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En el mediodía de hoy, un grupo de estudiantes de Periodismo rindieron homenaje a Julio Antonio Mella en la Casa del Estudiante, con la presencia de la dirección del PCC y la UJC en la institución.

Durante el breve encuentro se evocó el legado de Mella con el compromiso de ser mejores estudiantes cada día, comprometidos con la continuidad de la Revolución.


“Laboremos con energía y entusiasmo por todo lo que es beneficioso a la clase estudiantil cubana (…) por la unión  de todos los estudiantes cubanos en una federación que nos haga fuertes y capaces para defender nuestros derechos, para progresar  y así aprender a encontrar en el mañana la solución a nuestros problemas nacionales.”

Un 25 marzo de 1903 nació Julio Antonio Mella, quien  fue sin dudas uno de esos hombres con madera de apóstol. Fue también estudiante, líder, atleta, periodista; hecho de carne y hueso con la savia de la inconformidad y la justicia fluyendo a raudales por sus venas.

Despertó multitudes, sumó a obreros y a estudiantes en un camino que exigía, y de hecho, terminó con su vida ofrendada a la Revolución.

Es a partir de 1923 cuando el nombre de Mella se hace público. Sin embargo, muchos desconocen que fue inscrito en el registro civil como Nicanor Mac Partland, o que le llamaban Lamy a su entrada en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana. O incluso, que describió sus memorias tras visitar por curiosidad un burdel en la ciudad de México, aconsejando no comprar nunca el amor de una mujer.

Su compañero de luchas, Raúl Roa, lo definió como “atleta olímpico de la Revolución”. Tal vez por su pasión hacia el deporte, pero sobre todo porque su obra revolucionaria fue titánica, y en el breve lapso de seis años –entre 1923 y 1929-  protagonizó hechos sobresalientes hasta alcanzar un puesto cimero en la historia de nuestro país.

El ejercicio del periodismo le sirvió para relacionarse con prominentes figuras de pensamiento revolucionario como Carlos Baliño y  Alfredo López. Con la creación de la revista Alma Mater y la fundación de la Federación Estudiantil Universitaria, dio a la juventud dos herramientas claves para la lucha por la reforma y el saneamiento de la universidad cubana.

Además, fundó junto a Baliño el Partido Comunista de Cuba, protagonizó varios combates contra las lacras de la república neocolonial y de su legado nos quedaron, el ABC de la FEU, el editorial “Nuestro Credo” (cuyo fragmento comienza este artículo), y tradiciones como los Manicatos, así como varias obras.

De sus frases más famosas “Muero por la Revolución”, significó la mayor prueba de patriotismo y dedicación revolucionaria, por lo que es considerado el más genuino líder estudiantil de Cuba. Rubén Martínez Villena llamó a Gerardo Machado “asno con garras”, ante la negativa del dictador de liberar a Mella de la cárcel. Como una casualidad histórica, la FEU celebra su aniversario el mismo día del nacimiento de Villena, quien fuera gran amigo de Mella.

Su lucha estudiantil, las ideas que defendió y sus aportes en un momento crucial de la historia patria, dejaron una impronta más allá de su cobarde asesinato, ordenado por Machado. Aunque han pasado ya casi 90 años de aquel 10 de enero de 1929 en México, Julio Antonio Mella es un ejemplo a seguir por los jóvenes de estos tiempos.

Porque inspirados en su lucha, con la constancia y disciplina en el estudio, como él mismo expresara en el primer Congreso de Estudiantes de la Enseñanza  Media  y la Universidad: “todo tiempo futuro tiene que ser mejor”.