Corrían los primeros meses del año 1961. En plena articulación, el movimiento estudiantil en la ciudad de Santa Clara fusionaba en torno a la naciente Revolución al alumnado del Instituto de Segunda Enseñanza y la Federación Estudiantil Universitaria de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas.

Por esos días las organizaciones estudiantiles se reponían de la traición del expresidente de la FEU villareña Porfirio Remberto Ramírez y el exrector Pedro Oliver Labra, a tiempo que a las puertas de la invasión mercenaria por Playa Girón nacía el Ejército del Centro (hoy Ejército Central) bajo el mando del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.

Un joven de entonces, Nelson Montiel Benítez, tuvo el privilegio de pasearse por aquellos pasajes históricos desde el movimiento secundarista hasta la Federación Estudiantil Universitaria Central y su brazo armado: El Batallón de Artillería de la UCLV, devenido Batallón 316 en los días de Girón.

Nelson Montiel Benítez

«Yo llegué a la universidad en mayo de 1961, ya había pasado Girón, pero la tarea de aquella retaguardia la habíamos asumido los jóvenes del movimiento estudiantil de la ciudad, unidos a la FEU que entonces presidía Eugenio Urdambidelus López, quien también dirigía en ese momento el Batallón de Artillería.

«Recuerdo que al producirse los ataques a nuestros aeropuertos la orden recibida fue concentrarnos en el Teatro Universitario. Allí estaban compañeros que no puedo dejar de mencionar Rodolfo de las Casas (Casitas) y José García Bertrand (Pepe El Cura), ambos dirigentes de los estudiantes en la provincia Las Villas.

«En el preludio de Girón el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, Jefe del recién creado Ejército del Centro, encomendó a los dirigentes estudiantiles crear un grupo de estudiantes pertenecientes a la UCLV, el Instituto de Segunda Enseñanza y la Escuela de Comercio, bajo la dirección del Departamento de Seguridad del Estado (DSE), para detener a los desafectos o sospechosos de serlo de la provincia de Las Villas y mantenerlos retenidos en la UCLV.

«Aquello fue tremendo, un puñado de muchachos custodiando en el SEDER a contrarrevolucionarios para evitar que se sumaran a acciones desestabilizadoras. Nos organizamos en dos escuadras de alrededor de 20 compañeros, comandadas por Eugenio y Jorge Besada.

«Dieron fusiles automáticos y semiautomáticos además de ametralladoras bípedes. Las guardias eran día y noche y aquello se llenó porque venían de toda la provincia de Las Villas. Con Casitas y Pepe realicé visitas, el esfuerzo de nuestros compañeros duró semanas, el tiempo necesario para que los interrogadores determinaran las responsabilidades, por allí pasaron más de 600 detenidos.

«Fue un entrenamiento, nunca imaginé que un tiempo después sería el jefe del Batallón de Artillería de la UCLV, al día de hoy, a la vuelta de 60 años, no puedo dejar de pensar en aquellos tiempos y recordar a mis compañeros. Aquí estamos».