En los primeros días de noviembre, el Comandante en Jefe Fidel Castro valoró la situación político–militar del país y comprendió que el régimen afrontaba una crisis total, por lo que decidió poner en práctica la Ofensiva Final del Ejército Rebelde, que desde principios del mes de agosto estaba preparando.

A finales de noviembre las fuerzas rebeldes lanzan la ofensiva final contra la tiranía, así nace la Campaña de Oriente. A esta campaña se le sumo la Campaña de Las Villas, la cual era dirigida por los comandantes Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, junto a sus columnas y en cooperación con el Directorio Revolucionario. A ello también habría que agregar las acciones realizadas en las provincias de Camagüey, Matanzas y Pinar del Río, las que unidas a las acciones de sabotaje y propaganda por las fuerzas revolucionarias en todo el país, estremecieron los ya débiles cimientos de la dictadura.

Las acciones militares llevadas a cabo por las fuerzas rebelde al mando del Che para tomar la importante ciudad de Santa Clara comenzaron en la segunda quincena de diciembre de 1958, durante la denominada Campaña de Las Villas. El día 15 de diciembre se derribó el Puente de Falcón, sobre el Río Sagua la Chica, en el tramo de la Carretera Central entre Placetas y Santa Clara.

Al día siguiente comenzó el ataque a Fomento, el Che colocó una fuerte emboscada en Nazareno, punto intermedio en la carretera que conduce a Placetas, y cerró la vía Báez-Santa Clara con el apoyo de las fuerzas del Directorio Revolucionario del 13 de marzo.

Esto le posibilito al Che entrar al poblado antes del amanecer, donde atacó los puntos de resistencia fuera del cuartel, los cuales se rindieron durante los primeros días de combate, y el 18 de diciembre concentró todas las fuerzas contra el reducto, que se rindió a las 16:30 horas.

Era el 20 de noviembre de 1958. Había comenzado la batalla de Guisa.

Como ha relatado Fidel, al día siguiente «el enemigo avanzó apoyado por tanques Sherman y logró penetrar en Guisa dejando un refuerzo en la guarnición». En opinión del Comandante en Jefe, el mando batistiano cometió entonces «un inexcusable error» al reforzar solo con 40 hombres a los efectivos del cuartel y no tomar ninguna de las posiciones claves cercanas a él. No es de extrañar que al día siguiente (22 de noviembre), él ordenara a la tropa rebelde ocupar esas posiciones.

La batalla de Guisa fue un combate producido entre el 20 y el 30 de noviembre de 1958, durante la Revolución cubana, en la zona de Guisa, en la antigua provincia de Oriente (Cuba).

Tomar la posición era el principal objetivo del Ejército Rebelde donde tomaron parte alrededor de 200 rebeldes, dirigido personalmente por Fidel Castro. Después de 10 días, Guisa sería tomada.3​Su captura permitió al Ejército Rebelde aprovecharse de los armamentos allí concentrados para continuar la ofensiva en diferentes localidades como JiguaníContramaestrePalma Soriano y El Cobre, mientras desde el Segundo Frente Oriental, dirigido por Raúl Castro eran tomados importantes pueblos como Alto SongoLa MayaEl CristoDos Caminos y San Luis.

En la batalla, el ejército sufrió un total de 160 bajas, y la guerrilla perdió al capitán Braulio Coroneaux y varios otros combatientes.

La victoria de Guisa constituyó un eslabón esencial en la contraofensiva estratégica del Ejército Rebelde en los últimos meses de 1958. Muchos oficiales y soldados del Ejército batistiano comenzaron a comprender que esta batalla prefiguraba la gran probabilidad del triunfo revolucionario.

El jefe del Ejército Rebelde en Las Villas ordenó avanzar sobre la Carretera Central atacando en rápida sucesión los cuarteles de CabaiguánGuayos y Sancti Spíritus. La tropa batistiana en estos tres enclaves se preparó con la misma fallida táctica de Fomento. Todas las posiciones enemigas en de Cabaiguán y Guayos fueron tomadas por las fuerzas revolucionarias el 22 de diciembre, ocupándosele un total de 135 armas de guerra.

Por su parte, en Sancti Spíritus, fuerzas de la Columna 8 al mando del capitán Armando Acosta Cordero y del Directorio Revolucionario, comandadas por el capitán Julio Castillo, entraron en la ciudad, asaltaron la cárcel y otros puntos e iniciaron el sitio al cuartel.

Aprovechando una tregua solicitada por las instituciones cívicas, la guarnición enemiga escapó por la parte de atrás del edificio y se dirigió al cuartel de Jatibonico, 30 kilómetros al este, entonces en territorio perteneciente a la provincia de Camagüey.

Al mismo tiempo, el Che mandó que otros pelotones derribaran los puentes sobre la línea férrea y la Carretera Central en la región espirituana, misión que cumplieron después de cruentos combates. El ejercito fue incapaz de reforzar a las plazas atacadas y para entonces los prisioneros liberados por los rebeldes ya habían llegado a Santa Clara y Placetas, con la consiguiente afectación de la moral combativa de los soldados batistianos.

Inmediatamente después de la toma de Cabaiguán, el Che ordenó el ataque a Placetas. Allí el ejército batistiano tenía una compañía de operaciones además de los soldados y policías del lugar. Siguiendo el mismo esquema se distribuyeron por el cuartel, la jefatura de Policía, el Teatro La Caridad y el paso superior de la carretera central en su salida hacia la capital provincial, a solo 35 kilómetros.

El comandante Guevara, al frente de parte de sus fuerzas y otras del Directorio, bloqueó con emboscadas las vías de acceso, reforzó la dirección oeste y entró a la ciudad. En horas tempranas del día 22 se rindieron algunos puntos de resistencia y al día siguiente la totalidad de las unidades batistianas, las cuales entregaron un total de 167 armas de guerra.

Tras esta victoria de los rebeldes llegaron al Regimiento Leoncio Vidal, sede del Tercer Distrito Militar, ubicado en Santa Clara, las tropas derrotadas en Placetas, con un efecto demoledor en el deteriorado espíritu combativo de la tropa. Además, la emisora de radio de Placetas divulgó la alocución del Che, en la cual afirmaba que se atacaría a Jatibonico por un lado y a Santa Clara por el otro. Sin embargo, el Che cambió el curso de la ofensiva hacia el norte para tomar Remedios y Caibarién, antes de atacar Santa Clara.

Esta maniobra se explica por estar Camilo Cienfuegos, a quien correspondía ese territorio, enfrascado en el cerco y ataque al cuartel de Yaguajay, extremadamente difícil de tomar, tanto por su ubicación geográfica como por la resistencia de la numerosa tropa allí acantonada.

El 25 comenzó el asedio contra los puntos de resistencia dentro de Remedios, entre ellos el cuartel y la cárcel, dos sólidos edificios solo separados por la calle, y el ayuntamiento, donde se atrincheró la policía. Esa misma noche se prendió fuego a esta última posesión y los policías claudicaron.

Al día siguiente lo hacían el cuartel y la cárcel. Paralelamente a los combates en Remedios, parte de la Columna 8 con el apoyo de un pelotón de Camilo, atacó a la ciudad portuaria de Caibarién, donde el enemigo resistió en el cuartel y el Puesto Naval. El día 26 capitularon los defensores. En los combates de Remedios y Caibarién se capturaron armamento y equipamiento militar para unos 200 efectivos, con los cuales se organizaron dos nuevos pelotones de reclutas. Todo quedó listo para el ataque a Santa Clara.

Para finales del mes diciembre, en Las Villas, los principales cuarteles de los militares batistianos habían sido rendidos por las fuerzas rebeldes de las Columnas Invasoras de Camilo y el Che, y del Directorio Revolucionario 13 de Marzo.

Prácticamente la ciudad de Santa Clara se encontraba cercada. La carretera Central estaba cortada por la voladura del puente de Falcón, a éstas alturas casi imposible de reparar y de vadear su río. Mientras que la línea Central del ferrocarril estaba fuera de servicio por el derribo del puente de Calabazas, lo que impedía el tránsito ferroviario.

Por el Circuito Sur tampoco podían recibir refuerzos las tropas batistianas. Con la toma de las ciudades de Sancti Spíritus y de Trinidad, en cuanto intentaran salir por la vía de Cienfuegos, quedarían expuestas a las emboscadas de las fuerzas rebeldes.

El Circuito Norte no se quedaba atrás, pues era territorio de la Columna Invasora No. 2, Antonio Maceo, al mando del Comandante Camilo Cienfuegos, y por allí también era imposible que los soldados batistianos transitaran.

Una vez ocupada Placetas, el jefe guerrillero decide marchar sobre Santa Clara, para lo cual estableció su campamento militar en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, el 28 de diciembre de 1958, donde además radicaría un hospital de sangre.

Conocedor de la intención del jefe de la Columna 8, el ejército de Batista decidió defender la ciudad por posiciones, tomando los principales edificios, entre ellos, el cuartel 31, la estación de policía; la audiencia; la cárcel, el Gran Hotel y el Gobierno provincial, además de contar con el convoy blindado, donde viajaban unos 350 soldados y armamento para cerca de 500 hombres.
En esas condiciones comenzó la Batalla de Santa Clara el 28 de diciembre de 1958. Durante cinco días las fuerzas revolucionarias, con el apoyo del pueblo santaclareño, combatieron a un enemigo varias veces superior.

Al amanecer de ese día, después de las orientaciones dadas por el Che a sus jefes de pelotones, partieron hacia la ciudad por ambos lados de la carretera a Camajuaní. Cuando se encontraban cercanos al retransmisor de la estación de radio cmq, fueron sorprendidos por un vehículo militar.

En ese encuentro con las tropas de la tiranía se producen los primeros mártires de la batalla: Israel Santos Santos, Anibal Arceo Fonseca y Miguel Diosdado Pérez Pimentel.
En horas de la mañana del mismo día 28 comienza el combate para desalojar a los soldados de la tiranía de la Loma del Capiro. Esta posición había sido ocupada por efectivos del Tren Blindado; estaban ventajosamente ubicados con respecto a los rebeldes porque se encontraban en la parte superior de la Loma y desde allí observaban todos los movimientos de las tropas rebeldes en su avance por la carretera a Camajuaní.
Esa noche, el Che recorrió con una escolta la vía férrea intentando encontrar el punto vulnerable del tren, y logró ubicar un lugar donde obstruir la vía férrea, lo cual se lleva a cabo más tarde con un buldócer manejado por el capitán Roberto Ruiz.
El 29 de diciembre, con el concurso de la población, las vías amanecieron llenas de barricadas. En esa jornada, obligado por el avance de las fuerzas rebeldes hacia el interior de la ciudad, el Comandante Guevara decidió  acercar la comandancia. El lugar escogido fue el edificio donde se encontraban las oficinas del Distrito 3 de Obras Públicas, actual sede del Comité Provincial del Partido.
Ante el avance de los invasores, los ataques aéreos se concentraron sobre la ciudad, los cuales no pudieron impedir el descarrilamiento, ataque y rendición del tren blindado por fuerzas al mando del entonces capitán Ramón Pardo Guerra.


También ese día resultó ocupado, aproximadamente a las 6 y 30 de la tarde, el cuartel del servicio de vigilancia de carretera (los Caballitos), por los hombres al mando del comandante Gustavo Machín.
Un día después se combatía en toda Santa Clara, y cayó en manos rebeldes el Gobierno provincial, tomado por la fuerza que comandaba el teniente Alberto Fernández Montes de Oca. Ese mismo día el pelotón al mando del capitán Rogelio Acevedo logró la rendición de la cárcel provincial y el Palacio de Justicia.


El día 30 se rinden el Cuartel de Servicio de Vigilancia a Carreteras (Caballitos) y el Gobierno Provincial. El día 31 cae el Escuadrón 31 GR, la Cárcel y la Estación de Policía donde se encontraban cerca de 1 300 hombres atrincherados, con 2 tanques y 2 tanquetas. En el asalto a esta última posición enemiga, muere el Capitán invasor Roberto Rodríguez (El Vaquerito), jefe del Pelotón suicida.

Mientras tanto, fuerzas de la Columna Invasora No. 2, Antonio Maceo, al mando del Comandante Camilo Cienfuegos, luego de 10 días de intensos combates, logran la rendición del Cuartel de Yaguajay, a las 4:30 pm de ese 31 de diciembre, el último enclave militar al norte de Las Villas que faltaba por vencer.

Las fuerzas batistianas que continuaban combatiendo en la Audiencia y en el Gran Hotel, se rinden en la mañana del día 1ro de enero. También las que estaban acantonadas en el aeropuerto, aunque no habían sido atacadas.

Sólo faltaba por caer en manos rebeldes, el Regimiento No. 3 GR, Leoncio Vidal, con cerca de 1 300 soldados, tanques y tanquetas en plena disposición combativa. Entonces, los combatientes del Che, comienzan a cercar la instalación militar enemiga.

Ya el Che conoce de la huída de Batista y del pretendido gobierno provisional. Envía emisarios a parlamentar con el jefe de la unidad castrense, el coronel Hernández, para convencerlo de que se rinda, con plenas garantías para la vida de todos los oficiales y los soldados enemigos.

Los parlamentarios regresan con el mencionado coronel, que se entrevista con el Che. Insiste en una tregua. Pero el Comandante rebelde es tajante. ¡No hay tregua!, ¡Rendición incondicional o fuego!

Antes de las 12:30 pm, hora en que expira el plazo dado por el Che, el Regimiento No. 3 GR, Leoncio Vidal, se rinde.

A pesar de la terrible pérdida, la suerte de la tiranía estaba echada y el 1ro. de enero de 1959, a las 12:00 horas, los soldados entregaron el Regimiento Leoncio Vidal, con ese desenlace Santa Clara estaba en manos del Ejército Rebelde.

En las acciones brilló la capacidad organizativa del Che, quien apenas durmió en esos días mientras impartía órdenes precisas a sus subordinados o inspeccionaba personalmente las diferentes posiciones.


Al valorar esta hazaña el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó:

«Che era un maestro de la guerra, Che era un artista de la lucha guerrillera (…) lo demostró en su fulminante campaña en Las Villas; y lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a la ciudad de Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300 hombres en una ciudad defendida por tanques, artillería y miles de soldados de infantería».

Por Malvina Valdés Águila, Mariela Díaz Ramírez y Yohandy Calderón González