Este martes se cumplen 88 años del asesinato del líder estudiantil y político Julio Antonio Mella, una de las figuras cumbres del pensamiento cubano a inicios del siglo XX.

A pesar de sus 25 años, Mella participó en la fundación del Primer Partido Comunista de Cuba, fue inspirador de la Reforma Universitaria y organizador de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), fundó la Liga Antiimperialista de Las Américas y su pensamiento integró el cúmulo de ideas que dieron al traste con la Revolución del 30.

Un corrido mexicano de la época dice “cuando cayó Julio Mella puso la mano en el corazón. Dijo la muerte es muy bella, es por la Revolución.” Esa estrofa atrapa las esencias del joven cubano. De andar pausado y espíritu de multitudes, este hombre supo entender los latidos de su tiempo y las necesidades de rescatar en Cuba el espíritu de independencia ahogado por los primeros años de República mediatizada, y hacia allí dirigió su acción.

Cuando este 10 de enero los universitarios cubanos recuerdan su asesinato, también será una buena oportunidad para rememorar su comprensión del papel del imperialismo en América, su espíritu de lucha y su lucidez intelectual y política. Julio Antonio murió joven, a 88 años de aquella bala fatídica, su halo es todavía necesario entre nosotros. Esta recordación es para eso.