No soy periodista y mucho menos comunicadora, pero siempre me ha gustado contar historias y reconocer a la gente buena, señal de que, como dicen algunas personas, me corre el sindicato por las venas.
En este caso, teniendo en cuenta que se acerca muy pronto el Aniversario 70 de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV), el próximo 30 de noviembre, quiero contar una historia de un excelente personaje al cual quiero mucho y me ha sido un placer conversar con él; me refiero a Diosdado Rodríguez Alfonso, alias Chichí, que con 85 años de edad y 67 de trabajo, se encuentra activo en nuestro centro.
Todavía, con su memoria muy buena me contaba que empezó a trabajar en esta Universidad en el mes de julio de 1955, en áreas verdes, con un compañero que se llamaba Julio González y Chito, que era jardinero en esa época. Incluso, se dedicaba a decorar el teatro universitario; en ese entonces el director era Pablo Díaz Cueva.
Cuando Ernesto Che Guevara entra a la Universidad estaba yo sembrando las palmas de la avenida y nos mandaron a retirar rápido. También recuerda que ese día, el Che subió a la azotea de la Biblioteca para desde allí ver la Loma del Capiro y la Carretera a Camajuaní, y que el propio Chichí fue su guía desde el Callejón de los Patos hasta la Comandancia, hoy nuestra Sala de Historia.
Chichí nos cuenta que antes del triunfo de la Revolución fue mensajero de la correspondencia universitaria debido a la alta confiabilidad que depositaban sobre él.
En eso triunfa la Revolución en enero del 59 y nos quedamos trabajando Arturo y Armando Molerio, hermanos ellos. En esa época había aquí un corral con venados y carneros y nos pusieron a nosotros a alimentar a esos animales.
Llega el mes de diciembre del año 61 cuando el ataque a Playa Girón y me voy yo para el Escambray y me dejan en Rancho Consuelo (Río Ocaña), en la Comandancia, trabajando en la microonda. En ese tiempo, el jefe era Ramón Valle, de la División 34.
En diciembre de 1962, Chichí se reincorpora a la UCLV y empieza a trabajar muy ligado a la FEU y a la UJC. Recuerda que las oficinas de las organizaciones radicaban en el primer piso de la actual Facultad de Ciencias Económicas. En aquel tiempo, nos coménta Chichí, el presidente de la FEU era Marcos Abreu (ya fallecido) y en su ayuda política estaba Eugenio Mainegra
Tiempo después, Ariel Pérez, entonces director del Seder de la UCLV, entró en contacto con la FEU y la UJC por un marcado interés de que Chichí se fuera a trabajar con él. Las organizaciones respondieron que mientras Chichí no planteara ningún inconveniente, ellos estarían de acuerdo. Así es cómo, en diciembre de 1966, Chichí pasó a trabajar al Seder de la UCLV, y desde ese entonces sigue allí.
Hasta el día de hoy, he visto pasar por ahí a unos cuantos directores. El primer director que tuvo esa área fue Luis Guardia, luego Félix López, Miguel Cepero, Juan Carlos Alonso y, ahora, el compañero Yoel. ¡Cuántas anécdotas tengo para contar en todo este tiempo!
Recuerdo con especial cariño a todos los rectores que han pasado por la UCLV, siendo ya un trabajador. El primero fue Silvio de la Torre. Más tarde llegó de rector el Capitán Isidoro Ramos…
Ahora no recuerdo si después fue rector Bebo Remedio o Benito Pérez Masa; los dos fueron rectores. Despúes, en la época de los 80, llega el Dr. Diego Cobelo, médico de profesión, ya fallecido también. Y claro, le sucedieron los rectores más conocidos por ustedes: Luis Gómez Gutiérrez, José Luis García Cueva, Andrés Olivera, José Ramón Saborido, Andrés Castro y ahora, Osanita. De ellos con el único que no he jaraneado, porque no se podía, fue con Bebo Remedio, era serio en extremo.
Tendría muchas más historias que contar, pero te he contado por arribita, nos comenta Chichí.
Dicen sus compañeros que cuando ya no esté Chichí en UCLV será muy recordado por el dominio que tiene del funcionamiento de la piscina, por su apego a la disciplina, la pasión por el trabajo y su amor por la UCLV. Esas, sin dudas, son razones para que Chichí sea eterno en nuestro campus universitario.
Por Mery Ramírez Fariñas.
