La Dr.C. Alicia de la Concepción Alfonso Serafín, profesora titular, fue de esas estudiantes talentosas que por cuatro años perteneció al movimiento de Alumnos Ayudantes. Una muchacha todo terreno; recibía clases en la mañana, y en las tarde de martes, miércoles y jueves era profesora de la UCLV. Mientras que lunes y viernes trabajaba en una comisión de Investigación científica del Vicerrectorado docente donde realizó varios estudios y publicaciones.

Quizás muchos preguntan cómo logró llevar tanto al unísono. Alicia no creyó en obstáculos ni se dejó llevar por aquellos que afirmaban que una persona no podía desempeñar varias tareas a la vez. Fue dirigente estudiantil, participaba activamente en los Juegos Deportivos, Festivales de Artistas Aficionados y en cuanto evento apareciera.

Como premio al trabajo y el sacrificio de sus años estudiantiles, tras graduarse de Psicología en en 1973, la dirección de la Universidad decidió designarla como profesora directa de la Institución. Esto lo recibió con beneplácito puesto que siempre la ha gustado enseñar. “Mi pasión por el magisterio debe ser algo genético porque mis padres y mis tíos fueron profesores”, afirma Alicia mientras recuerda aquellos momentos de niña cuando jugaba con sus muñecas a ser maestra en el patio de su casa.

La también integrante del Destacamento Pedagógico Manuel Ascune Domenech estuvo por diez años en la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado, primero de Metodóloga y después de Jefa de Departamento de investigación Científica hasta el año 1986 cuando es designad como Jefa de opinión del Pueblo al ser cuadro profesional del Partido.

Por esa fecha realiza su Doctorado y en 1991 reingresa a la Universidad Pedagógica. Al mismo tiempo, Alicia se forma como Especialista en Dirección y comienza a impartir clases de mercadotecnia, dirección, gestión y administración y relacionadas con los problemas vinculados a la formación sociopsicológica de los cuadros de dirección. “En ese período apareció el apelativo de Alicia la de la dirección del que no me he podido despegar nunca”, infiere.

Estas asignaturas impartidas en diplomados y maestrías la llevaron a visitar más de cinco países donde solicitaron sus servicios, países donde incluso, tiene cuatro libros publicados. “En todo ese tiempo siempre estuvo por delante la docencia y la investigación. Esa combinación no la he perdido ni la voy a perder”, recalca.

“En 2001 voy como presidenta de tribunales de tesis a Brasil. Al regresar pasé a ser Asesora de quien fuese el Rector del Pedagógico Dr.C. Ramiro Ramírez García. Luego Dirigí por tres años Relaciones Internacionales puesto. Más tarde, tras recibir el Premio del Ministro como mejor directora del país me mandan cuatro años para Colombia acompañando a mi esposo. Allá impartí docencia en Universidades privadas y públicas”, alega.

De vuelta a casa, Alicia ocupa el cargo de Secretaria del Sindicato del departamento de dirección de la Universidad Pedagógica desde el 2010 hasta el 2015 cuando llega la integración. En todo ese tiempo siempre estuvo dirigiendo más de 20 proyectos.

En 2016, tras estar par de meses en Venezuela, esta profesora titular y miembro de la JAN (Junta de Acreditación Nacional) plantea su intención de jubilarse. “La gente no quería pero yo les afirmaba que sí. Además, eso no significaba que me retiraba de las aulas. Todo lo contrario porque mientras me quedaran fuerzas mi vida continuaría dentro de esta Universidad”.

“Entonces, vine para Turismo aquí en la Facultad de Economía donde hay muchas materias de Dirección. Aquí me han asimilado bien y me siento a gusto rodeada de gente joven con talento. Ellos juegan conmigo, jaranean, me hacen maldades, cosas normales en un agradable ambiente de trabajo. Y con los estudiantes la mejor de las relaciones”, certifica con entusiasmo.

Recientemente recibió la categoría docente especial de Profesor Emérito, un reconocimiento muy significativo para ella. “El Emérito representa mucho porque se lo dan a muy pocas personas. Recibirlo fue emocionante. Con sana alegría lo acogí porque en primer lugar no lo esperaba y creía que con mi jubilación había terminado mi carrera de premios”.

Ese fue un momento gratificante para Alicia la de la Dirección. Otro que guarda siempre en su memoria es la condecoración recibida como fundadora del Destacamento Pedagógico. Sin embargo, los instantes que recuerda con mayor pasión son los segundos que pasa con sus estudiantes. “Fíjate, no solo es en las clases. Yo me involucro con ellos en actividades recreativas y disfruto muchísimo, soy poeta, imagínate, en los festivales he bailado, cantado y recitado junto a mis muchachos. Son precisamente esos los momentos inolvidables”, asevera.

Eso por eso que para Alicia educar en primer lugar no es una tarea. “Yo educo porque para mí es como una necesidad. Es formar, trabajar continuamente con los estudiantes, es ver las potencialidades que ellos tienen, nunca los defectos y aunque en un momento determinado los he regañado por una cosa u otro, siempre me gusta sacar de ellos sus fortalezas para que salgan bien porque yo les digo a ellos que cuando yo los «poncho», me estoy «ponchando» yo. Por tanto, educar es una responsabilidad de infinito amor”.

Profe, una pregunta obligada. Cuando el día de mañana, por ley de la vida ya usted no pueda pisar los predios de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, ¿cómo le gustaría que lo recuerden?

El silencio se apodera de la sala de entrevistas. El bullicio que allí existió minutos antes quedó relegado ante la presencia de dos lágrimas que rodaban por las mejillas de Alicia. Ni su intento desesperado por secarse los ojos pudo disimular el momento. De sus labios salieron las palabras: “me gustaría que me recordaran con mucho amor”.

Por: Anniel Hernández Villa