Cuatro años y una pandemia han marcado la trayectoria de la hoy presidenta de la FEU de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV). Una etapa de logros y aciertos, pero también de luchas constantes para hacer del estudiante universitario del centro de Cuba, cada día, un ser humano mejor.

El buen arte es la génesis de cualquier historia

Adiane Barrios Suárez concluye hoy su trayectoria como líder estudiantil de la más central de las universidades cubanas. Con la adarga al brazo y la característica sonrisa dice adiós y se va caminando, esplendiendo la siempre viva ilusión. Llegó de manera silenciosa, un día de septiembre, a la Facultad de Educación Infantil y poco a poco, ese amor intrínseco por una cultura de lo nuestro, inició su caminar en el secretariado de su Facultad.

Muchas cosas pasan en un primer año en nuestras facultades, y la Covid-19 fue un catalizador para todos los procesos. Tuvimos que aprender a crecernos y asumir decisiones difíciles en momentos claves. Una de esas decisiones fue liderar la FEU en la Facultad, en materia de cultura. Nunca lo quise, ni lo ambicioné, pero tampoco me negué a ponerme manos a la obra cuando se me solicitó; declara Barrios Suárez.

Lo más difícil y necesario siempre será escuchar

La pandemia que azotó a Cuba durante casi dos años de manera intensa no fue de las únicas situaciones álgidas a las que Adiane se enfrentó durante su etapa de líder estudiantil. Revitalizar los procesos estudiantiles luego de la Covid-19 fue de esas tareas que se asumieron con el pecho abierto y de cara a las balas.

Pasar de una Facultad, donde tu consejo de la FEU son la familia y amigos que conviven día a día, a dirigir en la UCLV es una tarea bien grande. Uno no conoce las dimensiones que tiene cambiar la zona de confort: pasar de poco más de 300 estudiantes a más de seis mil, o de trabajar a nivel de decanato y pasar luego a rectoría, son cambios fuertes y difíciles de asimilar; declaró.

Siempre hubo tres procesos de la FEU extremadamente complejos, por las dimensiones y el dinamismo que requirieron. El Congreso, los Criollos y los Festivales siempre serán la prueba de fuego para cualquier líder estudiantil. Fue un reto en todos los sentidos, a la hora de organizar, de ejecutar y sobre todo de consensuar tantas opiniones diversas y puntos de vistas.

¿Cómo te ha cambiado la FEU?

Pese a todos los golpes que recibimos los primerizos en los cargos de dirección de la FEU, agradezco enormemente la confianza de los profesores y los estudiantes. La FEU es una escuela y esto en todos los sentidos: te enseña a ser sensible ante el problema del otro, a ser más humanos, pero también a formar el carácter y, en la mayoría de los casos, a sacar espuelas.

De mi vida en la UCLV y mi paso por la FEU me quedo con las amistades, con la oportunidad de haber compartido con gente tan diversa y tan admirable. Aquí conocí a personas que me cambiaron la vida, tantos amigos que se quedarán para siempre, tantos profes que con su forma de ser nos moldearon. ¡Me quedo con el recuerdo y la amistad de todos ellos!

Un llamado a amar

«A las cosas que son feas ponles un poco de amor, y verás que la tristeza va cambiando de color», es el consejo que le puedo dar a las futuras generaciones de líderes estudiantiles. Por muy difíciles que sean los tiempos, todo va de ponerle un poco de amor. En estos años, si de alguna manera hemos logrado funcionar con un poquito de entusiasmo y resultados ha sido a base de entendernos con todos. Independientemente de lo que cada quien pueda creer o defender, la FEU son sus estudiantes, y ser sensibles a las realidades de esos estudiantes es la clave.

Adiane: ¿líder o dirigente?

No soy yo quien debería responder a esa pregunta. Si algo siempre he intentado es ser la misma Adiane que llegó en primer año a la universidad. La misma estudiante que una vez se sentó en un aula de Licenciatura en Educación Infantil y que ahora es la que lleva la tiza y el borrador. La misma que no quería cargos en un primer momento y que ha tratado de ser y hacer por aquellos que confiaron en mí.

Con el típico caminar andariego de quien ha dado por terminada su tarea, Adiane desciende las escaleras del rectorado universitario y se despide de los salones de reuniones, de las becas universitarias y de aquellos que una vez nos crecimos a su lado. Hoy y siempre, la FEU-UCLV seguirá siendo la familia que soñó quien ahora dice adiós al llamado de cientos estudiantes que le solían decir ¡Presidenta…!