Así lo resume el gran Joaquín Sabina, y no podía tener más razón. No hablo solo por mí. Compartir escenario con un conjunto tan heterogéneo como el 5 de Diciembre me enseñó que cada cual vive la danza a su manera, pero ninguno puede vivir sin ella.

En el histórico teatro de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas crecimos como persona y como grupo.

Aprendimos de unidad, esfuerzo colectivo y ganamos una familia. Cada gota de sudor fue sinónimo de entrega, de pasión, de superación. Y el ensayo, la posibilidad de hacerlo mejor y la obligación de dar el máximo a pesar del cansancio físco.

Bailar en el 5 es una universidad dentro de la universidad, es orgullo y sacrificio. Es saberse heredero de una tradición danzaria y respetarla.

Es saber que cada montaje es una clase magistral de historia y la traducción de situaciones y costumbres de regiones y países al lenguaje de la danza.

Bailar en el 5 te marca y es lo mejor que te puede pasar en la vida.

Para todos aquellos que la danza es motivo impulsor, aliento, forma de expresión o mecanismo liberador, muchas felicidades en este Día Internacional de la Danza.