ORBIS transcurre y todavía hay quienes se resisten a abandonar este ejercicio académico y científico en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Jorge Freddy Milián es el ejemplo vivo de esos que convertidos ya en profesionales continúan poniendo todo su pensamiento y entrega en una pasión de estudiante convertida en parte esencial de su vida en la institución.
Cada año, en el mes de febrero, viste de traje y corbata para encarnar al delegado más coherente y serio que representa a determinado país en las Naciones Unidas y practica sus habilidades de negociación y las normas de protocolo.
No fue fundador del evento porque ingresó después de la primera edición a la UCLV, pero desde su entrada se implicó y rápidamente asumió responsabilidades que lo llevaron a convertirse en Secretario General durante casi cuatro años, en los que demostró que cuando existe motivación, entusiasmo y planificación cualquier empeño es posible en las manos de un joven estudiante.
Como antiguo protagonista del evento le concedió más importancia en nuestro encuentro a la historia de ORBIS. Recordó que la primera vez fue en el 2011 y que la vida de este espacio dependió de personas que lo hicieron suyo a base de sacrificios.
«No podemos olvidar a personas como Arley, estudiante de Periodismo y Secretario General del evento durante un tiempo, Yankiel, Coordinador Académico, Lisandra Durán, una de las coordinadoras académicas, Leduán y Yanet, también organizadores, y Manuel Tirado, la persona que introdujo los modelos dentro de la UCLV».
¿Cómo llegaste a ORBIS hasta asumir la responsabilidad de Secretario General?
Yo no quería participar al principio. La primera vez no le hice mucho caso a Arley y Yankiel cuando fueron al aula para convocar directamente a los estudiantes. En mi brigada se anotaron alrededor de 15 personas, yo no me anoté, y después me los encontré cuando iba hacia el laboratorio de computación y me llamaron para decirme que todavía quedaban buenos países para escoger.
Recuerdo que en aquellos momentos mi tío estaba cumpliendo una misión en Guatemala y escogí ese país. A finales del 2011 recibí las preparaciones para el evento siguiente y en el 2012 tuve mi primera participación. A partir de ahí comencé a acercarme. Después que hice mi primer modelo, que de hecho no fue para nada mi mejor papel porque estaba empezando a empaparme, solo quedábamos cinco o seis de mi aula.
Ya en el segundo año, Arley empezó a darnos algunas responsabilidades, a crear las bases en la nueva generación que iniciaba. En el 2013 me nombraron secretario ejecutivo del evento para asumir tareas más puntuales. Allí empecé a trabajar en la organización del evento y entendí cuestiones que no se veían desde fuera, de los trabajos que se pasan, de la planificación, de los pedidos y solicitudes por la parte administrativa y desde lo académico. Cuando concluyó ese evento del 2013, que fue la despedida de Arley porque se graduaba, me nombraron Secretario General para las siguientes tres ediciones. Desde marzo de 2013 comencé a ejercer las funciones, por eso vienen siendo cuatro años en el cargo.
Desde ese momento apliqué lo que me enseñaron mis antecesores, seguí su lógica de organización, muy clara por cierto. Ellos tenían la experiencia para que saliera todo bien. Hice algunos cambios en el procedimiento a mi estilo, pero no sustanciales.
Empecé a preparar el evento con un buen equipo de trabajo. Siempre tuve a mi lado a Anaelis, José Grabiel, Gustavo, Enrique, Lázaro Martínez. Desde mayo pudimos llevar a cabo la planificación para febrero de 2014.
¿Cuán difícil fue el cambio generacional para el evento?
Imagínate, fue muy brusco. Se fue la generación que inició el modelo y había que mantener el impulso para mostrarles a todos la valía del evento. Yo busqué mucho apoyo y encontré una generación que era la mía en Periodismo y en el mismo Derecho. Pudimos salir adelante y demostrar que las nuevas generaciones sí pueden dar continuidad a cualquier proceso siempre que se sienta por lo que se hace.
¿Consideras que el evento ha ido creciendo en torno al reconocimiento institucional?
ORBIS pasó por un momento de crisis, donde se había previsto realizarlo cada dos años, por carecer de fuerzas y criterios. Pero poco a poco fue tomando más auge. Hubo un momento en que el modelo llegó a hacerse clandestino, por así decirlo, casi a espaldas de la dirección de la UCLV. Se hacía en Santa Clara y todo por no perder el ánimo de desarrollar un espacio como este. Eso fue en el 2012 y no cuenta como un evento oficial. Por eso hoy vamos a desarrollar el VII Modelo de Naciones Unidas, pero estaríamos hablando de un VIII si contáramos el de ese año.
El evento empezó sin ningún financiamiento externo, ningún fondo en divisa. Empezó con la puja de los estudiantes, de la decana de la Facultad de Derecho, Yadira, y de la vicedecana de investigaciones, Yanelis, quienes apostaron mucho por el evento. Gracias a todos esos esfuerzos fue consolidándose.
ORBIS vino a tomar más fuerza en el 2013 cuando se dictó una resolución rectoral donde el evento comenzaría a tributar al índice académico como una bonificación de evento nacional. Ello mostraba un crecimiento académico y de la institución cuando en un documento legal se incluyó dentro del Mérito Científico Técnico el modelo de Naciones Unidas. Desde ese momento se vio el reconocimiento de la institución al evento, no solo como un espacio extensionista, como pudo interpretarse, sino como un evento científico de profundidad.
En el 2014, 2015 y 2016 en que fui secretario general, otra de las fortalezas fue la participación académica y la consolidación a nivel nacional. ORBIS iba tomando un papel importante en otros modelos y los delegados nuestros siempre obtenían buenos premios. En el 2014, por ejemplo, nuestros estudiantes obtuvieron 13 premios contando dos eventos nacionales y dos internacionales, incluso, en una sesión completa se llevaron todos los premios. Eso hablaba del momento académico que estábamos viviendo y de un pico de una generación muy preparada. El evento ha logrado crearse un prestigio internacional, pues desde el 2014 ha tenido contacto con el Modelo de Harvard, en Estados Unidos, el primero del mundo.
El modelo se consolidó aún más cuando empezó a tener relaciones con modelos como el de Oxford, el de la Universidad de Cambridge, de la UNAM en México, y otros modelos latinoamericanos como los de Nicaragua, República Dominicana y algunos de Europa, incluso, de París. Hubo invitaciones a participar en el foro internacional del Modelo de Naciones Unidas en New York, en la sede de Naciones Unidas, y no se pudieron concretar por razones de financiamiento. En 2015 el modelo empezó a tener una cuantía en CUC, asignada por el MES, por la importancia que se le concede en la formación de un buen profesional dentro de la educación superior.
El camino a ORBIS no fue fácil…
Detrás de la creación de este evento siempre hubo noches sin dormir, horas de desvelo. Los que me precedieron no descansaban, primero, buscando cómo se iba a llamar el modelo, si CENMUN, ORBICEN, MUNCEN… y al final una estudiante de periodismo, Lisandra, propuso que se llamara ORBIS. Todo el mundo vio que tenía pegada desde el punto de vista comercial y salía un poco de los HAVMUN, ONUPINAR, ONUCARIBE…. Hubo que ir con la decana de la facultad a muchas rectorías para aprobar el evento, explicar su importancia, las habilidades que forma. Después, crear una forma de organizar el espacio y de convocar a los estudiantes. Todavía conservo las cartas de solicitud del evento, las cartas de aprobación, que me las pasaron las generaciones anteriores a mí.
Pero con más propiedad puedo decirte de los trabajos que pasamos en mi generación, desde el ORBIS clandestino, cuando salíamos escondidos de la universidad y nos poníamos el traje y la corbata en el bufete en Santa Clara, desarrollábamos la actividad y regresábamos sin cuello y corbata como si nada hubiera pasado. Sin embargo, fue una de las experiencias más lindas que muchos tuvimos dentro de los modelos.
También supimos de las noches sin dormir, hasta en vacaciones planificábamos dentro de una playa qué íbamos a hacer para el coctel de bienvenida, qué podíamos lograr académicamente superior, cómo podíamos hacer algo diferente. En cualquier momento nosotros pensábamos en ORBIS. Siempre ha habido miles de dificultades y no solo por el momento en que no se entendía su razón de ser, sino porque el desarrollo de un evento implica prever muchos muchas circunstancias que se presentan. Por ejemplo, el Congreso Universidad, de talla internacional, capta toda la atención y se celebra cercano a ORBIS. Era y sigue siendo un reto organizar nuestro evento. Recuerdo en el 2014 y 2016. Tuvimos que tener previsto todo con meses de antelación para que no faltara nada.
El evento no siempre tuvo buenas meriendas. Hubo momentos que había que suplir con el sacrificio particular para tener al menos un pan con mortadella o un refresco de sirope, o para tener dentro del coctel de bienvenida, mínimo, servilletas, vasos plásticos, cucharas, tenedores, con el dinero recogido entre todos. ORBIS es lo que es hoy gracias al trabajo de muchas personas que se sacrificaron.
Ahora lo importante es seguir sin dormir, pero pensando cómo superar ediciones anteriores, la idea es no acomodarnos ni mantenernos en lo que está hecho sino superar año tras año las formas de hacer. Cada año tiene que ser superior porque si una edición no supera la pasada no avanzamos ni hacemos lo que queremos hacer que es la ciencia dentro de los modelos de naciones unidas.
Es muy interesante este tipo de experiencia y debemos transmitirla a las nuevas generaciones para que vean que el evento empezó de cero y hemos tenido que enfrentarnos a muchas dificultades y con muchos elementos que a veces ni dependían de la Universidad, más allá de eso lo importante es que hemos logrado que ORBIS siga existiendo a pesar de muchos detractores en el camino, personas que no entienden todavía su sentido.
¿Cuál es su sentido?
El modelo no es un reconocimiento a la labor que realizan las Naciones Unidas ni a su sistema. Puede ser la plataforma ideal para hacer una crítica a las relaciones internacionales actuales y al funcionamiento de las Naciones Unidas. No es un evento elitista porque participen algunos y otros no. El evento tiene convocatoria abierta para todos. No es un evento burgués porque los estudiantes se vistan de traje, simplemente se siguen unas normas de procedimiento que demuestran cómo funcionan las relaciones internacionales a nivel mundial y que demuestran cómo los jóvenes desde su posición pueden transformarlas.
He ahí donde radica el academicismo, cuando se estudia bien un país, la geografía, las relaciones geopolíticas, los organismos de integración regional a los que pertenece, el estudio a profundidad de las resoluciones de Naciones Unidas, cómo se lleva a cabo su aprobación. Ahí es cuando uno se da cuenta del trabajo que tiene que pasar un estudiante para poder participar.
No significa que el estudiante sea burgués, sino que se crea una idea y ve la situación en que está el país que representa y la compara con la realidad del país en el que vive, con su realidad. Se da cuenta de cuáles son las circunstancias reales en las que vive, la crítica necesaria para mejorar. Unido a eso forma habilidades imprescindibles para todo profesional, incluso, a los estudiantes de Lengua Inglesa los prepara en habilidades como la traducción oral a simple vista y la interpretación, que se evalúan después en la prueba estatal.
Más allá de eso forma las habilidades de oratoria, de cómo dirigirse a un foro, de cómo tener un lenguaje adecuado, de cómo eliminar el miedo escénico, de cómo encontrar alternativas para realizar preguntas subsecuentes o simples, pero relacionadas con el ámbito internacional y que salgan al momento, cómo hacer una resolución al extremo de saber puntos preambulatorios y operativos, cómo se realiza, qué función tiene. ORBIS no es para repetir la realidad, es para cambiar la realidad. No es una mera reproducción, sino un trabajo científico serio que llevan a cabo los estudiantes.
¿Cómo demostraron que un cambio generacional no era sinónimo de crisis?
Trabajando duro. El reto fue poder demostrar la importancia a muchos directivos. Además De un cambio generacional de la parte estudiantil, estábamos en presencia de un cambio de Vicerrector de Investigaciones. Entre los meses de diciembre y febrero bajamos unas cuantas libras, incluyendo la decana. Yadira era la primera que subía y bajaba escaleras con nosotros para todas las reuniones de planificación, junto con Yanelis, que no se me puede olvidar.
Las tareas siempre fueron difíciles y cada año tenía algo de diferente con respecto al anterior. Yo terminé en el 2014 y pensé que era fácil hacer los demás modelos y me equivoqué porque el 2015 me trajo otras dificultades que tuve que enfrentar y el 2016 fue distinto. Lo que sí es cierto es que si te enamoras, si el evento te atrae, llega a ser parte importante de tu vida dentro de la Universidad. Puede mostrar que los modelos de Naciones Unidas van más allá del intercambio. Significan hacer amistades, relaciones personales de toda la vida, aunque estemos muy lejos algunos. Hubo momentos muy difíciles, pero momentos de reencontrarse con los amigos y hacer otros nuevos.
Después de graduado, ¿cómo ves ORBIS desde fuera?
Es difícil abandonar esa vida. Es difícil desadaptarse como mismo es difícil para un atleta desentrenarse porque todavía sigues soñando con el evento, pensando en nuevas ideas, y piensas que el tiempo nunca alcanzó para hacer todo lo que quise hacer. Pero hay que estar consciente de que la generación pasa, el tiempo acaba y uno puede seguir colaborando, pero ya no es lo mismo.
Los muchachos han tenido una tarea bastante grande porque hubo un cambio generacional muy brusco. Muchas personas en el 2016 dejamos atrás la etapa estudiantil y hubo una recaída, que fue convertida en victoria por los muchachos que asumieron el modelo. En esas circunstancias siguieron organizando apasionadamente el evento, lo que demuestra que el interés por los modelos no se ha perdido, va a seguir dentro de la UCLV, lo que hay es que ponerle empeño, enamorarse de lo que uno hace y que le gusten las relaciones internacionales.
Es mucha la responsabilidad que tienen los muchachos, y para ello tienen que establecer un sistema de trabajo que le permita apoyarse en nosotros, contar con nosotros como generación experimentada. Tienen la posibilidad de tener cerca a tres que nos quedamos aquí y que fuimos parte protagónica en el modelo, de contar con nuestra ayuda desde el punto de vista académico y organizativo. Por supuesto, estamos a su servicio aportando nuestros conocimientos y experiencias, pues nosotros también nos servimos mucho de los que estuvieron antes. Siempre es bueno pensar que los que les antecedieron tienen otras visiones que pueden contribuir a la formación del modelo, siempre respetando que es un evento de estudiantes y para los estudiantes. Desde nuestra posición actual podemos colaborar, pero no podemos pretender ser protagonistas.
Coméntame sobre Harvard
En el 2015 se completó una invitación formal de la Universidad de Harvard para los integrantes del modelo, que no llegó a concretarse. En el 2016 también la mandaron y se empezaron a hacer todos los trámites, pero por cuestiones de tiempo, las entrevistas y la participación no se llegó a efectuar. En octubre del 2016 mandaron nuevamente la invitación para el 2017, esta vez se empezaron a hacer todos los trámites y se nos dio la oportunidad de participar a tres de nosotros en el modelo más antiguo y prestigioso del mundo en su 73 edición.
Es un privilegio haber participado porque significa haber conocido la meca de los modelos de Naciones Unidas. Eso te da un medidor de cómo están los modelos en el mundo, de cómo hacer mejor el nuestro y cuán bien estamos con respecto a otros.
Desde el punto de vista de la preparación académica se sigue haciendo muy bien como siempre se ha proyectado, una preparación académica profunda desde los meses de septiembre y octubre, más de seis meses preparándose para el modelo. Eso propicia que nosotros tenemos una excelente preparación académica, a mi juicio mejor que la que yo percibí en Harvard. Más allá de eso en los aspectos organizativos aquel modelo tiene sus rigores por cuestiones de desarrollo, pero hablo de que cada cual desempeña la función que le toca, hay un nivel de subordinación bien claro y un equipo de trabajo bien conformado con un relevo seguro. Eso a veces nos falla a nosotros. Nos cuesta trabajo encontrar el relevo, tener un equipo de trabajo que mantenga el mismo sistema organizativo.
Harvard es un evento de más de 300 delegados, más de 200 universidades del mundo, conoces a personas de todos los lugares. Es muy organizado, de mucho control sobre los delegados, pero le falta algo que tenemos aquí en Cuba y son las buenas relaciones nacionales e internacionales, un nivel de protocolo muy alto y diferente, porque recibimos y atendemos con mucha calidez a quienes vienen al modelo, más allá de los formalismos.
Allá mis colegas y yo compartimos con estudiantes de la Universidad de Los ángeles, de la del Rosario, de Argentina, con estudiantes mexicanos, con jóvenes de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas, conocimos a estudiantes de Kenya, de Europa y de universidades prestigiosas de Estados Unidos.
¿Qué impresión dejó ORBIS en ese evento?
La primera para los jóvenes del mundo creo que fue intercambiar con cubanos, pero más allá de eso, conocer que en Cuba existen modelos de Naciones Unidas. Y es que generalmente aunque tengamos estrategias de comunicación y publicidad, a veces no llegamos a todos los públicos y había muchas personas que se sorprendían de que ya estuviéramos haciendo una séptima edición de ORBIS o la XXI edición de HAVMUN de la Universidad de La Habana. Tenemos que darle más promoción y este fue uno de los espacios de intercambio académico donde se podía ver el interés de participar en el modelo nuestro, hasta personas de Francia.
Como resultado de tu vida estudiantil fuiste el Graduado más integral de la carrera, el más integral de la facultad de Ciencias Sociales integrada y el más integral en docencia a nivel universitario.
Mis primeros cuatro años fueron muy dinámicos, sobre todo el tercer y cuarto años. Siempre me gustó la dinámica de estar trabajando y he tenido sentido de pertenencia por lo mío. Desde el momento que empecé la carrera sentí propiedad por mi facultad y desde primer año comencé a hacer folletos informativos sobre el ámbito noticioso. Participamos en cuanto deporte competía en los Criollos sin ser deportista, a veces hasta para darle puntos a la facultad. Pero cuando llegaban los festivales me iba para el río a cortar caña brava para la escenografía, después actuábamos si teníamos que hacerlo.
Con ORBIS no me quité otras responsabilidades. Fui el político ideológico del Comité Primario de la UJC en la facultad durante dos años, pero después fui vicepresidente de la FEU de la facultad de Derecho. Aparte de eso fui de los que colaboró en el surgimiento de Debatiendo, en el capítulo por la liberación de los Cinco, trabajé con mis compañeros en tareas de impacto que solicitaba la facultad, ayudé en el proceso de reacreditación de la carrera en el 2012, entre otras tareas de choque que aparecían.
Asumí la función de Presidente de la comisión de candidatura en el X Congreso de la UJC, después participé en el Congreso de la FEU a nivel universitario. Por otro lado nunca dejé de la mano la actividad investigativa, que siempre me llamó mucho la atención y en la que pude lograr alrededor de cuatro publicaciones como estudiante: dos artículos en libros, uno en una revista internacional y otra en las memorias de un taller internacional. Por ese concepto obtuve varios premios nacionales e internacionales. Eso me ayudó a obtener como colofón aquella mención de estudiante investigador que otorga la Academia de las Ciencias de Cuba del CITMA, lo cual fue un reconocimiento a mi labor y una muestra de cuanto había hecho.
También logré obtener el Premio al Mérito Científico Técnico, lo cual me ayudó a revisarme y sentirme satisfecho de cumplir todas las metas que me tracé para mi vida estudiantil. Cuando comencé en la UCLV tenía muy claras las metas que quería lograr a futuro y las cumplí. Más allá de los reconocimientos, que no son lo más importante para mí, me sentí muy bien al haber sido el estudiante más integral de mi carrera, el graduado más integral de mi facultad y el graduado más integral de la Universidad en docencia.
Ante propuestas de trabajo atractivas, ¿Por qué preferiste la UCLV?
Tuve la dicha de que en cuarto año hice el proceso para quedarme como docente en la UCLV, teniendo miles de posibilidades de trabajar en un bufete, un tribunal o una fiscalía. Sin embargo, elegí quedarme dando clases en la UCLV por el sentido de pertenencia por esta Universidad que para mí es la mejor de este país, con mi facultad de Derecho y con mi carrera. Me quedé mi primer año en el Departamento Jurídico, subordinado al Rectorado, trabajamos en la asesoría legal desde el punto de vista laboral y económico. Allí me sentí muy bien con un buen equipo de trabajo, un jefe excelente y buenos compañeros. El paso por ese lugar me sirvió mucho en mi formación como profesional y me demostró la utilidad de los conocimientos que adquirí en la carrera para mi desempeño. Al segundo año comencé a tiempo completo como profesor del Departamento. Imparto clases no solo en la facultad a la que pertenezco, sino también en otras como Ciencias Económicas. Con esa carga docente me mantengo colaborando en varias investigaciones, por la importancia que le concedo a la superación y al conocimiento.
Entonces, ¿prefieres la autoridad del aula por encima de la autoridad para administrar justicia?
Así es. Cuando salgo de un aula me siento muy bien siempre que compruebo el haber transmitido adecuadamente los conocimientos. Nací para eso, para transmitir mis conocimientos de Derecho a todo el mundo, no importa la carrera que sea. Me siento más satisfecho formando a los que luego van a administrar justicia.
Para mí lo más reconfortante es cuando un alumno se me acerca y me dice que lo entendió todo, es el momento más importante, y me siento aún más gratificado cuando doy clases en otras carreras pues logro que los jóvenes entiendan y se motiven por el Derecho y que entiendan su importancia en la sociedad. No tengo dudas. Prefiero estar dando clases e investigando que administrando justicia.
Pero tu espíritu de rendir en muchas tareas a la misma vez se mantiene. Unido a tu labor como profesor del departamento de Derecho y secretario del comité primario de la UJC de la facultad actúas como supervisor provincial de la comisión electoral de Villa Clara…
Así es. Además de mis clases y de mi difícil labor como secretario del Comité Primario de la facultad completa, asumí el encargo junto a los vocales de la comisión electoral provincial de supervisar el proceso de legalidad de las elecciones a delegado a la Asamblea Municipal, a la Asamblea Provincial del Poder Popular y diputado a la Asamblea Nacional.
Es un proceso de supervisión antes del proceso de elección. Se trata de realizar una evaluación y ejecución del presupuesto, de dar cumplimiento a la capacitación de las autoridades electorales. Desde enero del 2017 estamos visitando todos los municipios de la provincia para desarrollar todas las actividades. Los meses de abril y mayo los dedicaremos a seguir controlando y fiscalizando todo el proceso, que esperamos se desarrolle con éxito y con la mayor transparencia y legalidad que existe. No hay tarea más importante en estos meses que elegir correctamente a quienes van a representarnos y mantener las conquistas de la Revolución cubana.
¿Satisfecho hasta hoy?
Hoy puedo decir que he logrado lo que me he propuesto. Ahora me queda ponerle el mismo entusiasmo de mi vida estudiantil a mi vida como trabajador de esta Universidad que me formó. Por lo pronto estoy en el proceso de conclusión de una Maestría para no perder tiempo en la proyección para el doctorado. Estoy dispuesto a asumir cualquier tarea siempre que sea para beneficio de mi carrera, de mi Facultad, de mi Universidad, de mi provincia y de mi país.