Desde abril de 2020 hasta la fecha más de 300 estudiantes de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas y la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, y cerca de 120 jóvenes profesores y trabajadores han prestado sus servicios en las zonas rojas de las alrededor de 15 instalaciones que la UCLV ha puesto a disposición de los villaclareños para el enfrentamiento a la COVID-19.

En el acto singular en que una universidad pública se reinventa con sus propios recursos materiales y humanos y con el acompañamiento de otras instituciones y organismos de Villa Clara para devenir en hospital de campaña o centro de aislamiento para sospechosos o contactos de casos positivos a la COVID-19; los valientes entretejen historias bajo la entereza y ganan el calificativo de “más que valientes, combatientes”.

Junio palidece y abre las puertas a un julio que se anuncia como el mes más complejo para la provincia Villa Clara durante más de casi un año y medio de enfrentamiento a la pandemia. En la Sede Varela de la UCLV trabajan, codo con codo, como desde el primer día, jóvenes valientes de la institución y de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara.

«Me toca ser valiente por segunda vez, desde la primera vez que vine tenía por seguro que volvería, es una gran experiencia de vida porque lo que se vive aquí es increíble, a veces las personas no tienen idea del esfuerzo de los valientes, hay gente que te dice, ¿pero vas a limpiar piso?, sí, voy a limpiar piso y hacer lo que tenga que hacer, es mi contribución, aunque parezca poca».

Brota la voz segura desde un cuerpo menudo y rostro infantil transparentado por los días bajo el vestuario sanitario. Es Liz Mabel Lara Merlán, estudiante de tercer año de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara.

«Esta experiencia ha sido más fuerte que la primera vez, estamos en un momento muy complicado, tenemos que limpiar más de una vez al día, ayudamos a habilitar un nuevo edificio para asumir a más personas. Pedimos a todos que nos apoyen en esta tarea y se cuiden, porque está muy difícil la situación epidemiológica y hay mucha gente desgastada de todo el tiempo de pandemia, pero pedimos se queden en casa y se cuiden para que no tengan que venir a un centro de aislamiento o sufrir por sus familiares».

Isbetti Acosta Escanaverino, estudiante de cuarto año de Medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara también repite en zona roja:  «es mi segunda vez como valiente, en la primera ocasión estuve en la Sede Central de la UCLV, estoy trabajando específicamente en labores de alimentación, pero como somos un equipo he estado apoyando en otras tareas, mi labor consiste en subir unas tres veces al día a la torres y distribuir desayuno, almuerzo y comida a los pacientes, a veces hay que subir más y perdemos la cuenta, lo importante es atenderlos y que se sientas satisfechos con nuestra contribución».

Cada uno con el agotamiento camuflado en sonrisas joviales que nacen tras los nasobucos, vestidos de un verde que alberga al mismo tiempo la rebeldía y la esperanza, se buscan y cuentan hasta estar seguros de que están todos, y en fila apretada lanzan al viento: ¡valientes!

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