Por Amanda Aydin Hernández González

¿Qué es el Síndrome de Down?

El síndrome de Down es una afección donde la persona tiene un cromosoma extra. Los cromosomas son pequeños “paquetes” de genes en el organismo. Determinan cómo se forma el cuerpo del bebé durante el embarazo y cómo funciona mientras se desarrolla en el vientre materno y después de nacer. Por lo general, nacen con 46 cromosomas. Los bebés con síndrome de Down tienen una copia extra de uno de estos cromosomas: el cromosoma 21. El término médico de tener una copia extra de un cromosoma es ‘trisomía’. Al síndrome de Down también se lo llama trisomía 21. Esta copia extra cambia la manera en que se desarrollan el cuerpo y el cerebro del bebé, lo que puede causarle tanto problemas mentales como físicos.

¿Cuáles son sus principales características?

Aún cuando las personas con síndrome de Down pueden actuar y verse de manera similar, cada una tiene capacidades diferentes. Generalmente tienen un coeficiente intelectual (una medida de la inteligencia) en el rango de levemente a moderadamente bajo y son más lentos para hablar que los demás.

Los bebés con dicho síndrome tendrán muchos rasgos físicos propios de su familia, además de los característicos de las personas con síndrome de Down y algún grado de discapacidad intelectual. Su personalidad, aficiones, ilusiones y proyectos serán los que verdaderamente les definan como personas y su discapacidad será sólo una característica más de ellos.

El síndrome de Down afecta a la capacidad de aprendizaje de los niños de muchas maneras diferentes, pero la mayoría de ellos tiene una discapacidad intelectual de leve a moderada. Los niños con síndrome de Down pueden aprender, y son capaces de desarrollar habilidades y destrezas a lo largo de la vida. Pero alcanzan los distintos hitos evolutivos a un ritmo diferente. Por eso es tan importante no comparar a un niño con síndrome de Down con otros hermanos que siguen pautas evolutivas normales ni tampoco con otros niños que padezcan el mismo síndrome.

Tienen un amplio abanico de capacidades, y no hay ninguna forma de saber en el momento del nacimiento de qué será capaz cada niño a medida que vayan creciendo.

Algunas características físicas comunes del síndrome de Down incluyen:

  • Cara aplanada, especialmente en el puente nasal
  • Ojos en forma almendrada rasgados hacia arriba
  • Cuello corto
  • Orejas pequeñas
  • Lengua que tiende a salirse de la boca
  • Manchas blancas diminutas en el iris del ojo (la parte coloreada)
  • Manos y pies pequeños
  • Un solo pliegue en la palma de la mano (pliegue palmar)
  • Dedos meñiques pequeños y a veces encorvados hacia el pulgar
  • Tono muscular débil o ligamentos flojos
  • Estatura más baja en la niñez y la adultez

¿Cómo puedes ayudar a una persona con Síndrome de Down?

Los programas de Atención Temprana (desarrollados entre los 0 y los 6 años) se han demostrado fundamentales e insustituibles para la estimulación del aparato sensorial y motor del recién nacido, para la creación de un contexto óptimo dadas las características propias de su aprendizaje y para proporcionar el apoyo emocional necesario a los padres para que la familia se adapte a la nueva situación.

Estar con ellos desde el primer instante no solo es beneficioso para los padres, que sienten que no están solos, sino también para el recién nacido. Con el bebé comenzará a trabajar de inmediato todo un equipo multidisciplinar de profesionales para intentar paliar, en lo posible, los efectos que provoca el exceso de carga genética sobre su desarrollo.

¿Cómo pueden ayudar los padres?

Si a su hijo le han diagnosticado un síndrome de Down, es posible que, al recibir la noticia, tenga sentimientos de pérdida, culpa y miedo. El hecho de hablar con otros padres de niños con este síndrome lo puede ayudar a superar la conmoción inicial y a encontrar formas de mirar al futuro. Muchos padres comprueban que aprender lo máximo posible sobre este síndrome de Down los ayuda a mitigar algunos de sus miedos.