Desde el año 2007 cada 18 de febrero se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger.  Este día se establece gracias a la coincidencia del nacimiento del inestigador, Hans Asperger, quien descubre este trastorno; en 1943, Hans determina poner nombre a esta patología.

El objetivo fundamental de señalar un día en el calendario a dicho trastorno radica en lograr sensibilizar a la sociedad en este tipo de autismo. Es un motivo también para que la ignorancia  con respecto a este padecimiento se vaya alejando. Conocer nos permite estar preparados y de esta manera pues enfrentarlo con los recursos justos, sobre todo desde el conocimiento. Es una enfermedad bastante desconocida.

El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información. Existen varias investigaciones al respecto; entre estas  La Confederación Asperger en España informa que las personas afectadas tienen un aspecto e inteligencia normal y, a veces, superior a la media.

En el área de la comunicación social, las personas con TEA tienen dificultades para comprender y desenvolverse en las situaciones sociales. Pueden tener dificultades para comprender el lenguaje no literal de dobles sentidos e ironías, así como de las normas sociales implícitas. Su forma de comunicarse puede resultar poco usual en los aspectos relacionados con la comunicación no verbal (contacto visual, los gestos o la postura corporal) y les puede resultar complicado saber cómo ajustarse y variar su comportamiento en función de las diferentes situaciones sociales en las que se encuentren.

Tales personas suelen tener dificultades para la interacción social, especialmente con personas de su misma edad, alteraciones de los patrones de comunicación no-verbal, intereses restringidos, inflexibilidad cognitiva y comportamental, etc.

En el ámbito de la flexibilidad del pensamiento y del comportamiento, se presentan patrones restringidos y repetitivos de intereses y conductas, que hacen que para la persona sea difícil adaptarse de manera flexible a las demandas cambiantes del entorno y que pueden resultar inusuales al resto de las personas, bien sea por la intensidad o por el foco de interés que les ocupa.

Son personas con buena memoria y brillantes, pero también obsesivas. Aunque hay diversos grados y cada persona que lo sufre lo siente de diferente manera.

Las personas con síndrome de Asperger necesitan también que se les tome en cuenta y para ello la primera muestra consisten en respestar sus derechos. Estos ciudadanos forman parte de la sociedad, por lo tanto es vital su incorporación en todos los aspectos de la vida social. Garantizar su inclusión es la acción más humana en torno a esta fecha.

Son personas que  forman parte del colectivo de la discapacidad,  pero no por ello deben ser apartados por perjuicios y desconocimiento. Conocer sus limitaciones permite un  tratamiento adecuado a las personas que padecen este síndrome. Eliminar las barreras actuales contribuye sustancialmente a mejorarles su calidad de vida.

¡Todo el mundo cuenta!