El pueblo de Cuba rinde tributo perenne a los miles de compatriotas, héroes o mártires, forjadores sin escatimar sacrificios de los caminos de la victoria para coronar el triunfo de la Revolución, hace 58 años.

Unos 20 mil cubanos y cubanas murieron asesinados o cayeron en combate y una cifra incalculable recibió terribles torturas desde el golpe militar de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, hasta el primero de enero de 1959.

Esto sin contar las víctimas de etapas revolucionarias anteriores, pues el proceso cubano se concibe como uno solo desde el 10 de octubre de 1868, inicio de las luchas por la liberación nacional y la justicia social.

La continuidad histórica se ratificó víspera del 26 de julio de 1953, en el llamado Manifiesto del Moncada, el cual expresa el ideario de Fidel Castro, fallecido el 25 de noviembre pasado, y sus compañeros, encaminado a hacer una patria mejor, sueño supremo de José Martí.

Se trata de la Revolución Cubana, dice, que no ha triunfado todavía, la de Céspedes, Agramonte, Maceo, Martí, Mella y Guiteras, Trejo y Chibás.

El movimiento insurreccional fue organizado después que el entonces abogado de solo 25 años Fidel Castro solicitó sin éxito al Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales sancionar a los autores de este hecho anticonstitucional.

Solo ocho moncadistas perecieron en la acción, pero la represión del régimen batistiano costó la vida a más de 60 asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, torturados y asesinados durante los días 26, 27, 28 y 29 de julio de 1953.

Desde el primer momento y en cada día de la guerra revolucionaria, la generosidad con el enemigo vencido constituyó un principio ético-moral.

‘No es con sangre como pueden pagarse las vidas de los jóvenes que mueren por el bien de un pueblo; la felicidad de ese pueblo es el único precio digno que puede pagarse por ellas’, afirmó Fidel en el juicio por los sucesos del Moncada.

Tras los horribles crímenes cometidos contra 18 expedicionarios del yate Granma, en diciembre de 1956, el pequeño grupo rebelde atacó el 17 de enero de 1957 el Cuartel de la Plata, sin ninguna baja, y puso en libertad a los heridos y prisioneros.

El 18 de agosto de 1958, Fidel informó por Radio Rebelde la derrota sufrida por las fuerzas de la tiranía en su ofensiva contra la Sierra Maestra y la entrega a la Cruz Roja, sin condición alguna, de 443 prisioneros.

MÁRTIRES DE LA PATRIA

Imposible mencionar a cada uno de los mártires, sin observar los grandes méritos de sus vidas, y cuanto prometían a la Revolución, pues en su mayoría eran jóvenes.

En combate José Tey Saint-Blancard (1932-1956), joven maestro y

dirigente universitario, murió el 30 de noviembre de 1956, junto con sus compañeros Tony Alomá y Otto Parellada, en el alzamiento de Santiago de Cuba, en apoyo a la expedición del Granma.

De haber sobrevivido, qué serían hoy, los siguientes expedicionarios del Granma, asesinados en diciembre de 1956, hace 60 años:

Antonio (Ñico) López Fernández (1932-1956), oficial adscripto al Estado Mayor del Granma, tenía dotes naturales de organizador; jefe de un grupo (célula) de asaltantes al cuartel bayamés el 26 de julio de 1953, formó parte de la Dirección del Movimiento revolucionario. En Guatemala conoció a Ernesto Che Guevara y en México lo vinculó a Fidel Castro.

‘Hombres como Ñico -ha expresado Raúl Castro- fueron los que hicieron posible esa chispa que formara aquella hoguera de redención que nos trajera, posteriormente, la libertad que hoy disfrutamos’.

Cándido González Morales (1929-1956), oficial adscrito al Estado Mayor en la Expedición del Granma, fue un destacado dirigente juvenil y del Movimiento 26 de julio en Camagüey.

José Smith Comas (1932-1956), jefe del pelotón de la vanguardia, era estudiante de ingeniería agrónoma en la Universidad de La Habana; perteneció a la Juventud Ortodoxa y fue fundador del Movimiento 26 de Julio.

Raúl Suárez Martínez (1935-1956), delegado al II Congreso de Estudiantes Secundarios (1954) y fundador del Movimiento 26 de Julio.

También, William Soler Ledea (1941-1957), niño mártir, de solo 15 años de edad, quien pereció a manos de elementos de la dictadura batistiana, el primero de enero de 1957.

Detenido la noche del 30 de diciembre de 1956; su cadáver presentaba huellas de torturas e impactos de bala; uno de los mejores hospitales pediátricos cubanos lleva su nombre.