El 8 de noviembre de 2021, la Gaceta Oficial de la República de Cuba publicó el Decreto Presidencial que oficializó el otorgamiento de la Orden Carlos J. Finlay a un grupo de maestros, técnicos docentes y cuadros de dirección, a así como dos instituciones, a propuesta del ministro de Educación Superior.

Entre quienes recibirían la máxima condecoración que otorga el Consejo de Ministros cubano a nacionales y extranjeros por sus aportes al desarrollo de la ciencia en beneficio de la humanidad se encuentran cuatro doctores en Ciencia de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas: Eraida Campos Maura, Ángel Manuel Rubio González, Roberto López Machado y Raciel Lima Orozco.

La Dra. C. Eraida Campos Maura innova desde la Pedagogía

Dra. C. Eraida Campos Maura. (Foto: Tomada del perfil de Facebook de la periodista Dalia Reyes Perera)

La Dra. C Eraida Campos Maura gesticula mientras conversa, se emociona al relatar lo vivido y narra sus años de labor pedagógica cual si fuese una clase de Español y Literatura.

Profesora en la Sede Pedagógica Félix Varela, de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV); máster y doctora en Ciencias con especialización en la atención a alumnos talentos; tutora de más de una centena de tesis, y, actualmente, jefa de Departamento de la carrera Licenciatura en Periodismo, sus aportes teóricos, sin duda, han contribuido a enriquecer la enseñanza de la lengua y la literatura.

Su condición de educadora y el interés por el empleo de técnicas novedosas en la docencia impulsaron el desarrollo de un proyecto nacional dedicado al proceso de enseñanza de la construcción de textos escritos.

La redacción escrita, la correcta articulación de las palabras en un espacio determinado y el empleo de una habilidad comunicativa específica resultan algunos de los problemas docentes más frecuentes en los estudiantes universitarios; precisamente, la investigación desarrollada por la profesora Eraida permite trabajar la metodología de construcción de textos con un carácter interdisciplinario y con enfoque profesional.

«Aunque las ciencias pedagógicas no poseen resultados objetivos desde el punto de vista económico, sí trabajan con la mente humana y perfeccionan el proceso de transformación del hombre. El inventor de la vacuna, del alimento animal o el fertilizante transitó por los diferentes niveles educativos y desarrolló su pensamiento creativo en un aula gracias a los procesos innovadores de sus maestros». En los resultados de los estudiantes se aprecia su mayor aporte.

Durante la entrevista, Eraida confiesa lo inesperado y satisfactorio que ha sido recibir la condecoración otorgada por el Consejo de Ministros por los aportes al desarrollo de la ciencia. «Nunca imaginé que en una universidad tan grande, con tantos procesos innovadores y con investigadores excepcionales, podría recibir la Orden Carlos J. Finlay.

(Foto: Tomada de Twitter)

«Una condición con el nombre de Finlay significa mucho, y el regocijo es aún mayor al recibirla justo en el año en que se le otorgó a mis antiguos alumnos del IPVCE Jesús Menéndez, hoy creadores de una de las vacunas cubanas contra la COVID-19. Ha sido extraordinario e inesperado».       

El Dr. C. Ángel Manuel Rubio González y su aporte al desarrollo azucarero del país

Dr. C. Ángel Manuel Rubio González. (Foto: Tomada del perfil de Facebook de la periodista Dalia Reyes Perera)

En el central azucarero Covadonga —hoy Antonio Sánchez—, en Cienfuegos, afloró su interés hacia la ingeniería mecánica. Desde niño, el Dr. C. Ángel Manuel Rubio González supo que sería ingeniero o, como le llamaba en aquel entonces, «ingeniero de hacer centrales».

En 1962, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz convocó a los estudiantes del país a ayudar en la cosecha de café en la región oriental. Antes de cumplir la tarea, los jóvenes de la antigua provincia de Las Villas debían concentrarse en la Universidad Central, donde recibirían su posterior ubicación. Según recuerda el profesor Rubio, ese constituyó su primer encuentro con la UCLV y, como flechado por Cupido, decidió volver para convertirla en su «alma novia».

«Aquella visita me impactó. Durante el acto para despedir a los estudiantes, me escapé y recorrí toda la institución. Aunque muy pequeña en esos años, me resultó maravillosa. Dispuse que regresaría y, en 1967, matriculé en la carrera Ingeniería Mecánica en la Facultad de Tecnología»

Catalogada como «la universidad azucarera», la institución villaclareña abogó en sus inicios por la vinculación del estudiantado con las labores de recogida de caña. Mientras cursaba el tercer año de la carrera, el Dr. C. Ángel Manuel Rubio trabajó por más de seis meses en el central Ciudad Caracas, en Cienfuegos, durante la zafra de 1970 mientras, en horario alterno, recibía cuatro horas diarias de clases.

Si bien su etapa estudiantil transcurrió entre el aula universitaria y el surco; una vez graduado, el eterno enamorado de la UCLV decidió mantener una relación cercana y eligió la pedagogía y la investigación para desarrollar su incipiente carrera profesional.

Profesor del Departamento de Energía, último director de la Escuela de Mecánica, se convertió en el decano más joven de Cuba, con solo 26 años, cuando en 1976 se creó la Facultad de Ingeniería Mecánica.

Su capacidad investigativa y de liderazgo lo convirtió en el primer director del recién fundado Centro de Estudios de Energía y Termoenergética Azucarera –actual Centro de Estudios Energéticos y Tecnologías Ambientales (CEETA)– en la Facultad de Ingeniería Mecánica y, posteriormente, se desempeñó como vicerrector de Investigación y Posgrado durante 15 años.

«Mis investigaciones en el campo de la ciencia han arrojado dos resultados fundamentales. Apenas se fundó el CEETA, el equipo de trabajo comenzó a desarrollar la tecnología necesaria para producir azúcar orgánica. Esta investigación logró resultados objetivos y hoy el central Carlos Baliño es el único productor de este tipo de azúcar en Cuba y uno de los pocos centrales que mantiene una actividad constante e ininterrumpida.

«Paralelamente, hemos trabajado en varios estudios enfocados en la utilización de la biomasa como fuente renovable de energía. Los resultados sobre las características de la biomasa cañera y sus potencialidades en el desarrollo energético del país constituyen otro de los aportes del equipo del CEETA y se han expuesto en diferentes escenarios con muy buenos resultados».

(Foto: Tomada del sitio web de la UCLV)

Con infinita modestia, el profesor Rubio atribuye su éxito al trabajo de su equipo de investigadores. Asimismo, insiste en mencionar su vinculación con la industria azucarera desde pequeño. Su abuelo, colono; su padre, trabajador azucarero; sus dos hijos, ingenieros graduados en la Universidad Central; uno de ellos, actual director del CEETA.

Sin duda, recibir la medalla Carlos J. Finlay constituye el reconocimiento a una vida de sacrificio y estudio.

«Para mí, la Orden Carlos J. Finlay en el campo de las ciencias es especial. El desarrollo de los estudios de Finlay significó un golpe de suerte para la humanidad; su desinterés monetario y su empeño por certificar su descubrimiento a pesar de los obstáculos constituyen ejemplos para cualquier investigador.

«Recibir una medalla con el nombre de esa persona resulta algo extraordinario, marca un nuevo momento en mi vida y me llena de ánimos para continuar comprometido con el desarrollo científico de mi país».

Dr. C. Roberto López Machado y el rescate de la identidad cultural cubana  

Dr. C. Roberto López Machado. (Foto: Tomada del perfil de Facebook de la periodista Dalia Reyes Perera)

La década de los años 70 del siglo xx aportó grandes talentos a la universidad villaclareña. En 1978, el Dr. C. Roberto López Machado obtuvo su título de arquitecto y, desde entonces, permanece en la Facultad de Construcciones de la UCLV como pedagogo. No obstante, a la par de la docencia, decidió investigar la historia de la arquitectura en la región central de Cuba y, en casi cincuenta años de labor, ha contribuido a la preservación de la identidad cubana desde los bienes inmuebles.

Conversar con el profesor López Machado sobre su extensa y profunda investigación sobre urbanismo, arquitectura y paisaje constituye, si bien un placer, una clase magistral de arquitectura cubana.

«Durante mis primeros años como profesor descubrí el poco valor patrimonial que se le atribuía a las construcciones erigidas a finales del siglo xix y en el siglo xx en las ciudades de la región central. En esa época solo se preservaba lo parecido a Trinidad y ciudades como Cienfuegos permanecían a la sombra de otras edificaciones».

El también Doctor en Ciencias se dedicó entonces a estudiar la arquitectura ecléctica con decoración más modesta; o sea, casas de una sola planta, con pretil no calado y otras características totalmente diferentes a lo descrito hasta el momento en los libros de texto.

«Al indagar sobre el tema en Santa Clara y observar las variaciones en la construcción dependiendo del año, el lugar y las características socioeconómicas de la época, decidimos ampliar el estudio. Estuvimos en Cienfuegos, Sancti Spíritus, Trinidad, Caibarién, Placetas, Remedios y otras ciudades y, además de descubrir los elementos comunes típicos del eclecticismo, pudimos apreciar un carácter identitario y diferente en cada lugar».

La colaboración y el trabajo conjunto de varios equipos en diferentes provincias cubanas permitió la recopilación de datos para caracterizar la arquitectura de la casa cubana en las distintas ciudades del país y posibilitó la publicación del libro La casa cubana: colonia y eclecticismo, ganador del Premio Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba en 2005.

Asimismo, permitió la creación de la Guía de Arquitectura de Las Villas y Matanzas , que abarca las provincias Sancti Spíritus, Villa Clara, Cienfuegos y Matanzas y que posee una documentación, prácticamente inexistente, sobre el patrimonio arquitectónico de la región central de Cuba, incluidas varias ciudades catalogadas como Patrimonio de la Humanidad o Monumento Nacional.

(Foto: Tomada del sitio web de la UCLV)

«Recibir la Orden Carlos J. Finlay constituye un honor para cualquier científico. La distinción la asumo como colectiva, les pertenece a los miembros de un equipo sin nombre: los colaboradores en las investigaciones sobre la historia arquitectónica cubana, tanto en el estudio de campo como en la recopilación de la memoria documental.

Solo me resta agradecer por la condecoración y por el reconocimiento al trabajo de rescate de nuestra identidad cultural. Sin identidad no existe un país. En eso trabajamos, en preservar la nacionalidad cubana desde la arquitectura».

Dr. C. Raciel Lima Orozco y sus estudios sobre el desarrollo animal

Dr. C. Raciel Lima Orozco.

La relación del Dr. C. Raciel Lima Orozco con la universidad villaclareña, aunque más reciente, ha sido igual de intensa y apasionada. Nacido en Batey Jinaguayabo, en Remedios,  descubrió Santa Clara al optar por un técnico de nivel medio en Medicina Veterinaria. Sin embargo, el amor por la especialidad y sus notables resultados académicos trazaron el camino hacia la formación universitaria.

Graduado con Título de Oro en Medicina Veterinaria en 2002, su investigación se ha centrado en lograr la optimización del proceso de ensilaje y el diseño de suplementos minerales como estrategias para mejorar la alimentación de los animales y, por tanto, su rendimiento. También se ha centrado en el mejoramiento de la productividad animal mediante el manejo de las fermentaciones ruminales y en el desarrollo de estrategias para mejorar el comportamiento reproductivo del ganado.

Aunque el Dr. C. Lima califica como intangibles los resultados de su investigación, la realidad demuestra que «las metodologías o tecnologías logradas permiten reducir o sustituir importaciones entre un 20 y 40 %, además que reducen las cargas contaminantes de los rumiantes e incrementan la producción de leche, carne y/o huevo» según explica a Vanguardia.

«Por ejemplo, un ensilaje de granos energéticos —sorgo o maíz— con granos proteicos                —Canavalia, Mucuna o Caupí— reduce el déficit de alimentos en los sistemas ganaderos y, a la vez, puede sustituir entre un 20 y 30 % de la dieta diaria en cerdos y hasta el 50 % en rumiantes sin afectar el rendimiento productivo e, incluso, logra aumentar la producción».

Cuando pregunto si considera necesaria la ciencia para el desarrollo de la producción de alimentos en el país, el vicerrector me responde categórico: «La aplicación de la ciencia y la tecnología constituye una necesidad para lograr alimentos sanos, sostenibles, accesibles y sustentables; su empleo permite alcanzar altos rendimientos agropecuarios y reducir costos».

Sus investigaciones impactan en los sistemas de crianza y reproducción bovina y revolucionan los métodos empleados hasta el momento para adecuarlos al contexto cubano actual. «El reto es continuar desarrollando alternativas para incrementar los sistemas alimentarios locales y garantizar su sostenibilidad».

Alternando su limitado tiempo entre proyectos de investigación, docencia y tareas vinculadas al desarrollo socioeconómico del país, Lima Orozco ha ejercido como director del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP), decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y, actualmente, como vicerrector de Investigación, Innovación y Posgrado de la casa de altos estudios.

Dr. C. Raciel Lima Orozco. (Foto: Tomada del sitio web de la UCLV)

«Recibir la Orden Carlos J. Finlay le confiere un valor adicional al esfuerzo y sacrificio de los investigadores cubanos y extranjeros vinculados a estos proyectos científicos, al de mi familia y al mío propio.

La entrega oficial ha coincidido con las celebraciones por el aniversario 70 de mi universidad; esta circunstancia refuerza mi compromiso con la institución y con el país».

Tomado de Vanguardia