1. Cintio Vitier (1921-2009) fue un poeta, crítico literario y ensayista cubano; una de las figuras cumbres de la cultura nacional de todos los tiempos. Miembro del reconocido grupo Orígenes –del que también formaron parte Lezama Lima, Gastón Baquero, Eliseo Diego, entre otros–, Vitier cuenta con una vasta obra publicada que abarca poesía, ensayo, crítica, traducciones y narrativa.

2. Ese sol del mundo moral constituye uno de sus textos imprescindibles para entender nuestras esencias como cubanos, y también las urgencias de los tiempos que corren. Este es un libro que sin serlo de Historia o Filosofía, se vale de ellas para estructurar el devenir de la eticidad cubana –esto es, del sueño de la nación– en un discurso coherente y unitario.

3. Al decir de Pedro Pablo Rodríguez, este texto «nos ayuda a conocernos mejor y que nos incita a mantener esta dignidad moral que ha acompañado al coraje, la decisión y la esbeltez de este pueblo desde los albores de los rasgos identitarios y del proceso formador de la conciencia nacional».

4. Lejos de ajustarse a los rigores del lenguaje academicista, el volumen tiene la virtud de la belleza: pureza de miras, lenguaje espiritualmente intenso, simple –que no simplista–; deudor, en definitiva, de la poesía.

5. Llevado de la mano de Cintio Vitier, el lector puede recorrer tiempos forjadores, esenciales en la conformación de lo cubano. Asimismo, la madurez intelectual le permite al autor rasgar el fino velo de lo conveniente para acercarse a momentos de incertidumbres e ingratitudes.

6. Con su atinada visión de poeta –nada como esta para desentrañar la savia espiritual del pasado patrio– Vitier logra ver la luz entre las sombras. Los pasajes referidos a la destitución de Carlos Manuel de Céspedes como presidente de la República de Cuba en Armas, por ejemplo, hacen gala de la propuesta lealiana* de adentrarse en el pasado con la cabeza descubierta; idea que recuerda aquella otra de Martí: «¡Y todo el que sirvió, es sagrado!».

7. No quedan fuera de este libro ningún momento, figura o institución clave en el proceso de la forja de la nacionalidad: desde Miguel de Velázquez –símbolo de temprano mestizaje– hasta Fidel Castro, sin olvidar a Heredia, Varela, Luz, Aguilera, Céspedes, Agramonte, Martí, Gómez, Maceo, Mella, Villena, Guiteras.

8. En el centro de toda esta historia, como «su porción más lúcida y edificante», se sitúa a José Martí. Es él esencia en cada uno de los seis capítulos del ensayo: la filiación martiana de Vitier se advierte en su postura antidogmática y holística. No podía ser de otra forma, pues Martí constituye, en palabras del propio Vitier, «máxima encarnación de la eticidad revolucionaria cubana, coronador de nuestras mejores tradiciones y anunciador de nuestros mejores futuros».

9. A través de agonías y reveses, de los cuales siempre emanan sublimes transfiguraciones, el autor demuestra que la búsqueda del imposible deviene continuum en la historia nacional, pues recuerda que por más inalcanzable que aparezca la lejanía, «todo límite puede ser trascendido para engendrar una nueva tradición».

10. Precisamente, en hacer posible lo imposible radica la esencia del proyecto social cubano. Trascender el horizonte no es, por tanto, solo una opción; sí un imperativo. Y aunque los caminos hacia allá no estén trazados, la guía de nuestro devenir tiene raíz, coherencia, identidad. A esto último han contribuido intelectuales de la talla de Cintio Vitier y obras como Ese sol del mundo moral. Que no sea moda momentánea su lectura, mas sí necesidad reconocida. A eso aspiran estas líneas.

*Hace alusión a Eusebio Leal

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