El movimiento científico cubano le debe mucho al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Su idea de convertir a la Isla en un país de hombres de ciencia habla por sí misma de la visión futurista del líder revolucionario. La universidad, como centro científico por excelencia, constituyó en la visión de Fidel espacio óptimo para la formación de personal de alta calificación y el uso del conocimiento como fuerza determinante del modelo económico-social de Cuba.
En la clausura del IV Congreso de la FEU, el 20 de diciembre de 1990, Fidel expresó:
“(…) Estamos dispuestos a darle un gran impulso al trabajo científico de las universidades. Eso tiene prioridad uno en el Período Especial. No se extrañen si una fábrica aparece por cualquier universidad, un laboratorio, un centro de investigación; a veces el centro de investigación lo estamos haciendo, pero antes hemos creado el grupo que ya está trabajando en algún laboratorio. Está teniendo lugar esta explosión científica, y mucha gente, en el mundo empieza a reconocerlo”.
Precisamente, el 4 de diciembre de 1990 el líder de la revolución cubana autorizó la creación del Centro de Bioactivos Químicos (CBQ) como colofón a un grupo de investigaciones desarrolladas en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas.
El Dr. C. Nilo Castañedo Cancio, miembro del entonces Grupo de Aplicación de Bioactivos Furánicos (GABIFU) y el resto del equipo directivo, se reunió en La Habana con el propio Fidel Castro, quien se mostró interesado en evaluar en persona los importantes avances investigativos de la UCLV, dentro del marco de una política nacional de impulso de la industria biotecnológica y médico-farmacéutica.
La posterior visita de Fidel a esta casa de altos estudios el domingo 7 de abril de 1991, específicamente a las instalaciones productivas del CBQ, constituyó motivo de inspiración y orgullo.
A continuación se ofrece un resumen de las memorias de aquel encuentro (del que afortunadamente queda testimonio gráfico), en las palabras del propio Castañedo Cancio[1].
***
El domingo 7 de abril mientras que Goizueta, Ervelio, Quincoces y Nilo[2] estaban en las oficinas de la dirección del centro dando los toques finales al informe del X Balance del GABIFU, recibieron una llamada del Partido Provincial indicando al último de estos que se mantuviera en el lugar. Más tarde se le orientó que fuera de inmediato para la planta de producción sin otra compañía.
Cuando ya Nilo iba a entrar a la fábrica pasando por encima de las tablas provisionales ubicadas sobre los huecos del lugar, aparecieron a toda velocidad tres carros, donde venían el presidente del Poder Popular Municipal, el secretario del Partido del municipio y el delegado provincial del MININT. Al llegar estos compañeros se le explicó que Goizueta sería el miembro del grupo que dirigiría la planta y que era muy importante su presencia y fue mandado a buscar de inmediato.
A los pocos minutos llegó un «Mercedes» negro, del cual se bajó el Comandante en Jefe Fidel Castro. Este estaba acompañado en la visita por Carlos Lage, Tomás Cárdenas, Jesús Fernández Moya (presidente del Poder Popular en Villa Clara), Rebeca Marrero y por una periodista de Juventud Rebelde. Después del impacto y emoción inicial, se pasó a visitar las instalaciones que estaban en la fase inicial de construcción. El Comandante hizo muchísimas preguntas sobre la parte constructiva.
Al terminar el intenso intercambio, preguntó dónde estaba «lo de Ponce», refiriéndose al Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP) y si se podía ir a pie, a lo que se le respondió que sí y un pequeño grupo fue intercambiando con él durante todo el trayecto.
A Fidel, en el caso del CBQ, le gustó mucho lo realizado hasta ese momento, así como la amplitud del área, mientras que en el IBP preguntó qué eran las antenas parabólicas que estaban al lado del Instituto y dijo que eso había que quitarlo para ganar en espacio.
[1] Declaraciones extraídas del libro digital “Centro de Bioactivos Químicos: Una experiencia de investigación, producción y comercialización en una universidad”, publicado por la Editorial Feijóo en 2017 y de la autoría del Dr. C. Nilo Castañedo Cancio y la Dr. C. Zenaida Rodríguez Negrín.
[2] Ramón Goizueta, Ervelio Olazábal, José Quincoces, Nilo Castañedo Cancio.