Este 10 de abril se proclama la nueva constitución de Cuba. La fecha posee un profundo simbolismo pues hace 150 años se proclamaba por nuestros libertadores la Constitución de Guáimaro: la primera para una Cuba independiente.

En aquel entonces fue redactada por dos jóvenes abogados: Ignacio Agramonte y Antonio Zambrana. Hoy ha sido la obra de todo un pueblo en asambleas y debates; pero el objetivo sigue siendo el mismo: fundar las bases legales que permitan la construcción de una Cuba con todos y para el bien de todos.

La emancipación de la Patria y la libertad de los esclavos fue el objetivo supremo de aquella sencilla y escueta constitución cubana; la dignidad plena del hombre y el desarrollo de la Patria socialista es ideal de la que se proclama hoy.

Hace 150 años los patriotas reunidos en el pueblo libre de Guáimaro, proclamaron la República en Armas frente a la reacción militar española; hoy se proclama la soberanía de un Estado socialista de derecho y justicia social, frente a la agresividad del gobierno de los Estados Unidos. Los tiempos son diferentes; tampoco las generaciones de cubanos son las mismas de entonces: pero los ideales de emancipación, enarbolados frente a las amenazas de un enemigo poderoso, esos, siguen siendo los mismos.

Los jóvenes de este tiempo, nacidos y educados en el primer país socialista de América, llenos de optimismo y confianza en el futuro, asumen la continuidad de la obra noble, generosa, justa, humana, gigantesca y heroica que ha sido la Revolución Cubana. Esa, de la que el Comandante en Jefe expresó, que ha sido una sola desde el 10 de octubre de 1868 hasta el presente.