Sin temor a pecar de intimistas, los estudiantes, profesores y trabajadores no docentes de la Facultad de Ingeniería Eléctrica (FIE) celebraron en el teatro universitario un claustro solemne por el aniversario 60 de la Carrera de Ingeniería Eléctrica de la UCLV.
Miembros de la dirección universitaria y representantes de las empresas del territorio también acudieron a la celebración, que involucra a las tres carreras de la FIE.
Inicialmente ubicada en la antigua Facultad de Tecnología, la Carrera de Ingeniería Eléctrica abrió sus puertas el 30 de noviembre de 1959, con las especialidades de Electroenergética, y Electrónica y Comunicaciones. En 1964 los primeros ingenieros graduados comenzaron a nuclear el claustro que hoy enorgullece a todos los egresados.
Entre anécdotas y nostalgias, el Dr. C. Juan Pablo Barrios Rodríguez, decano de FIE, rememoró seis décadas de historia. Reconoció los aportes de los fundadores, y destacó la preparación de los profesores que construyeron aquí la primera computadora analógica de Cuba.
“En la década del 80 se graduaron Alpidio Alonso Grau, Ministro de Cultura; Raúl García Barreiro, ministro de Energía y Minas, y “un ingeniero de banda ancha”: Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de nuestro país”.
No se hizo esperar el merecido reconocimiento a los decanos de la Facultad, a los directivos de la empresas de la región central, y a los profesores que atesoran desde cinco hasta más de 50 años dedicados a la formación profesional y humana de los estudiantes.
Asimismo, el Buró Universitario Sindical distinguió con la Medalla “Rafael María de Mendive” a las profesoras María del Carmen Hernández Carús, Marlén Pérez Díaz y Olga Carvajal Mena.
La Facultad de Ingeniería Eléctrica sobresale por la acreditación de sus tres carreras, el programa doctoral en Automática y las maestrías de Eléctrica y Telemática. A partir del vínculo con las empresas y de la colaboración internacional, realiza aportes a la defensa, las telecomunicaciones, la eficiencia energética, la robótica y la automatización.
Por: Mónica Sardiña Molina y Anniel Hernández Villa
