A propósito de cumplirse el aniversario 125 de la caída en combate de nuestro Héroe Nacional este 19 de mayo, se proponen Diez razones para la lectura de su poemario Versos Libres.
1-Es Martí el más universal de los cubanos, cada año nuevos estudiosos del mundo visitan su vida y obra.
2-Son varias las universidades que han situado el nombre del apóstol para cátedras de estudio, becas de pasantía o cursos de pregrado y postgrado, dando a nuestro pensador latinoamericano el peso que merece.
3-Posee Martí una obra periodística y ensayística contundente cuyo ideario se deja ver también en la creación poética.
4-Para quienes gustan de la poesía rimada, son estos poemas un buen ejemplo de todas las combinaciones posibles, la rima consonante y la asonante construyen una sonoridad que quedará en tu conciencia como una melodía experimental.
5-Los Versos Libres revolucionan la forma tradicional de hacer poemas, las cuartetas, sonetos, tercetos y otras estructuras tradicionales del verso van quedando atrás para dar paso a una sonoridad más experimental que cobrará plena fuerza en el siglo XX, por lo cual la propuesta martiana clasifica entre las pioneras a la hora de denominar propuestas líricas que han sido renovadoras.
6-Hay en los Versos Libres un tratamiento de la naturaleza que logra renovar la tradicional mirada de los poetas románticos cubanos. La naturaleza martiana responde a un razonamiento filosófico, ético y estético que trasciende la gratuita recreación del paisaje, por lo cual es posible hacer en ellos una lectura social.
7-Son diversos los temas que pudieran interesar al lector y que son tratados en tan singular poemario: la mujer, la naturaleza, la nación cubana, etc.
8-Versos Libres alcanzan gran renombre dentro y fuera de Cuba, su repercusión ha sido semejante a la del ensayo Nuestra América.
9-Versos Libres ha sido visto por algunos críticos como el poemario más importante de la obra martiana.
10- Proponemos la lectura de uno de los poemas más hermosos del poemario Versos Libres y convocamos la lectura del poemario en su totalidad:

ODIO EL MAR

Odio el mar, sólo hermoso cuando gime
Del barco domador bajo la hendente
Quilla, y como fantástico demonio
De un manto negro colosal tapado,
Encórvase a los vientos de la noche
Ante el sublime vencedor que pasa: –
Y a la luz de los astros, encerrada
En globos de cristales, sobre el puente
Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.-

Odio el mar: vasto y llano, igual y frío
No cual la selva hojosa echa sus ramas
Como sus brazos, a apretar al triste
Que herido viene de los hombres duros
Y del bien de la vida desconfía;
No cual honrado luchador, en suelo
Firme y pecho seguro, al hombre aguarda
Sino en traidora arena y movediza,
Cual serpiente letal.- También los mares,
El sol también, también Naturaleza
Para mover el hombre a las virtudes,
Franca ha de ser, y ha de vivir honrada –
Sin palmeras, sin flores, me parece
Siempre una tenebrosa alma desierta.

Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa
Y ni siquiera a mí, pero por bella,
Ignea, varia, inmortal, amo la vida.

Lo que me duele no es vivir; me duele
Vivir sin hacer bien. Mis penas amo,
Mis penas, mis escudos de nobleza.
No a la próvida vida haré culpable
De mi propio infortunio, ni el ajeno
Coce envenenaré con mis dolores.
Buena es la tierra, la existencia es santa.
Y en el mismo dolor, razones nuevas
Se hallan para vivir, y goce sumo,
Claro como una aurora y penetrante.

Mueran de un tiempo y de una vez los necios
Que porque el llanto de sus ojos surge
Más grande y más hermoso que los mares.
Odio el mar, muerto enorme, triste muerto
De torpes y glotonas criaturas
Odiosas habitado: se parecen
A los ojos del pez que de harto expira,
Los del gañán de amor que en brazos tiembla
De la horrible mujer libidinosa: –
Vilo, y lo dije: – algunos son cobardes,
Y lo que ven y lo que sienten callan:
Yo no: si hallo un infame al paso mío,
Dígole en lengua clara: ahí va un infame,
Y no, como hace el mar, escondo el pecho.
Ni mi sagrado verso nimio guardo
Para tejer rosarios a las damas
Y máscaras de honor a los ladrones.

Odio el mar, que sin cólera soporta
Sobre su lomo complaciente, el buque
Que entre música y flor trae a un tirano.