de un cimarrón. Pero lo intentaré:

  1. Un joven Miguel Barnet, investigador del Instituto de Etnología y Folklore, descubre —con un poco de tacto y con mayor suerte— la existencia de Esteban Montejo Mera, un hombre que ha podido moverse en la historia cubana con la misma naturalidad que cualquier abuelo.
  2. Barnet, que no es un conversador ingenuo, sabe que quien ha vivido desde 1860 pudo tocar con sus manos los instantes medulares de la vida de la nación: la Colonia, la República y la Revolución. Con la simpleza de cualquier amigo, el investigador comienza sus trabajos.
  3. Al principio, Esteban es arisco y desconfiado —cimarrón al fin—, no habla con facilidad de su vida. Sin embargo, la habilidad de su interlocutor logra que las palabras fluyan como la miel, y la experiencia de la vida de un hombre se transforma en el retrato de un país.
  4. Dulces de coco, tabacos, y sobre todo la atención de un oído ávido de enseñanzas, extraen de Montejo el relato de su vida como cimarrón. Esteban cuenta sus escapes, su amor al monte, sus encuentros con otros cimarrones que compartían con él su deseo de libertad.
  5. Pero la vida severa del monte daría paso, en la historia de Esteban, a las luchas independentistas del 95. El combate de Mal Tiempo se narra con familiaridad y viveza; y las figuras de Maceo —verdadero titán para el cimarrón— y de Gómez —sobre el cual Esteban mantiene criterios polémicos e interesantísimos— llenan varias páginas del relato.
  6. Finalmente, el cimarrón logra vivir la República hasta que el investigador, fascinado, concluye sus entrevistas y grabaciones: tiene material suficiente para organizar una obra transgresora, que se mueve entre la letra y la vida, donde la vieja etiqueta «basado en hechos reales» cede ante la certeza de la palabra. Y de una palabra que está viva.
  7. Precisamente lo extraordinario de Biografía de un cimarrón es que nada entre dos aguas. Por un lado, la ficción que es inherente a todo texto novelado, por otro, las palabras de un hombre real, de carne y hueso, que describe su vida tal como la ha visto y padecido.
  8. Obra altamente significativa para nuestra literatura, Biografía de un cimarrón constituye un documento valiosísimo para el conocimiento de Cuba en el siglo xix. El monte, la guerra, los centrales, son imágenes vivenciales, no salidas de una aburrida crónica histórica.
  9. La novela testimonio, género que Barnet funda, disuelve barreras entre lo real y lo imaginario, entre la sabiduría mágica de los ancestros africanos y los fusiles y machetes mambises, que la convierte en una lectura personal e insólita de estos años.
  10. «Por cimarrón no conocí a mis padres. Ni los vide siquiera. Pero eso no es triste porque es verdad», nos dice Esteban Montejo en las páginas iniciales de la novela. Que sirvan de invitación a la lectura de esta novela de Barnet, junto a la promesa de una aventura que va al centro mismo de lo cubano.