Tomado de Juventud Rebelde

(…)

Antes del crimen nefando,

le admitieron que abrazara

a su niña, que, en la cara,

mostraba un Guamá peleando.

La madre la fue apretando

Hasta matarla de amor,

Y gritó bella de horror

«Ni Guamá, ni su mujer,

ni su niña… podrán ser

esclavos del invasor».

 

Lanzó la cruz con bravura

de pantera estremecida

y la cruz hizo una herida

sobre la frente del cura.

Luego, heroicamente pura

—matadme, dijo a la hispana

turba que manchó de grana

La esmeralda de su Antilla

¡Y de tan brava semilla

Viene la mujer cubana!

(…)

De esa raíz tan sembrada

surgieron épicas rosas:

Melba y Haydée, las gloriosas

Heroínas del Moncada.

Y como flor alumbrada

por un rastro de carmín,

en torno del paladín

audaz del Segundo Frente,

surgió en las cumbres de Oriente

la estampa de Vilma Espín.

 

Poema de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí